sábado, 3 de enero de 2015

Vida de Adán y Eva. Libro 1. Parte 2

Estos son libros y testimonios antiguos que muchas religiones cristianas no quieren que conozcas pero te los presentamos para que tú mismo elabores tus conclusiones.

These are books and old testimonies that many Christian religions don't want you to know but we present them to you so that yourself elaborates your conclusions.

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XVII.
Cuando Adán escuchó todo esto del diablo, gritó y lloró y dijo: “Oh Señor mi Dios, mi vida está en tus manos. Destierra a este adversario y apártalo llevándolo lejos de mí, porque busca destruir mi alma, y me reclama su gloria que él mismo tiene perdida“. Y en ese momento, el diablo desapareció. Pero Adán siguió en su penitencia, de pie, durante cuarenta días en el agua del Jordán.

XVIII.
Y Eva dijo a Adán: "Vives tú, mi Señor, que larga vida se te conceda, ya que no has cometido ni el primer ni el segundo error. Pero erré y soy desterrada por no haber cumplido con el mandamiento de Dios, y ahora me destierro de la luz de tu vida y me voy a ir hacia el ocaso, y no voy a ser, hasta que me muera”. Y ella comenzó a caminar hacia el oeste llorando amargamente en voz alta. Y ella hizo allí un lugar, estando ella de tres meses de su primer hijo.

XIX.
Y cuando el momento del parto se acercó, empezó a ser afligida con gran dolor, y lloró en voz alta al Señor y dijo: “Piedad de mí, Señor, ayúdame”. Pero no fue escuchada y Dios, el Señor, no tuvo de ella misericordia. Entonces ella se dijo a sí misma: “¿Quién le dirá a mi señor Adán? Les imploro a ustedes, luminarias de los cielos, a la hora que regresen a la zona oriental, que lleven un mensaje a mi señor Adán”.

XX.
Por esa misma hora, Adán dijo: “No sé nada de Eva. Quizás, una vez más la serpiente está luchando con ella”. Y se fue a buscarla y la encontró en su gran angustia. Y Eva le dijo: “Desde el momento en que te vi, mi señor, mi dolor se alivió y mi alma se tranquilizó. Y ahora acércate al Señor Dios en mi nombre, talvez te escucha a ti y viene a mí y me libra de mis terribles dolores”. Y Adán se acercó al Señor por Eva.

XXI.
Y he aquí, vinieron doce ángeles y dos virtudes, y se pusieron de pie a la derecha y a la izquierda de Eva, y Miguel estaba de pie sobre el lado derecho, y animando y ayudando dijo a Eva: "Bendita eres tú, Eva, y Adán en sí, sus intercesiones y oraciones son grandes, y el Señor me ha enviado para que reciban nuestra ayuda, te levanta ahora, y te prepara para soportar. Y dio a luz un hijo y él fue brillante, y al mismo tiempo el chico se levantó y corrió, tomó una brizna de hierba en sus manos, y se la dio a su madre, y fue llamado Caín.

XXII.
Adán y Eva llevaron al muchacho hacia el Este. Y el Señor Dios envió las semillas a través de Miguel Arcángel y se las dio a Adán y le mostró la manera de sembrarlas y de preparar el terreno, y le enseñó cómo podría separar la tierra en sectores de frutas y de otras plantas que podrían disfrutar sus generaciones. Por entonces a Eva le nacía un hijo, cuyo nombre era Abel, así Caín y Abel crecían juntos. Entonces Eva dice a Adán: “Mi señor, mientras yo dormía, vi en visión, la sangre de nuestro hijo Abel en la mano de Caín, que salía por su boca. Por lo que ahora tengo tanto dolor”. Y Adán dijo, “¡Ay si Caín mata a Abel! Sin embargo, vamos a separarlos uno de otro, y vamos a hacer para cada uno de ellos las viviendas por separado”.

XXIII.
Y Caín fue hecho un agricultor y Abel un pastor, con el fin sabio de que puedan ser separados. Pero igualmente Caín mató a Abel, teniendo Adán la edad de ciento veinte y dos años. Adán conoció nuevamente a su esposa Eva y concibió y dio a luz otro hijo al que pusieron por nombre Set, teniendo Adán ciento treinta años.

XXIV.
Y dijo Adán a Eva: "He aquí, he engendrado un hijo, en lugar de Abel, a quien Caín mató”. Y después que Adán engendró a Set, vivió ochocientos años y engendró treinta hijos y treinta hijas; en total tuvo sesenta y tres hijos. Y ellos se incrementaron más sobre de la faz de la tierra en sus diferentes naciones.

XXV.
Y Adán dijo a Set: “Escucha, mi hijo Set, voy a contarte lo que he oído y visto después de que tu madre y yo fuimos expulsados del paraíso. Cuando estábamos en oración, vino a mí el arcángel Miguel, un mensajero de Dios, y vi un carro como el viento y sus ruedas eran de fuego y quedé como atrapado en el paraíso de la justicia, y vi al Señor y su cara era como de llamas de fuego que no puede ser soportado. Y muchos miles de ángeles estaban a la derecha y la izquierda de ese carro.

XXVI.
Cuando yo vi esto, estaba confundido, y el terror me incautaba y me humillé a mí mismo ante Dios con mi cara en tierra. Y Dios me dijo: ‘He aquí que tú estás muerto, ya que has transgredido el mandamiento de Dios, para disculparte, más bien, escucha la voz de tu esposa, a quien diste tu poder, tú que actuaste según tu voluntad. Sin embargo, tus disculpas voy a escuchar y pasar por mis palabras’.

XXVII.
Y cuando escuché estas palabras de Dios, caí a tierra y adoré al Señor y le dije: 'Mi Señor, Todopoderoso y misericordioso Dios, Santo y Justo, Uno eres; no me separes de tu nombre pues soy consciente de tu majestad, sino convierte mi alma, porque yo muero y mi respiración sale de mi boca. No me eches fuera de tu presencia, no eches a quien Tú diste forma de la arcilla de la tierra. No destierres de tu favor lo que tú mismo nutriste’. De repente una palabra me llegó y el Señor me dijo: ‘Desde los días que fuiste formado, has sido creado con amor y guiado al conocimiento, por lo tanto, no será desechada toda tu posteridad para siempre, habrá siempre quien me sirva’.

XXVIII.
Y cuando terminé de escuchar estas palabras, me tiré a tierra y adoré al Señor y Dios y le dije: ‘Tu eres el supremo y eterno Dios, todas las criaturas te den el honor y la alabanza. Tú eres la verdadera luz, la brillante luz que está por encima de todo, Creador de la vida, Tu eres de infinito y poderoso Poder. A ti, todos los poderes espirituales te dan honor y alabanza. Tú hiciste a la raza de los hombres y la llenaste de la abundancia de tu misericordia’. Después que estuve adorando al Señor, Miguel, el arcángel de Dios, se apoderó de mi mano y me sacó fuera de la visión del paraíso de Dios, y tomó una vara en su mano, y tocó las aguas, que estaban alrededor del paraíso, y las congeló.

XXIX.
Y el arcángel Miguel me llevó de vuelta al lugar de donde me había tomado. Escucha, mi hijo Set, el resto de las cosas que serán, me fueron reveladas, después que comí del árbol del conocimiento, y lo que va a pasar a esta edad, lo conozco; todo lo que Dios pretende hacer a su creación de la raza de los hombres. El Señor se mostrará en una llama de fuego y a través de la boca del orador dará sus mandamientos, y los estatutos procederán de su boca como un arma de doble filo, la cual santificará la casa de la habitación de Su Majestad. Y Él les mostrará el maravilloso lugar de Su Majestad. Y luego van a construir una casa al Señor su Dios, en la tierra que Él preparará para ellos, pero transgredirán sus estatutos, y su santuario será quemado y sus tierras serán abandonadas y ellos mismos serán dispersados por la tierra, porque han encendido la ira de Dios. Y una vez más él los hará regresar de su dispersión, y de nuevo construirán la casa de Dios, y en el último tiempo la casa de Dios será exaltada en forma superior a cualquier edad. Y una vez más la iniquidad será superior a la justicia. Luego Dios morará con los hombres en la tierra y lo verán, y la justicia comenzará a brillar. Y la casa de Dios será honrada por las edades y por sus enemigos, y no serán capaces de herir a los hombres, creyentes en Dios y Dios avivará a su pueblo fiel, a quien guardará para la eternidad, y los impíos serán castigados con pena de Dios su rey, a todos los hombres que se negaron a amar su ley. El cielo, la tierra, las noches y los días, y todas las criaturas le obedecen, y no sobrepasan Su mandamiento, mas los hombres no cambiarán sus obras, sino que abandonarán la ley del Señor. Por eso el Señor mismo desechará a los impíos, y el brillo de su justicia brillará como el sol, a la vista de Dios, en ese momento, los hombres deberán purificarse de sus pecados con el agua de vida. Pero los que no están dispuestos a ser purificados por el agua serán condenados. Y será feliz el hombre que salvó su alma, cuando los juicios vengan y la grandeza de Dios será observada por los hombres quien juzgará sus hechos con justa justicia”.

(Continuará…)

Fuente: burgaraescrituras.blogspot.com

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