Para la mayoría de las personas ajenas al mundo de la medicina, y con vital razón, para estudiantes de alguna carrera relacionada con ella, el aprendizaje y uso habitual de la terminología propia de ese campo representa un verdadero desafío. Términos como “aneurisma”, “neoplasia”, “colecistectomía”, “biopsia” y una casi infinidad más que oímos decir a los profesionales del área casi siempre nos producen una sensación de misterio y alguna que otra de temor, especialmente cuando se refieren a nosotros. Incluso, daría la impresión de que se trata de una jerga creada precisamente para “ocultar” a los demás aquello que posiblemente sea difícil o “inconveniente” que lo sepamos. Será ello “tan así”? La verdad, parece que no sea para tanto…
Según se sabe, el uso de términos propios en medicina no es exclusivo; hay tecnicismos de cada ciencia y disciplina (astronáutica, ingeniería, computación, etc.) que resultan bien de la costumbre o, fundamento más sólido, de una cierta universalización de conceptos, unidades o significados que traspasa la barrera de los idiomas y el sentido subjetivo que cada cual puede asignarles. En el caso de la medicina, es evidente que el origen de muchos términos data desde cuando en sus inicios el griego y el latín eran todavía lenguas universales en el intercambio de información, especialmente en los círculos académicos de alto nivel, algo así como lo es ahora, digamos, el inglés. Así, médicos e investigadores tenían un “instrumento comunicativo común” que les evitaba el trabajo, y riesgo, de traducir un concepto, diagnóstico o criterio afín, entre un idioma y otro, campo abierto para las ambigüedades, confusiones y secuelas que ellos pudieran acarrear. Dicho en otras palabras, el fin no explícito pero implícitamente convenido fue evitar una larga procesión de abundamientos y de “donde digo Digo digo Diego…”
Visto de este modo, y aunque al común de los mortales nos resulte incómodo, esta terminología tiene su fin, y noble; por lo que no debe endilgársele falsos ocultismos, ya que sólo se trata de significados expresados a través de herramientas “no tradicionales” o “no corrientes” del lenguaje común. Es como el Spanglish, o la jerga que usan los adolescentes de una época cualquiera, algo no tan familiar para nosotros pero no por eso incoherente, para ellos.
Entendiendo que al respecto puede ser de utilidad, tanto para el público como para quienes se relacionan directamente con el mundo de la medicina, existe un Diccionario Médico Etimológico que aclara y devela casi por completo toda la terminología especializada de esta ciencia. Contando con este recurso, queda aclarado casi cualquier término médico o similar, resultando de gran ayuda en los estudios o la cultura general.
Este útil Diccionario Médico Etimológico está ampliado, además, con un amplísimo apéndice de lexemas (unidades fragmentarias de significado), prefijos y sufijos que, con seguridad, ayudarán a comprender y manejar cada vez con mayor consistencia, coherencia y seguridad el vocabulario, especialmente durante los estudios académicos de medicina, enfermería, odontología, fisioterapia y otras con todas sus respectivas especialidades.
Su organización alfabética y contextual, al estilo web, representa una extraordinaria facilidad de búsqueda, acceso y lectura del término requerido en cualquier momento, además de permitir extracción y copia de contenido para trabajos, documentos, reportes y tareas similares.
Por estas razones, y muchas otras más, contar con este recurso educativo y cultural, “no está demás”, verdaderamente.
Según su presentación, “Este pequeño diccionario médico etimológico (con preferencia, etimologías griegas) se compone de dos secciones principales, una de términos médicos (más de 1300 en total) y otra de lexemas (más de 500, griegos en su mayoría) que entran en su formación, a la que se añade un apéndice de sufijos. No pretende ser un diccionario de términos médicos usuales, sino sólo un instrumento pedagógico para facilitar la comprensión del vocabulario médico. En efecto, se han conformado estos listados a partir de las necesidades docentes de la asignatura de libre elección Etimologías griegas del vocabulario médico impartida en la Universidad (…) y recogen también algunos de los que propusieron para su explicación los alumnos de dicha asignatura. Debido al título de la mencionada asignatura las etimologías que se estudian son fundamentalmente las griegas, sólo aparecen otras lenguas como latín o árabe en cuanto que entren en la formación de híbridos de dos lenguas. (…) Se han incluido, además, todas las palabras que en el Diccionario de la Real Academia figuran como médicas y griegas”.
Para descargar este recurso, hacer click aquí -----> : http://www.mediafire.com/?jameyeynwyf
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