Siempre que lo hagan con buen criterio y moderación supervisada por sus padres los niños y adolescentes pueden beneficiarse mucho de los videojuegos como no lo pudimos lograr quienes somos muy mayores y ya hubiéramos querido tener esa novedad en nuestra época.
Cosas de la vida gamer…
Muchas veces con razón pero también muchas otras sin ella, solemos catalogar a los videojuegos como tiranos perjudiciales para los niños y adolescentes, incluso jóvenes, dado que pueden retener poderosamente su atención al punto de caer en la adicción. Pero, aparte de esos extremos, ciertamente nocivos, que, además, no son sino una minoría, estos artilugios tecnológicos pueden usarse como recursos para el aprendizaje, el desarrollo mental, la psicomotricidad fina y otros aspectos más de la personalidad.
No caigamos en afirmar que son una panacea propiamente dicha, pero también convengamos en que, como en casi todo, los videojuegos tienen también su “lado favorable”, siempre que se los use y disfrute con buen criterio. He aquí algo de ese lado bueno.
Desarrollo de habilidades cognitivas: Muchos videojuegos requieren pensamiento crítico, resolución de problemas y toma de decisiones rápidas. Entonces, estos juegos pueden ayudar a mejorar habilidades como la memoria, la atención y la concentración.
Fomento de la creatividad: Algunos videojuegos permiten a los jugadores crear sus propios mundos o historias, lo que estimula la imaginación y la creatividad. Juegos como "Minecraft" son ejemplos perfectos de esto.
Trabajo en equipo y socialización: Muchos videojuegos son multijugador y fomentan la colaboración. Los niños y adolescentes aprenden a trabajar en equipo, comunicarse y desarrollar habilidades sociales al jugar con amigos o incluso con personas de todo el mundo.
Manejo de emociones: Los videojuegos pueden ayudar a a aprender a manejar la frustración y la paciencia. Al enfrentar desafíos en el juego, aprenden a perseverar y no rendirse fácilmente.
Educación y aprendizaje: Hay muchos videojuegos educativos que enseñan matemáticas, ciencias, historia e incluso idiomas de manera divertida e interactiva.
Equilibrio y moderación: Es importante enfatizar que, como cualquier actividad, el uso de videojuegos debe ser equilibrado. Establecer límites en cuanto al tiempo de juego y asegurar que se realicen otras actividades (como deportes, lectura o tiempo en familia) es clave para un desarrollo saludable.
Como se puede deducir de este breve listado, los videojuegos pueden convertirse en una herramienta potencialmente positiva en lugar de solo un pasatiempo negativo. ¡La clave está en el uso responsable!
Para más ideas, reflexiones, tips, novedades y temas así sigue este mi blog, búscame en las redes sociales como qdquasar, sin olvidarte también de visitar mi canal en YouTube.
Un abrazo. Chau…
Cosas de la vida gamer…
Muchas veces con razón pero también muchas otras sin ella, solemos catalogar a los videojuegos como tiranos perjudiciales para los niños y adolescentes, incluso jóvenes, dado que pueden retener poderosamente su atención al punto de caer en la adicción. Pero, aparte de esos extremos, ciertamente nocivos, que, además, no son sino una minoría, estos artilugios tecnológicos pueden usarse como recursos para el aprendizaje, el desarrollo mental, la psicomotricidad fina y otros aspectos más de la personalidad.
No caigamos en afirmar que son una panacea propiamente dicha, pero también convengamos en que, como en casi todo, los videojuegos tienen también su “lado favorable”, siempre que se los use y disfrute con buen criterio. He aquí algo de ese lado bueno.
Desarrollo de habilidades cognitivas: Muchos videojuegos requieren pensamiento crítico, resolución de problemas y toma de decisiones rápidas. Entonces, estos juegos pueden ayudar a mejorar habilidades como la memoria, la atención y la concentración.
Fomento de la creatividad: Algunos videojuegos permiten a los jugadores crear sus propios mundos o historias, lo que estimula la imaginación y la creatividad. Juegos como "Minecraft" son ejemplos perfectos de esto.
Trabajo en equipo y socialización: Muchos videojuegos son multijugador y fomentan la colaboración. Los niños y adolescentes aprenden a trabajar en equipo, comunicarse y desarrollar habilidades sociales al jugar con amigos o incluso con personas de todo el mundo.
Manejo de emociones: Los videojuegos pueden ayudar a a aprender a manejar la frustración y la paciencia. Al enfrentar desafíos en el juego, aprenden a perseverar y no rendirse fácilmente.
Educación y aprendizaje: Hay muchos videojuegos educativos que enseñan matemáticas, ciencias, historia e incluso idiomas de manera divertida e interactiva.
Equilibrio y moderación: Es importante enfatizar que, como cualquier actividad, el uso de videojuegos debe ser equilibrado. Establecer límites en cuanto al tiempo de juego y asegurar que se realicen otras actividades (como deportes, lectura o tiempo en familia) es clave para un desarrollo saludable.
Como se puede deducir de este breve listado, los videojuegos pueden convertirse en una herramienta potencialmente positiva en lugar de solo un pasatiempo negativo. ¡La clave está en el uso responsable!
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Un abrazo. Chau…