El origen y razón de algunas costumbres de fin de año.
Autor: Víctor Sueiro.
Fuente: Revista “Conozca Más”, enero, 1996.
¿POR QUÉ HACEMOS REGALOS EN NAVIDAD?
San Nicolás de Bari, obispo de Myra en el siglo IV, fue llamado luego en latín Santus Nicolaus. De una contracción de esas dos palabras surge el Santa Claus con el que el mundo entero lo conoce como el simpático símbolo humano (o casi, bueno) de la Navidad. Su imagen está muy ligada a los niños debido a que, entre los milagros que se le adjudicaron en su época para canonizarlo, se contaba el de haber resucitado a tres chicos que habían sido ahogados por un siniestro personaje. Históricamente se sabe que era un hombre de una extraordinaria bondad al que todos recurrían para pedirle consejo y orientación. En una de esas oportunidades una madre, desesperada, pidió verlo y le contó que la familia estaba pasando por una situación económica tan dura que sus tres jóvenes hijas habían decidido dedicarse a la prostitución porque no hallaban otro modo de ayudar en aquel trance. San Nicolás no dudó un instante y sacó de sus propias arcas episcopales una considerable cantidad de monedas de oro que dividió en tres partes y entregó a aquellas jovencitas. Gracias a eso y con una inmensa alegría y agradecimiento, cada una de ellas contó con una dote —tal como era indispensable en ese entonces— y se casaron con tres hombres de bien que se hicieron cargo de la familia, terminando allí todas sus penurias. Todo esto ocurría en Navidad y fue aquél el primer regalo de Santa Claus. Lo que siguió ya forma parte de la tradición que todos los comerciantes del mundo se apuraron en mantener tal como hoy la conocemos. Como sea, los regalos de hoy —sin que importe su valor monetario— son símbolos de amor, entrega, esperanza y solidaridad, tal como aquel del inicio.
¿POR QUÉ EN ALGUNOS PAÍSES LOS REGALOS SE HACEN EL 6 DE ENERO EN VEZ DEL 25 DE DICIEMBRE?
El 6 de enero se celebra la llegada de los Tres Reyes Magos. El evangelio de Mateo cuenta la historia de tres magos que viajaron desde Oriente –siguiendo una estrella– para adorar a Jesucristo en un pesebre de Belén. Los exégetas han dicho que se trata de una parábola por medio de la cual Mateo simbolizó que el nacimiento de Jesús unió a tres grandes civilizaciones: Oriente, Israel y Egipto. Una tradición del siglo VI completó la historia dándoles nombres: Melchor, el anciano de larga barba, ofreció oro a Jesús como al Rey de Reyes; Gaspar, el joven rubio de apariencia angelical ofreció incienso como a Jesús Dios; y Baltazar, el Príncipe negro que ofreció mirra al Jesús hombre. Al parecer no eran reyes sino astrónomos —posiblemente de Caldea— que iniciaron su viaje para confirmar las profecías que hablaban del Salvador.
De los regalos que llevaron a Jesús viene la costumbre, genuinamente española, de regalar juguetes a los niños. Se extendió por toda Hispanoamérica y en algunos países es reemplazada por el viejito pascuero u otra figura similar.
¿CUÁLES SON LAS COSTUMBRES MÁS TRADICIONALES DE AÑO NUEVO?
La fiesta de Año Nuevo es una de las celebraciones más importantes del calendario. De los pueblos del norte de Europa se heredó la tradición de celebrar con un gran banquete y mucha bebida el nacimiento del nuevo año. Cuando el reloj marca las doce, se inician los rituales típicos que podrían asegurar un año próspero: se dice que vestir ropa interior amarilla esa noche llama a la buena fortuna, mejor aún si se le ha bordado un gato, una cifra, un trébol o una herradura. Para que el dinero no falte en la casa se cocinan lentejas, cada una de ellas simboliza una moneda, y a medianoche se comen tres cucharadas colmadas. En España, se ha hecho tradición guardar el mejor racimo de la vid para Año Nuevo y comer de él, doce uvas, una por cada mes de abundancia. Nunca estará demás dar el primer abrazo con un billete en la mano derecha, o en las dos, si se propone acumular millones. Si desea viajar en el próximo período, debe tener cerca sus maletas y cargarlas, dando vueltas a la casa. Para el amor, es aconsejable que el primer saludo de Año Nuevo sea para una persona de sexo opuesto y beber la champaña del brindis en una copa con un anillo de oro dentro, sin tragárselo, claro.
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Autor: Víctor Sueiro.
Fuente: Revista “Conozca Más”, enero, 1996.
¿POR QUÉ HACEMOS REGALOS EN NAVIDAD?
San Nicolás de Bari, obispo de Myra en el siglo IV, fue llamado luego en latín Santus Nicolaus. De una contracción de esas dos palabras surge el Santa Claus con el que el mundo entero lo conoce como el simpático símbolo humano (o casi, bueno) de la Navidad. Su imagen está muy ligada a los niños debido a que, entre los milagros que se le adjudicaron en su época para canonizarlo, se contaba el de haber resucitado a tres chicos que habían sido ahogados por un siniestro personaje. Históricamente se sabe que era un hombre de una extraordinaria bondad al que todos recurrían para pedirle consejo y orientación. En una de esas oportunidades una madre, desesperada, pidió verlo y le contó que la familia estaba pasando por una situación económica tan dura que sus tres jóvenes hijas habían decidido dedicarse a la prostitución porque no hallaban otro modo de ayudar en aquel trance. San Nicolás no dudó un instante y sacó de sus propias arcas episcopales una considerable cantidad de monedas de oro que dividió en tres partes y entregó a aquellas jovencitas. Gracias a eso y con una inmensa alegría y agradecimiento, cada una de ellas contó con una dote —tal como era indispensable en ese entonces— y se casaron con tres hombres de bien que se hicieron cargo de la familia, terminando allí todas sus penurias. Todo esto ocurría en Navidad y fue aquél el primer regalo de Santa Claus. Lo que siguió ya forma parte de la tradición que todos los comerciantes del mundo se apuraron en mantener tal como hoy la conocemos. Como sea, los regalos de hoy —sin que importe su valor monetario— son símbolos de amor, entrega, esperanza y solidaridad, tal como aquel del inicio.
¿POR QUÉ EN ALGUNOS PAÍSES LOS REGALOS SE HACEN EL 6 DE ENERO EN VEZ DEL 25 DE DICIEMBRE?
El 6 de enero se celebra la llegada de los Tres Reyes Magos. El evangelio de Mateo cuenta la historia de tres magos que viajaron desde Oriente –siguiendo una estrella– para adorar a Jesucristo en un pesebre de Belén. Los exégetas han dicho que se trata de una parábola por medio de la cual Mateo simbolizó que el nacimiento de Jesús unió a tres grandes civilizaciones: Oriente, Israel y Egipto. Una tradición del siglo VI completó la historia dándoles nombres: Melchor, el anciano de larga barba, ofreció oro a Jesús como al Rey de Reyes; Gaspar, el joven rubio de apariencia angelical ofreció incienso como a Jesús Dios; y Baltazar, el Príncipe negro que ofreció mirra al Jesús hombre. Al parecer no eran reyes sino astrónomos —posiblemente de Caldea— que iniciaron su viaje para confirmar las profecías que hablaban del Salvador.
De los regalos que llevaron a Jesús viene la costumbre, genuinamente española, de regalar juguetes a los niños. Se extendió por toda Hispanoamérica y en algunos países es reemplazada por el viejito pascuero u otra figura similar.
¿CUÁLES SON LAS COSTUMBRES MÁS TRADICIONALES DE AÑO NUEVO?
La fiesta de Año Nuevo es una de las celebraciones más importantes del calendario. De los pueblos del norte de Europa se heredó la tradición de celebrar con un gran banquete y mucha bebida el nacimiento del nuevo año. Cuando el reloj marca las doce, se inician los rituales típicos que podrían asegurar un año próspero: se dice que vestir ropa interior amarilla esa noche llama a la buena fortuna, mejor aún si se le ha bordado un gato, una cifra, un trébol o una herradura. Para que el dinero no falte en la casa se cocinan lentejas, cada una de ellas simboliza una moneda, y a medianoche se comen tres cucharadas colmadas. En España, se ha hecho tradición guardar el mejor racimo de la vid para Año Nuevo y comer de él, doce uvas, una por cada mes de abundancia. Nunca estará demás dar el primer abrazo con un billete en la mano derecha, o en las dos, si se propone acumular millones. Si desea viajar en el próximo período, debe tener cerca sus maletas y cargarlas, dando vueltas a la casa. Para el amor, es aconsejable que el primer saludo de Año Nuevo sea para una persona de sexo opuesto y beber la champaña del brindis en una copa con un anillo de oro dentro, sin tragárselo, claro.
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