martes, 29 de diciembre de 2009

Como la niña del ojo

La historia que cuenta esta novela no es precisamente placentera. Es casi seguro que hay mucho de autobiográfico es su contenido. Se trata de una época familiar que cualquiera quisiera borrar de su memoria. Sin embargo, su huella es tan profunda que, pasado mucho tiempo, al permanecer en el recuerdo, produce en cualquier espíritu sensible un dejo de calmada melancolía, salpicada incluso con destellos de dolorosa nostalgia, como cuando recordamos algo que, aunque nos dolió en el alma, no por eso puede ser obligadamente aborrecible, algo que solamente pueden sentir quienes han superado sus tragedias entre la transparencia de sus lágrimas y la fragilidad persistente de sus esperanzas.
“Como la niña del ojo” muestra, de modo descarnado a momentos, las vivencias de una familia que poco o nada puede contra una fuerza superior, invisible, inexplicable. Esta fuerza arremete incluso contra el sentido existencial profundo de los personajes, quienes terminan arrastrados hacia un futuro que nunca hubieran pensado.
La explicación del título no podrá encontrarse en la superficie argumental de la obra sino muy por encima, o muy por debajo, como quiera decirse. Se supone que la “niña del ojo” es lo más pequeño y frágil, pero también preciado que se pueda imaginar. Por qué una historia tan dolorosa podrá rotularse así? Talvez el autor nos invita a apreciarla como algo que, aun con sus espinas y el sufrimiento que significaría vivirla, igual ameritaría atesorarla, aun cuando haya sucedido de verdad (que talvez lo fue) no se la puede borrar.
“Como la niña del ojo” cuenta una historia sin final feliz, incluso se podría decir que sin final…, es la historia de una familia que finalmente opta por acatar con decoro un rumbo y destino al que, asimismo decorosamente, trató de resistirse.
Una gran novela, de verdad.
Leamos algo de su prólogo, que brinda la semblanza de su autor:

AARON APPELFELD es una de las más destacadas figuras de la literatura hebrea moderna. Nació en Chernovitz (1932) (hasta la Primera Guerra Mundial parte del Imperio Austro Húngaro y luego Rumania). A corta edad es arrastrado por los acontecimientos de la Segunda Guerra Mundial y deportado por los nazis al campo de concentración de Transnistria. Junto con un grupo de niños que sobrevivieron a la masacre, llega a Israel en 1946, y es enviado a una granja educacional perteneciente a Aliat Hanoar (Inmigración Juvenil) en los alrededores de Jerusalem. Con la declaración del Estado de Israel, se ve envuelto nuevamente en la guerra. En 1950, se enrola en el ejército. Aprende por propias fuerzas el hebreo y completa los exámenes que le permitirán en 1952 ingresar en la Universidad Hebrea de Jerusalem donde estudia Literatura Hebrea y Filosofía. En 1962 publica su primer libro “Humo”; en 1964, “El valle fértil”. Ambos libros de cuentos cortos que le hacen acreedor por dos veces al premio “Ana Frank”. En 1965 publica un nuevo libro de cuentos, “Escarcha sobre la tierra”, que es premiado por la Asociación de Artistas.
En 1967-68 es invitado por la Universidad de Oxford, de Inglaterra, con el título de Profesor Residente en St. Cross College.
Dos libros de cuentos más: “En planta baja” y “Las durmientes del río”, completan su creación en dicho género.
Recibe el alto premio literario otorgado por el Primer Ministro. Publica una novela: “La piel y la camisa” y a fines de 1972, “Como la niña del ojo”, que es recibida con grandes elogios por la crítica y premiada con el premio literario “Brener”.
Sus cuentos son traducidos a la mayor parte de los idiomas europeos. Su obra estudiada en las universidades israelíes y pasa a ser parte integral de los programas de estudios en los Departamentos de Literatura Hebrea en la mayor parte de las universidades del mundo.
Appelfeld nos trae en su obra el “antes” y el “después” del cataclismo de la Segunda Guerra Mundial. Tratando de comprender las mutaciones y metamorfosis de quienes sobrevivieron a la fascinación trágica que arrastró a las víctimas a su fin. Esto lo hace con tono silencioso, íntimo, musical. Frases concisas, contenidas, que nos van envolviendo concéntricamente y nos llevan a otra dimensión, donde el hombre, como parte de la Naturaleza, es cazador y presa, asesino y víctima, prisionero del ciclo vital, más allá del bien y del mal,
En su novela “Como la niña del ojo”, narra Appelfeld en su estilo tan personal, los estertores de una familia judía radicada en una aldea de la Europa Central, poco antes de la llegada de Hitler al poder.
La vida de esta familia, dueña de una vasta heredad, rodeada por sirvientes y campesinos gentiles, es captada como un elemento extraño. Ya desde los primeros capítulos nos encontramos con un mundo idílico en pleno proceso de desintegración. Un mundo bello, acechado por la tragedia y en decadencia
La novela fluye suavemente, pero ya desde su comienzo sentimos una ráfaga premonitoria. Todo ese mundo no tiene futuro, el judío es extraño a la naturaleza que lo rodea. La familia está destinada a la melancolía y, por el contrario, los campesinos llenan con sensualidad las páginas del libro.
Appelfeld es aparentemente un escritor realista, pero su prosa esconde elementos fantásticos, como el grupo de viajantes de comercio encargados de la distribución y venta de los productos de la granja, que llegan a la hacienda cuando ven desmoronarse sus negocios; o los misteriosos “Parientes de la ciudad”, judíos ortodoxos ante quienes la familia también es extraña, o la música, veneno deleitoso al cual se entrega la familia en sus intentos de escape de una realidad amenazante.
La novela transcurre en vísperas de la Segunda Guerra Mundial, pero cobra dimensiones fuera de tiempo y lugar. Una cultura que ha perdido sus raíces vitales está a punto de ser devorada por fuerzas primitivas y avasallantes.”

Si se quiere leer por completo esta obra, deberá hacerse click aquí ----->: http://www.mediafire.com/?jtnyn0dv2mz

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