Estos son libros y testimonios antiguos que muchas religiones cristianas no quieren que conozcas pero te los presentamos para que tú mismo elabores tus conclusiones.
These are books and old testimonies that many Christian religions don't want you to know but we present them to you so that yourself elaborates your conclusions.
Otros artículos.
Libros bíblicos apócrifos. Parte 6.
Libros bíblicos apócrifos. Parte 5.
Libros bíblicos apócrifos. Parte 4.
Libros bíblicos apócrifos. Parte 3.
Libros bíblicos apócrifos. Parte 2.
I.
Cuando Adán y Eva fueron expulsados del paraíso, se metieron en una cueva, y pasaron siete días de luto, lamentando en gran dolor.
II.
Pero después de siete días, comenzaron a tener hambre y empezaron a buscar alimento para comer, y se dieron cuenta lo difícil que era poder encontrarlo. Entonces Eva dice a Adán: “Mi señor, tengo hambre. Vaya, a ver si hay algo para que podamos comer y si por ventura el Señor Dios tiene lástima de nosotros y nos repone en aquel lugar en que estábamos antes".
III.
Y Adán salió y caminó más de siete días por la tierra, y no encontró alimento alguno como la que solía tener en el paraíso. Y Eva dice a Adán: “tu languidez me va a matar, y puedes matarme, así Dios, el Señor te regresará al paraíso, que por mi culpa has sido expulsado de allí”. Y Adán contestó: “Contén Eva, tus palabras, no vaya a ser que Dios traiga alguna otra maldición sobre nosotros. ¿Cómo es posible que pueda levantar mi mano en contra de mi propia carne? No!, vamos a salir y a buscar algo que podamos comer y sobrevivir”.
IV.
Y ellos caminaron durante nueve días, buscando alimento, mas no encontraron nada que comer como solían tener en el paraíso, sólo encontraron animales para alimentarse. Y Adán dijo a Eva: “El Señor tiene muchos animales y frutos para comer y utilizó a los ángeles para darnos. Pero es justo y correcto que nos lamentemos ante los ojos de Dios que nos hizo”. Vamos a arrepentirnos y hagamos penitencia, talvez así el Señor sea amable con nosotros, nos tenga lástima y nos dé un poco de algo para nuestra vida”.
V.
Y Eva dice a Adán: "¿Qué es la penitencia? Dime, ¿qué tipo de penitencia puedo hacer yo? No nos pongamos una gran carga sobre nosotros mismos que no podamos soportar, por lo que el Señor no escucha nuestras oraciones y se aleja de nosotros, porque no hemos podido cumplir lo que prometimos”. Al ver Eva el rostro Adán le pregunta: “Mi señor, ¿he traído problemas y angustia sobre ti, con mis palabras?”.
VI.
Y Adán dijo a Eva: "Tú cargas, pero no tanto como yo, sólo tanto como tu fuerza te lo permite. Sin embargo voy a pasar cuarenta días en ayuno, pero ve tú hasta el río Tigris, levanta una piedra y párate en el río. Y que ningún discurso proceda de tu boca, ya que son indignas para hacer frente al Señor, pues nuestros labios son impuros porque comimos el fruto del árbol prohibido. Quédate ahí por treinta y siete días, yo voy a pasar cuarenta días en el agua del Río Jordán, así tal vez el Señor Dios tendrá piedad de nosotros”.
VII.
Y Eva caminó al río Tigris tal como le dijo Adán. Del mismo modo, Adán caminó hasta el río Jordán y se puso en una piedra hasta que el agua llegó a su cuello.
VIII.
Y Adán dijo: “Te digo a ti, oh aguas del Jordán, que entres en duelo conmigo, y reúne a todas las criaturas, que están en ti, y deja que me rodeen y lloren en mi compañía. Mas no debes dejar que ellos mismos se lamenten, por mí, porque ellos no han pecado, pero yo si”. Inmediatamente, todos los seres vivos vinieron y lo rodearon, y, a partir de esa hora, el agua del Jordán está todavía con los seres que ahí se quedaron.
IX.
Dieciocho días pasaron; entonces, Satanás fue y se transformó a sí mismo con el brillo de los ángeles, y fue al río Tigris, donde estaba Eva, y la encontró llorando, entonces el diablo fingió que se condolía con ella, llorando también y le dijo: “Sal del río y no te lamentes más. Calma ahora tu dolor y tus gemidos. ¿Por qué están ansiosos tú y tu marido Adán? El Señor Dios escuchó su gemido y ha aceptado su penitencia, y todos los ángeles han suplicado en su nombre ante el Señor, y Él me ha enviado a ti para decirte que salgas del agua y para darte alimento tal como había en el paraíso, por el cual estabas pidiendo a gritos. Ahora sal del agua y yo te llevaré hasta el lugar donde está su alimento listo”.
X.
Eva escuchó y creyendo salió del agua del río, y temblaba como la hierba. Y cuando ella había salido, se cayó sobre la tierra y el diablo la levantó y se la llevó a Adán. Pero cuando Adán miró a Eva y al diablo junto a ella, lloró y llorando en voz alta dijo: “¡Oh! Eva, Eva, ¿dónde está el trabajo de tu penitencia? ¿Cómo has sido una vez más engañada por nuestro adversario, por cuyo medio hemos sido separados de nuestra residencia en el paraíso y el gozo espiritual?”
XI.
Y cuando oyó esto, Eva entendió que había sido el diablo quien la había persuadido a salir del río, y ella cayó sobre su rostro en la tierra con grande tristeza y tanto gimió que se torcía hasta el suelo. Y ella gritó y dijo: "Miserable, tú, diablo. ¿Por qué nos atacas? ¿Qué quieres hacer con nosotros? ¿Qué te hemos hecho a ti? Nos persigues tanto, y ¿por qué nos atacas con tanta malicia? ¿Hemos quitado tu gloria y te dejamos sin honor? ¿Por qué tú eres nuestro enemigo, nos tienes envidia y deseas nuestra muerte?
XII.
Y con un fuerte suspiro, el diablo habló: “¡Adán! toda mi hostilidad, envidia y dolor es por tu culpa, ya que es por ti que he sido expulsado de mi gloria, la gloria que yo poseía en los cielos en medio de los ángeles y por ti se me echó fuera para vivir en la tierra”. Adán respondió: “¿Qué es lo que me dices? ¿Por qué me culpas de que estoy contra ti? Veo que no has recibido ningún daño o perjuicio de nosotros, ¿por qué tú nos persigues?”
XIII.
El diablo respondió: "Adán, ¡Tú no sabes lo que me dices! Fue por tu bien que fui sido lanzado de ese lugar. Cuando tú fuiste formado, me arrojaron fuera de la presencia de Dios y quedé desterrado de la compañía de los ángeles. Dios te hizo, te puso el aliento de vida y tu cara a semejanza e imagen de Él, entonces Miguel también dio culto a los ojos de Dios, y Dios el Señor habló: ‘Aquí está Adán. Yo lo he hecho a nuestra imagen y semejanza’.
XIV.
Y Miguel salió y pidió a todos los ángeles diciendo: ‘Hagamos culto a la imagen de Dios como el Señor Dios mandó’. Y el propio Miguel adoró en primer lugar; entonces él me llamó y me dijo: ‘Haz culto de la imagen de Dios, el Señor'. Y le respondí: 'No tengo ninguna necesidad de darle culto a Adán'. Y ya que Miguel me instaba a practicar el culto, le dije, '¿Por qué tú me estorbas a mí? No voy a dar un culto a alguien inferior y más joven que yo. Soy más grande y de mayor nivel en la creación, antes de que lo hicieran yo ya existía. Es su deber el adorarme a mí’.
XV.
Cuando los ángeles, que estaban bajo mi mando, oyeron esto, también se negaron a adorarle. Y dijo Miguel: ’Culto de la imagen de Dios, pero si tú te niegas a adorarle, el Señor Dios se llenará de ira contigo’. Y le dije: ‘si se llena de ira conmigo, entonces voy a establecer mi asiento por encima de las estrellas del cielo y será el más alto'.
XVI.
Y el Señor Dios se enojó conmigo y me desterró, a mí y a mis ángeles, de la gloria que teníamos, y por tu culpa fuimos expulsados de nuestro lugar y nos arrojaron sobre la tierra. Y de inmediato que fue superado en parte el dolor, por la pérdida de tan grande gloria, se nos agrava cuando te vimos con tanta alegría y lujo. Y con engaño me acerqué a tu esposa la que causó el problema de que seas expulsado a través de ella y pierdas tu alegría y tu lujo, como yo he sido expulsado de mi gloria”.
(Continuará…)
Fuente: burgaraescrituras.blogspot.com
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I.
Cuando Adán y Eva fueron expulsados del paraíso, se metieron en una cueva, y pasaron siete días de luto, lamentando en gran dolor.
II.
Pero después de siete días, comenzaron a tener hambre y empezaron a buscar alimento para comer, y se dieron cuenta lo difícil que era poder encontrarlo. Entonces Eva dice a Adán: “Mi señor, tengo hambre. Vaya, a ver si hay algo para que podamos comer y si por ventura el Señor Dios tiene lástima de nosotros y nos repone en aquel lugar en que estábamos antes".
III.
Y Adán salió y caminó más de siete días por la tierra, y no encontró alimento alguno como la que solía tener en el paraíso. Y Eva dice a Adán: “tu languidez me va a matar, y puedes matarme, así Dios, el Señor te regresará al paraíso, que por mi culpa has sido expulsado de allí”. Y Adán contestó: “Contén Eva, tus palabras, no vaya a ser que Dios traiga alguna otra maldición sobre nosotros. ¿Cómo es posible que pueda levantar mi mano en contra de mi propia carne? No!, vamos a salir y a buscar algo que podamos comer y sobrevivir”.
IV.
Y ellos caminaron durante nueve días, buscando alimento, mas no encontraron nada que comer como solían tener en el paraíso, sólo encontraron animales para alimentarse. Y Adán dijo a Eva: “El Señor tiene muchos animales y frutos para comer y utilizó a los ángeles para darnos. Pero es justo y correcto que nos lamentemos ante los ojos de Dios que nos hizo”. Vamos a arrepentirnos y hagamos penitencia, talvez así el Señor sea amable con nosotros, nos tenga lástima y nos dé un poco de algo para nuestra vida”.
V.
Y Eva dice a Adán: "¿Qué es la penitencia? Dime, ¿qué tipo de penitencia puedo hacer yo? No nos pongamos una gran carga sobre nosotros mismos que no podamos soportar, por lo que el Señor no escucha nuestras oraciones y se aleja de nosotros, porque no hemos podido cumplir lo que prometimos”. Al ver Eva el rostro Adán le pregunta: “Mi señor, ¿he traído problemas y angustia sobre ti, con mis palabras?”.
VI.
Y Adán dijo a Eva: "Tú cargas, pero no tanto como yo, sólo tanto como tu fuerza te lo permite. Sin embargo voy a pasar cuarenta días en ayuno, pero ve tú hasta el río Tigris, levanta una piedra y párate en el río. Y que ningún discurso proceda de tu boca, ya que son indignas para hacer frente al Señor, pues nuestros labios son impuros porque comimos el fruto del árbol prohibido. Quédate ahí por treinta y siete días, yo voy a pasar cuarenta días en el agua del Río Jordán, así tal vez el Señor Dios tendrá piedad de nosotros”.
VII.
Y Eva caminó al río Tigris tal como le dijo Adán. Del mismo modo, Adán caminó hasta el río Jordán y se puso en una piedra hasta que el agua llegó a su cuello.
VIII.
Y Adán dijo: “Te digo a ti, oh aguas del Jordán, que entres en duelo conmigo, y reúne a todas las criaturas, que están en ti, y deja que me rodeen y lloren en mi compañía. Mas no debes dejar que ellos mismos se lamenten, por mí, porque ellos no han pecado, pero yo si”. Inmediatamente, todos los seres vivos vinieron y lo rodearon, y, a partir de esa hora, el agua del Jordán está todavía con los seres que ahí se quedaron.
IX.
Dieciocho días pasaron; entonces, Satanás fue y se transformó a sí mismo con el brillo de los ángeles, y fue al río Tigris, donde estaba Eva, y la encontró llorando, entonces el diablo fingió que se condolía con ella, llorando también y le dijo: “Sal del río y no te lamentes más. Calma ahora tu dolor y tus gemidos. ¿Por qué están ansiosos tú y tu marido Adán? El Señor Dios escuchó su gemido y ha aceptado su penitencia, y todos los ángeles han suplicado en su nombre ante el Señor, y Él me ha enviado a ti para decirte que salgas del agua y para darte alimento tal como había en el paraíso, por el cual estabas pidiendo a gritos. Ahora sal del agua y yo te llevaré hasta el lugar donde está su alimento listo”.
X.
Eva escuchó y creyendo salió del agua del río, y temblaba como la hierba. Y cuando ella había salido, se cayó sobre la tierra y el diablo la levantó y se la llevó a Adán. Pero cuando Adán miró a Eva y al diablo junto a ella, lloró y llorando en voz alta dijo: “¡Oh! Eva, Eva, ¿dónde está el trabajo de tu penitencia? ¿Cómo has sido una vez más engañada por nuestro adversario, por cuyo medio hemos sido separados de nuestra residencia en el paraíso y el gozo espiritual?”
XI.
Y cuando oyó esto, Eva entendió que había sido el diablo quien la había persuadido a salir del río, y ella cayó sobre su rostro en la tierra con grande tristeza y tanto gimió que se torcía hasta el suelo. Y ella gritó y dijo: "Miserable, tú, diablo. ¿Por qué nos atacas? ¿Qué quieres hacer con nosotros? ¿Qué te hemos hecho a ti? Nos persigues tanto, y ¿por qué nos atacas con tanta malicia? ¿Hemos quitado tu gloria y te dejamos sin honor? ¿Por qué tú eres nuestro enemigo, nos tienes envidia y deseas nuestra muerte?
XII.
Y con un fuerte suspiro, el diablo habló: “¡Adán! toda mi hostilidad, envidia y dolor es por tu culpa, ya que es por ti que he sido expulsado de mi gloria, la gloria que yo poseía en los cielos en medio de los ángeles y por ti se me echó fuera para vivir en la tierra”. Adán respondió: “¿Qué es lo que me dices? ¿Por qué me culpas de que estoy contra ti? Veo que no has recibido ningún daño o perjuicio de nosotros, ¿por qué tú nos persigues?”
XIII.
El diablo respondió: "Adán, ¡Tú no sabes lo que me dices! Fue por tu bien que fui sido lanzado de ese lugar. Cuando tú fuiste formado, me arrojaron fuera de la presencia de Dios y quedé desterrado de la compañía de los ángeles. Dios te hizo, te puso el aliento de vida y tu cara a semejanza e imagen de Él, entonces Miguel también dio culto a los ojos de Dios, y Dios el Señor habló: ‘Aquí está Adán. Yo lo he hecho a nuestra imagen y semejanza’.
XIV.
Y Miguel salió y pidió a todos los ángeles diciendo: ‘Hagamos culto a la imagen de Dios como el Señor Dios mandó’. Y el propio Miguel adoró en primer lugar; entonces él me llamó y me dijo: ‘Haz culto de la imagen de Dios, el Señor'. Y le respondí: 'No tengo ninguna necesidad de darle culto a Adán'. Y ya que Miguel me instaba a practicar el culto, le dije, '¿Por qué tú me estorbas a mí? No voy a dar un culto a alguien inferior y más joven que yo. Soy más grande y de mayor nivel en la creación, antes de que lo hicieran yo ya existía. Es su deber el adorarme a mí’.
XV.
Cuando los ángeles, que estaban bajo mi mando, oyeron esto, también se negaron a adorarle. Y dijo Miguel: ’Culto de la imagen de Dios, pero si tú te niegas a adorarle, el Señor Dios se llenará de ira contigo’. Y le dije: ‘si se llena de ira conmigo, entonces voy a establecer mi asiento por encima de las estrellas del cielo y será el más alto'.
XVI.
Y el Señor Dios se enojó conmigo y me desterró, a mí y a mis ángeles, de la gloria que teníamos, y por tu culpa fuimos expulsados de nuestro lugar y nos arrojaron sobre la tierra. Y de inmediato que fue superado en parte el dolor, por la pérdida de tan grande gloria, se nos agrava cuando te vimos con tanta alegría y lujo. Y con engaño me acerqué a tu esposa la que causó el problema de que seas expulsado a través de ella y pierdas tu alegría y tu lujo, como yo he sido expulsado de mi gloria”.
(Continuará…)
Fuente: burgaraescrituras.blogspot.com
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