Estos son libros y testimonios antiguos que muchas religiones cristianas no quieren que conozcas pero te los presentamos para que tú mismo elabores tus conclusiones.
These are books and old testimonies that many Christian religions don't want you to know but we present them to you so that yourself elaborates your conclusions.
Otros artículos.
Libros bíblicos apócrifos. Parte 4.
Libros bíblicos apócrifos. Parte 3.
Libros bíblicos apócrifos. Parte 2.
Libros bíblicos apócrifos. Parte 1.
En nombre de Dios.
PROTOEVANGELIO DE SANTIAGO.
Esta obra es el comienzo de un género de composiciones libres con fines de curiosidad y edificación y que tienen como tema la natividad de María y su vida. El título es reciente y quizá desafortunado. En la Iglesia griega se le llama “libro de Santiago”.
Su contenido es la vida de la Virgen: su concepción milagrosa, su educación en el templo, su desposorio con San José, la concepción milagrosa de Jesús y la virginidad en el parto de María. De una forma novelada teje una narración con fin apologético para defender el honor de María. El autor parece haber sido un helenista de Egipto o Asia Menor. De los 24 capítulos que contiene, los 21 primeros pueden remontarse al siglo II y los tres últimos no son posteriores al siglo IV.
El libro, a pesar de su poderosa fantasía y de sus atrevimientos realistas, ha tenido gran influencia, sobre todo en Oriente, y ha sido el origen de muchas tradiciones que han pasado a la piedad popular, relativas a San Joaquín y Santa Ana, a la estancia de la Virgen en el templo, a la vida de San José, etcétera. El texto puede verse en A. de Santos, o. c., 145-188, y una copiosa bibliografía en las páginas 141-144.
EVANGELIO DE SEUDO MATEO.
De carácter parecido en cuanto al contenido y forma literaria y, sin duda, dependiendo del anterior, aunque con algunos elementos originales, es el llamado Evangelio del Seudo Mateo. Ha debido de ser compuesto a mediados del siglo VI en un ambiente monástico. El texto latino ha sido publicado por Thilo en 1832 según el museo de París 5557 (s. XIV). El texto puede verse en A. de Santos, o. c., 191-257.
Una refundición del Seudo Mateo más cuidada de estilo y expurgada de todo cuanto pudiera extrañar, se halla en el Libro de la natividad de María (s. IX). La obra está impregnada de una tierna devoción a la Virgen. El texto íntegro ha sido incluido por Jacobo de Vorágine en la “Leyenda Aurea”. La traducción española se inserta en A. de Santos, o. c., 259. En el mismo autor, v. Liber de Infantia Salvatoris, p.276 - 292, también del s. IX y otros apócrifos de la Natividad, p. 293-294.
HISTORIA DE SAN JOSÉ CARPINTERO.
Contiene un resumen de la vida de San José, a base de los datos del Protoevangelio de Santiago y de los escritos canónicos con una aportación original sobre la muerte de San José y el viaje que ha de atravesar el alma, guiada por el arcángel San Miguel, a través del mar de fuego. Se afirma la incorrupción del cuerpo de San José durante el Millenium. La patria de la obra es Egipto y su datación más antigua propuesta el siglo IV. El texto puede verse en A. de Santos, o. c., 360-378.
Para otros evangelios de la infancia de Jesús, por ejemplo, el Evangelio del Seudo Tomás y el Evangelio árabe de la Infancia, por ejemplo Amann, Apocryphes du Nouveau Testament, DB (Suppl.) I, 484-486; para los evangelios asuncionistas, en concreto para el Transitus Mariae, del siglo IV o V, cfr. ib., 483-484, y A. de Santos, o. c., 686-700.
NOTICIAS SOBRE EVANGELIOS GNÓSTICOS.
Evangelio de San Tomás, usado por los naassenos, secta gnóstica del s. II: Este evangelio no debe confundirse ni con el de San Tomás encontrado en Nag - Hammadi, que es sólo una colección de Logia, ni con el del Seudo Tomás (cfr. supra).
Evangelio o Tradiciones de San Matías, mencionado por Orígenes (Hom. I in Lc), por San Ambrosio (PL 15, 1613), San jerónimo (PL 26, 233), el Decreto Gelasiano (PL 59, 162) y la lista de los 70 Libros. Su patria parece ser Egipto y su datación a principios del siglo II. Ignoramos su contenido.
Evangelio de San Felipe, quizá relacionado con la secta de los ofitas, existía ya en el siglo III y tiene asimismo como patria a Egipto. Un testimonio de San Epifanio de Salamina habla de parte de su contenido: cómo debe responder el alma en su subida al cielo a cada una de las potencias celestiales. Se refleja la tendencia gnóstico encratista según la cual la procreación es pecado.
LOS HECHOS APÓCRIFOS.
Las mismas condiciones que originaron los evangelios apócrifos están en la base de nacimiento de los Hechos apócrifos: una curiosidad insaciable, una credulidad ingenua y fantástica y una corriente acentuadamente antimatrimonial, aquí, sin embargo, con más fuerza que en los evangelios. El círculo donde van naciendo los Hechos de San Juan, San Pablo, San Pedro y San Andrés presenta un ambiente parecido; algo diferente, en cambio, los Hechos de San Tomás. Focio considera todo el conjunto como una sola obra, atribuyéndola a Leucio Carino. Los gnósticos, maniqueos y priscilianistas han usado ampliamente estos escritos. La Iglesia los rechaza unánimemente. Los textos se han salvado gracias sobre todo a las versiones coptas, siriacas y etiópicas.
LOS HECHOS DE SAN JUAN.
Se trata de una narración de la actividad de San Juan Evangelista a partir de su traslado de Éfeso a Roma por orden de Diocleciano. Se destaca la actividad taumatúrgica del apóstol. Gracias a ella es librado del martirio y desterrado a Patmos. Bajo Trajano recobra la libertad. Su paso por las iglesias, tejido con largos discursos del apóstol, se termina con Asia Menor y está sellado por numerosos milagros. Finalmente fija su estancia en Éfeso. La narración está entre su tránsito.
Los discursos tienen ribetes gnósticos, por ejemplo el himno cantado por Cristo, y son fáciles de observar la tendencia encratista y los apuntes de docetismo. A pesar de que estos aspectos pueden disimularse fácilmente, la obra ha sido eliminada del uso de la Iglesia. Hay que buscar su origen en Asia y se conviene en datarla en la segunda mitad del siglo II. K. Scháferdiek propone el comienzo del siglo III (E. Hennecke, Neutestamentliche Apocryphen, 11, Tubinga 1924, 110 ss.). Bajo el título de Hechos del Santo Apóstol y Evangelista Juan el Teólogo, compuestos por su discípulo Procoro ha circulado en la Iglesia griega a partir del siglo V una obra fantástica de gran difusión, pero que no es comparable con los Hechos de San Juan.
LOS HECHOS DE SAN PABLO.
Una narración novelada de la actividad de San Pablo en diversas ciudades de Asia Menor (Antioquía de Pisidia, lconio, Mira, Sidón, Éfeso, Filipos) y, finalmente, en Roma, junto con el martirio.
El descubrimiento de C. Schmidt (1897) de un manuscrito copto con los Hechos de San Pablo ha puesto de manifiesto la existencia de una obra única a la que corresponderían los tres fragmentos importantes que se han conservado y que han sido considerados como unidades en sí: Los Hechos de San Pablo y Santa Tecla, que narran el encuentro del apóstol en Iconio con esta joven, su conversión y pruebas consiguientes; la Correspondencia apócrifa entre San Pablo y los corintios durante su estancia en Filipos; y, en tercer lugar, el Martirio con la conversión de Patroclo, el furor de Nerón, decapitación y apariciones del apóstol.
Los Hechos de San Pablo, según el testimonio de Tertuliano (De baptismo, 17: PL 1, 1319), habrían sido compuestos por un sacerdote de Asia, probablemente en Antioquía de Pisidia entre los a. 160-170; el autor convicto de su engaño habría sido destituido. Schneelmelcher propone como datación una fecha algo posterior a los años 180-190, puesto que, según él, en nuestra obra habrían sido utilizados los Hechos de San Pedro, a los que asigna dicha datación (E. Hennecke, o. c., 11, 110-372). A pesar de la insistencia encratista, la obra es doctrinalmente irreprochable y combate el gnosticismo por boca del mismo San Pablo.
LOS HECHOS DE SAN PEDRO.
Según la reconstrucción de L. Vouaux, tras los estudios de C. Schmidt, la obra tenía una primera parte que narraba el conflicto entre San Pedro y Simón Mago en Jerusalén. De ella sólo quedan fragmentos. Una segunda parte cuenta la actividad seductora de Simón Mago en Roma y la aparición de Jesús a San Pedro en Jerusalén poniéndole en aviso de ella. Tras una serie de incidentes milagrosos, San Pedro comienza en Roma a contrarrestar la influencia de Simón Mago con numerosos y espectaculares prodigios que tienen su cumbre en la confrontación en el Foro julio. San Pedro hace caer a Simón Mago cuando está elevándose por los aires. Éste, derrotado, muere poco después en Arizzia. La comunidad romana se acrecienta y el seguimiento de la castidad cunde por todos los ambientes.
El martirio de San Pedro se narra con las características que han pasado a la tradición popular: su intento de huida, la aparición de Cristo que viene a morir de nuevo, el retorno del apóstol y su martirio en cruz cara abajo. La obra, de la misma tradición que los Hechos de San Juan y de San Pablo, ha podido nacer en el mismo ambiente: Asia Menor. Schneemelcher, como hemos dicho, la data hacia los años 180-190. Su fin es de edificación y sus doctrinas en conformidad con las de la Iglesia. Tampoco aquí los resabios encratistas tienen nada de particular y la acusación de modalismo carece de fundamento.
(Continuará...)
Fuente: Gran Enciclopedia RIALP. Editorial Rialp. 1991.
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PROTOEVANGELIO DE SANTIAGO.
Esta obra es el comienzo de un género de composiciones libres con fines de curiosidad y edificación y que tienen como tema la natividad de María y su vida. El título es reciente y quizá desafortunado. En la Iglesia griega se le llama “libro de Santiago”.
Su contenido es la vida de la Virgen: su concepción milagrosa, su educación en el templo, su desposorio con San José, la concepción milagrosa de Jesús y la virginidad en el parto de María. De una forma novelada teje una narración con fin apologético para defender el honor de María. El autor parece haber sido un helenista de Egipto o Asia Menor. De los 24 capítulos que contiene, los 21 primeros pueden remontarse al siglo II y los tres últimos no son posteriores al siglo IV.
El libro, a pesar de su poderosa fantasía y de sus atrevimientos realistas, ha tenido gran influencia, sobre todo en Oriente, y ha sido el origen de muchas tradiciones que han pasado a la piedad popular, relativas a San Joaquín y Santa Ana, a la estancia de la Virgen en el templo, a la vida de San José, etcétera. El texto puede verse en A. de Santos, o. c., 145-188, y una copiosa bibliografía en las páginas 141-144.
EVANGELIO DE SEUDO MATEO.
De carácter parecido en cuanto al contenido y forma literaria y, sin duda, dependiendo del anterior, aunque con algunos elementos originales, es el llamado Evangelio del Seudo Mateo. Ha debido de ser compuesto a mediados del siglo VI en un ambiente monástico. El texto latino ha sido publicado por Thilo en 1832 según el museo de París 5557 (s. XIV). El texto puede verse en A. de Santos, o. c., 191-257.
Una refundición del Seudo Mateo más cuidada de estilo y expurgada de todo cuanto pudiera extrañar, se halla en el Libro de la natividad de María (s. IX). La obra está impregnada de una tierna devoción a la Virgen. El texto íntegro ha sido incluido por Jacobo de Vorágine en la “Leyenda Aurea”. La traducción española se inserta en A. de Santos, o. c., 259. En el mismo autor, v. Liber de Infantia Salvatoris, p.276 - 292, también del s. IX y otros apócrifos de la Natividad, p. 293-294.
HISTORIA DE SAN JOSÉ CARPINTERO.
Contiene un resumen de la vida de San José, a base de los datos del Protoevangelio de Santiago y de los escritos canónicos con una aportación original sobre la muerte de San José y el viaje que ha de atravesar el alma, guiada por el arcángel San Miguel, a través del mar de fuego. Se afirma la incorrupción del cuerpo de San José durante el Millenium. La patria de la obra es Egipto y su datación más antigua propuesta el siglo IV. El texto puede verse en A. de Santos, o. c., 360-378.
Para otros evangelios de la infancia de Jesús, por ejemplo, el Evangelio del Seudo Tomás y el Evangelio árabe de la Infancia, por ejemplo Amann, Apocryphes du Nouveau Testament, DB (Suppl.) I, 484-486; para los evangelios asuncionistas, en concreto para el Transitus Mariae, del siglo IV o V, cfr. ib., 483-484, y A. de Santos, o. c., 686-700.
NOTICIAS SOBRE EVANGELIOS GNÓSTICOS.
Evangelio de San Tomás, usado por los naassenos, secta gnóstica del s. II: Este evangelio no debe confundirse ni con el de San Tomás encontrado en Nag - Hammadi, que es sólo una colección de Logia, ni con el del Seudo Tomás (cfr. supra).
Evangelio o Tradiciones de San Matías, mencionado por Orígenes (Hom. I in Lc), por San Ambrosio (PL 15, 1613), San jerónimo (PL 26, 233), el Decreto Gelasiano (PL 59, 162) y la lista de los 70 Libros. Su patria parece ser Egipto y su datación a principios del siglo II. Ignoramos su contenido.
Evangelio de San Felipe, quizá relacionado con la secta de los ofitas, existía ya en el siglo III y tiene asimismo como patria a Egipto. Un testimonio de San Epifanio de Salamina habla de parte de su contenido: cómo debe responder el alma en su subida al cielo a cada una de las potencias celestiales. Se refleja la tendencia gnóstico encratista según la cual la procreación es pecado.
LOS HECHOS APÓCRIFOS.
Las mismas condiciones que originaron los evangelios apócrifos están en la base de nacimiento de los Hechos apócrifos: una curiosidad insaciable, una credulidad ingenua y fantástica y una corriente acentuadamente antimatrimonial, aquí, sin embargo, con más fuerza que en los evangelios. El círculo donde van naciendo los Hechos de San Juan, San Pablo, San Pedro y San Andrés presenta un ambiente parecido; algo diferente, en cambio, los Hechos de San Tomás. Focio considera todo el conjunto como una sola obra, atribuyéndola a Leucio Carino. Los gnósticos, maniqueos y priscilianistas han usado ampliamente estos escritos. La Iglesia los rechaza unánimemente. Los textos se han salvado gracias sobre todo a las versiones coptas, siriacas y etiópicas.
LOS HECHOS DE SAN JUAN.
Se trata de una narración de la actividad de San Juan Evangelista a partir de su traslado de Éfeso a Roma por orden de Diocleciano. Se destaca la actividad taumatúrgica del apóstol. Gracias a ella es librado del martirio y desterrado a Patmos. Bajo Trajano recobra la libertad. Su paso por las iglesias, tejido con largos discursos del apóstol, se termina con Asia Menor y está sellado por numerosos milagros. Finalmente fija su estancia en Éfeso. La narración está entre su tránsito.
Los discursos tienen ribetes gnósticos, por ejemplo el himno cantado por Cristo, y son fáciles de observar la tendencia encratista y los apuntes de docetismo. A pesar de que estos aspectos pueden disimularse fácilmente, la obra ha sido eliminada del uso de la Iglesia. Hay que buscar su origen en Asia y se conviene en datarla en la segunda mitad del siglo II. K. Scháferdiek propone el comienzo del siglo III (E. Hennecke, Neutestamentliche Apocryphen, 11, Tubinga 1924, 110 ss.). Bajo el título de Hechos del Santo Apóstol y Evangelista Juan el Teólogo, compuestos por su discípulo Procoro ha circulado en la Iglesia griega a partir del siglo V una obra fantástica de gran difusión, pero que no es comparable con los Hechos de San Juan.
LOS HECHOS DE SAN PABLO.
Una narración novelada de la actividad de San Pablo en diversas ciudades de Asia Menor (Antioquía de Pisidia, lconio, Mira, Sidón, Éfeso, Filipos) y, finalmente, en Roma, junto con el martirio.
El descubrimiento de C. Schmidt (1897) de un manuscrito copto con los Hechos de San Pablo ha puesto de manifiesto la existencia de una obra única a la que corresponderían los tres fragmentos importantes que se han conservado y que han sido considerados como unidades en sí: Los Hechos de San Pablo y Santa Tecla, que narran el encuentro del apóstol en Iconio con esta joven, su conversión y pruebas consiguientes; la Correspondencia apócrifa entre San Pablo y los corintios durante su estancia en Filipos; y, en tercer lugar, el Martirio con la conversión de Patroclo, el furor de Nerón, decapitación y apariciones del apóstol.
Los Hechos de San Pablo, según el testimonio de Tertuliano (De baptismo, 17: PL 1, 1319), habrían sido compuestos por un sacerdote de Asia, probablemente en Antioquía de Pisidia entre los a. 160-170; el autor convicto de su engaño habría sido destituido. Schneelmelcher propone como datación una fecha algo posterior a los años 180-190, puesto que, según él, en nuestra obra habrían sido utilizados los Hechos de San Pedro, a los que asigna dicha datación (E. Hennecke, o. c., 11, 110-372). A pesar de la insistencia encratista, la obra es doctrinalmente irreprochable y combate el gnosticismo por boca del mismo San Pablo.
LOS HECHOS DE SAN PEDRO.
Según la reconstrucción de L. Vouaux, tras los estudios de C. Schmidt, la obra tenía una primera parte que narraba el conflicto entre San Pedro y Simón Mago en Jerusalén. De ella sólo quedan fragmentos. Una segunda parte cuenta la actividad seductora de Simón Mago en Roma y la aparición de Jesús a San Pedro en Jerusalén poniéndole en aviso de ella. Tras una serie de incidentes milagrosos, San Pedro comienza en Roma a contrarrestar la influencia de Simón Mago con numerosos y espectaculares prodigios que tienen su cumbre en la confrontación en el Foro julio. San Pedro hace caer a Simón Mago cuando está elevándose por los aires. Éste, derrotado, muere poco después en Arizzia. La comunidad romana se acrecienta y el seguimiento de la castidad cunde por todos los ambientes.
El martirio de San Pedro se narra con las características que han pasado a la tradición popular: su intento de huida, la aparición de Cristo que viene a morir de nuevo, el retorno del apóstol y su martirio en cruz cara abajo. La obra, de la misma tradición que los Hechos de San Juan y de San Pablo, ha podido nacer en el mismo ambiente: Asia Menor. Schneemelcher, como hemos dicho, la data hacia los años 180-190. Su fin es de edificación y sus doctrinas en conformidad con las de la Iglesia. Tampoco aquí los resabios encratistas tienen nada de particular y la acusación de modalismo carece de fundamento.
(Continuará...)
Fuente: Gran Enciclopedia RIALP. Editorial Rialp. 1991.
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