lunes, 2 de marzo de 2015

Vida de Adán y Eva. Libro 2. Parte 8

Estos son libros y testimonios antiguos que muchas religiones cristianas no quieren que conozcas pero te los presentamos para que tú mismo elabores tus conclusiones.

These are books and old testimonies that many Christian religions don't want you to know but we present them to you so that yourself elaborates your conclusions.

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21. Entonces Genun les dijo a ellos desde abajo: “Váyanse al lado occidental de la montaña, y ahí encontrarán el camino para bajarse”.
22. Pero cuando los hijos de Set oyeron estas palabras de él, ellos volvieron a la cueva a Jared, para contarle todo lo que ellos habían oído.
23. Entonces cuando Jared lo oyó, él fue afligido, porque él sabía que ellos transgredirían su consejo.
24. Luego de esto cien hombres de los hijos de Set se juntaron, y se dijeron entre ellos: “Vengan, vayamos abajo a los hijos de Caín, y veamos qué ellos hacen, y vamos a divertirnos con ellos”.
25. Pero cuando Jared oyó esto de los cien hombres, su mera alma fue conmovida, y su corazón fue afligido. Él entonces se levantó con gran fervor, y se paró entremedio de ellos, y les conjuró a ellos por la sangre de Jared el justo: “Que ninguno de ustedes se baje de esta montaña dedicada y pura, en la cual nuestros padres nos han ordenado que habitemos”.

26. Pero cuando Jared vio que ellos aceptaban sus palabras, él les dijo a ellos: “Oh mis hijos buenos inocentes y puros, entiendan que una vez que ustedes se bajen de esta montaña pura, Yahvé no les permitirá que ustedes regresen de nuevo a ella”.
27. Él otra vez les conjuró diciendo: “Yo les conjuro por la muerte de nuestro padre Adán, y por la sangre de Abel, de Set, de Enós, de Cainán, y de Mahalaleel, que me hagan caso, y que no bajen de esta montaña pura, porque el momento que ustedes lo dejen, ustedes serán privados de la vida y de la misericordia, y ustedes no serán más llamados ‘hijos de Yahvé’ sino ‘hijos de Satanás’”.
28. Pero ellos no quisieron hacerle caso a sus palabras.
29. Enoc en ese momento ya estaba crecido, y en su celo por Yahvé, él se levantó y dijo: “Escúchenme, Oh ustedes hijos de Set, pequeños y grandes – cuando ustedes violen el mandamiento de nuestros padres, y se bajen de esta montaña pura – ustedes no subirán aquí nunca más para siempre”.
30. Pero ellos se levantaron en contra de Enoc y no quisieron hacerle caso a sus palabras, y bajaron de la Montaña Pura.

31. Y cuando ellos miraron a las hijas de Caín, a sus figuras hermosas, y a sus manos y pies teñidos con color, y tatuados en decoraciones en sus caras, el fuego del pecado fue encendido en ellos.
32. Entonces Satanás les hizo lucir lo más hermoso ante los hijos de Set, como él también hizo que los hijos de Set luzcan entre los más lindos en los ojos de las hijas de Caín, para que las hijas de Caín lujurien tras los hijos de Set como bestias rapaces, y los hijos de Set tras las hijas de Caín, hasta que ellos cometieron abominación con ellas.
33. Pero luego de que ellos habían caído así en esta profanación, ellos regresaban por el camino que ellos habían venido, y trataron de ascender la Montaña Pura. Pero ellos no podían, porque las piedras de esa montaña pura eran de fuego resplandeciendo ante ellos, por la cual ellos no podían subir otra vez.
34. Y Yahvé estaba enojado con ellos, y se arrepintió de ellos porque ellos habían bajado del honor, y habían por lo tanto perdido o abandonado su propia pureza e inocencia, y estaban caídos en la profanación del pecado.
35. Entonces Yahvé envió Su Palabra a Jared, diciendo: “Estos tus hijos, quienes tú habías llamado Mis hijos, mira, ellos han trasgredido Mi mandamiento, y han bajado a la casa de perdición, y del pecado. Manda un enviado a los que quedan, para que ellos no bajen y que se pierdan”.

36. Entonces Jared lloró ante Yahvé, y Le pidió de Él misericordia y perdón. Pero él prefirió que su alma partiese de su cuerpo, a que oiga estas palabras de Yahvé acerca del descenso de sus hijos de la Montaña Pura.
37. Pero él siguió la orden de Yahvé, y les predicó a ellos que no bajen de esa montaña pura, y que no tengan relaciones con los hijos de Caín.
38. Pero ellos no hicieron caso a su mensaje, y no quisieron obedecer su consejo.

CAPÍTULO 21.
Jared se muere en tristeza por sus hijos que se habían desviado. Una predicción del Diluvio.

1. Luego de esto, otro grupo se reunió, y ellos se fueron para buscar por sus hermanos, pero ellos perecieron también como ellos. Y así fue, grupo tras grupo, hasta que sólo pocos de ellos quedaban.
2. Entonces Jared se enfermó de la angustia, y su enfermedad fue tal que el día de su muerte se acercaba.
3. Entonces él llamó a Enoc su hijo mayor, y Matusalén el hijo de Enoc, y Lamec el hijo de Matusalén, y Noé el hijo de Lamec.
4. Y cuando ellos habían venido a él, él oró por ellos y les bendijo, y les dijo a ellos, “Ustedes son hijos justos e inocentes; no bajen ustedes de esta montaña pura; porque mira, tus hijos y los hijos de tus hijos han bajado de esta montaña pura, y se han alienado a sí mismos de esta montaña pura, a través de su lujuria abominable y trasgresión del mandamiento de .Yahvé.
5. Pero yo sé, a través del poder de Yahvé, que Él no les abandonará a ustedes sobre esta montaña pura, porque vuestros hijos han trasgredido Su mandamiento y el de nuestros padres, que nosotros hemos recibido de ellos.

6. Pero, Oh mis hijos, Yahvé les llevará a ustedes a una tierra extraña, y ustedes nunca regresarán de nuevo para mirar con vuestros ojos este jardín y esta montaña pura.
7. Por eso, Oh mis hijos, aplicad vuestros corazones a vuestras propias vidas, y guarden el mandamiento de Yahvé, que está con ustedes. Y cuando ustedes se vayan de esta montaña pura, a una tierra extraña que ustedes desconocen, tomen con ustedes el cuerpo de nuestro padre Adán, y con él estos tres regalos y ofrendas, específicamente el oro, el incienso, y la mirra, y que estén esos en el lugar adonde se recostará el cuerpo de nuestro padre Adán.
8. Y a aquel de ustedes que quedará, Oh mis hijos, vendrá la Palabra de Yahvé, y cuando él salga de esta tierra él llevará con él el cuerpo de nuestro padre Adán, y lo recostará en el medio de la tierra, el lugar adonde se trabajará la salvación”.
9. Entonces Noé le dijo a él: “¿Quién es aquel de nosotros que quedará?”.
10. Y Jared contestó: “Tú eres aquel que quedará. Y tú tomarás el cuerpo de nuestro padre Adán de la cueva, y lo pondrás contigo en la caja “arca” cuando venga el diluvio.

11. Y tu hijo Sem, quien vendrá de tus lomos, él es quien recostará el cuerpo de nuestro padre Adán en el medio de la tierra, en el lugar de donde vendrá la salvación”.
12. Entonces Jared viró a su hijo Enoc, y le dijo a él, “Tú, mi hijo, habita en esta cueva, y sirve diligentemente ante el cuerpo de nuestro padre Adán todos los días de tu vida, y alimenta tu pueblo en justicia e inocencia”.
13. Y Jared no dijo más. Sus manos fueron soltadas, sus ojos cerrados, y él entró al descanso como sus padres. Su muerte sucedió en el año trescientos sesenta (366 según Génesis) de Noé, y en el año novecientos ochenta y nueve (962 según Génesis) de su propia vida, en el doce de Takhsas en un sexto día de la semana.
14. Pero mientras moría Jared, lágrimas se derramaban de su cara por motivo de su gran tristeza por los hijos de Set, quienes habían caído durante sus días.
15. Entonces Enoc, Matusalén, Lamec y Noé, estos cuatro, lloraron por él, le embalsamaron cuidadosamente, y entonces le recostaron en la Cueva de Tesoros. Entonces ellos se levantaron y lamentaron por él cuarenta días.

16. Y cuando estos días de luto se acabaron, Enoc, Matusalén, Lamec y Noé se quedaron en tristeza de corazón, porque su padre se había ido de ellos, y ellos no le vieron más.

CAPÍTULO 22.
Solo quedan tres hombres justos en el mundo. Las condiciones malvadas de los hombres antes del Diluvio.

1. Pero Enoc guardó el mandamiento de Jared su padre, y continuó sirviendo en la cueva.
2. Es este Enoc a quien muchas maravillas sucedieron, y quien también escribió un libro celebrado, pero esas maravillas no se contarán en este sitio.
3. Entonces luego de esto, los hijos de Set se desviaron y cayeron, ellos, sus hijos y sus mujeres. Y cuando Enoc, Matusalén, Lamec y Noé les veían, sus corazones sufrían por motivo de su caída en duda, llenos de incredulidad; y ellos lloraban y buscaban misericordia de Yahvé, para preservarles a ellos, y para traerles fuera de esa generación malvada.
4. Enoc siguió en su servicio ante Yahvé trescientos ochenta y cinco años, y al final de ese tiempo él se volvió consciente mediante el favor de Yahvé, que Yahvé tenía la intención de removerle a él de la tierra.
5. Él entonces le dijo a su hijo: “Oh mi hijo, yo sé que Yahvé tiene intención de traer las aguas del Diluvio sobre la tierra, y destruir nuestra creación.

6. Y ustedes son los últimos gobernadores sobre este pueblo sobre esta montaña; porque yo sé que ninguno les quedará de ustedes para engendrar hijos sobre esta pura montaña; Ni gobernará ninguno de ustedes sobre los hijos de este pueblo; ni quedará de ustedes ningún gran grupo, sobre esta montaña”.
7. Enoc también les dijo a ellos: “Velen por sus almas vidas, y aguántense firmes en vuestro temor de Yahvé y en vuestro servicio a Él, y adórenle a Él en confianza recta, y sírvanle a Él en justicia, inocencia y juicio, en arrepentimiento y también en pureza”.
8. Cuando Enoc había terminado sus mandamientos a ellos, Yahvé le transportó a él desde esa montaña a la tierra de la vida, a las mansiones de los justos y de los escogidos: a la vivienda de Arboleda - parque de alegría, en Luz que alcanza arriba al cielo; Luz que está afuera de la luz de este mundo; porque es la Luz de Yahvé, que llena el mundo entero, pero cual ningún lugar Lo puede contener.
9. Así, porque Enoc estaba en la Luz de Yahvé, él se encontró a sí mismo fuera del alcance de la muerte hasta que Yahvé le dejara morir.
10. Todo junto, ninguno de nuestros padres o de sus hijos, quedó sobre esa pura montaña, excepto esos tres, Matusalén, Lamec, y Noé. Porque todo el resto bajaron de la montaña y cayeron en pecado con los hijos de Caín. Por eso ellos fueron prohibidos de esa montaña, y ninguno quedó sobre ella excepto esos tres hombres.

(Fin de este libro)

Fuente: burgaraescrituras.blogspot.com

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