Estos son libros y testimonios antiguos que muchas religiones cristianas no quieren que conozcas pero te los presentamos para que tú mismo elabores tus conclusiones.
These are books and old testimonies that many Christian religions don't want you to know but we present them to you so that yourself elaborates your conclusions.
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LA VIRTUD Y LA INTELIGENCIA.
113. En cuanto a la Virtud es la más hermosa de todas las cosas,
114. La trascendente imagen de Dios en sí mismo.
115. Por lo tanto, es agradable a las Leyes de Justicia
116. Que esas mansiones sean dignas de los espíritus.
117. Así son los Palacios del Paraíso magnífico;
118. Y no una vacía y vacante atmósfera.
119. Porque los habitantes de la Hermosura Celestial
120. Son de Hermosura Celestial también.
121. No pienses que el espíritu anda vagando al azar,
122. Como algún descuidado supone,
123. Volando a través del aire vasto y vacío
124. Sin ningún propósito firme, y sin ningún hogar seguro.
125. Pero esta no es en verdad la condición de los Benditos.
126. Sus palacios son majestuosas estructuras.
127. Ellos tienen Jardines, Ríos y Fuentes;
128. Y todas las cosas están en armonía con su grandeza.
129. Y algunos son de diamantes de blanco-nieve como la Verdad;
130. Y algunos de transparentes esmeraldas como la Sabiduría
131. Para que el semejante a Dios viva en lugares semejantes a Dios
132. Cuyo esplendor es un símbolo de los habitantes.
133. Así las Inteligencias de lo Supracelestial
134. Comprenden a una mirada los atributos de los habitantes,
135. Por el brillante aspecto de sus hogares,
136. Y las apariencias que corresponde con esto.
INFIERNOS.
(Comparar con Cap XIII:104-133).
137. Y aun así en igual manera,
138. Las habitaciones del inicuo corresponden con el inicuo,
139. Porque los espíritus caídos se congregan juntos,
140. De acuerdo a sus variados temperamentos y cualidades;
141. De allí emergen en el Período Cíclico.
142. Ellos llegan otra vez a juntarse con almas y cuerpos,
143. Pasando a esferas de existencia,
144. De la cual deben elevarse o decaer más bajo todavía.
145. Pero muchos son los años de su peregrinar,
146. Antes de que sean unidos con la forma física.
147. Por lo tanto Satanás los junta,
148. En caóticos lugares, sin un viso de luz.
149. En cuanto al vicio es lo más detestable de todas las cosas;
150. Deleitándose en sangre, suciedad y falsedad,
151. Odiando toda luz, y escondiéndose en la oscuridad
152. Y odios, en sus concepciones y diseños.
153. Aun así son las mansiones de Satanás;
154. Completamente análogas a sus inicuos atributos.
155. Y aquí ellos son como nubes de polvo,
156. Destituidos de todo poder, fuerza o vigor.
157. La Universal Ley de Dios
158. "Lo semejante seguirá a lo semejante"
159. Se extiende en aquellas regiones
160. Las cuales asimilan para sí a sus habitantes
161. Porque ningún fulgor de luz brilla allí,
162. Sino que todo es niebla y lobreguez perpetua,
163. En consonancia con las cualidades de los inicuos,
164. Cuyas mentes son nidos de escorpiones;
165. Y así como la conciencia de los hombres inicuos sobre la Tierra,
166. Presenta ante ellos espantosos fantasmas,
167. Y terribles siluetas, fantasías y formas;
168. Se levantan de los vapores de su culpabilidad,
169. Frecuentándoles en sueños y en la hora del crepúsculo,
170. Con muy amenazantes formas y gestos;
171. Los resultados de una sombría imaginación.
172. Tal temor aun resquebraja su ilusión,
173. Así que en esos caóticos lugares
174. La conciencia afligida vagabundos de pecado,
175. Genera a sí misma malas señales y apariencias,
176. Correspondiendo a lo pecaminoso de sus naturalezas.
177. Estas apariencias no existen en la realidad,
178. Porque Dios no crea monstruos,
179. Pero a las desordenadas mentes de los caídos,
180. Ellas aparecen animadas de vida.
181. Este es el estado de lo que es llamado Infierno;
182. El cual Dios, en verdad, no ha formado,
183. Ni ha desterrado sus espíritus allí,
184. Sino que sus inicuas tendencias los juntan,
185. Y sus inicuas naturalezas generando sueños
186. Horribles, obscuros y respirando torturas
187. Los rodean con las más lacerantes agonías,
188. No menos terribles por ser autoinfligidas.
189. Estos Satanes están completamente sin poder;
190. Ellos son confinados dentro de sus propias esferas.
191. Ninguno puede levantarse de allí,
192. Hasta que el Ciclo haya rodado a través de sus años.
193. Entonces ellos asumirán cuerpos y almas,
194. Y son de nuevo desarrollados en existencia,
195. Para elevarse a sí mismos o hundirse otra vez
196. En el Océano de Oscuridad de su propia hechura.
CAPITULO XXIII.- EL FUEGO QUE CORRE AL OESTE.
1. De allí fui a otro lugar,
2. Lejos hacia el Oeste, cerca del fin de la esfera.
3. Allí vi un fuego ardiendo,
4. Un turbulento y ardiente Torrente de Llamas,
5. No cesaba en su curso de día,
6. Ni de noche detenía su poderoso flujo,
7. Sino que como la corriente del Océano, siempre fluía;
8. Y su rugido era como el bramido de un elefante.
9. Entonces inquirí, diciendo:
10. ¿Qué es esto que no cesa?
11. Y uno de los Santos Espíritus contestó
12. Susurrando por lo bajo en mi oído:
13. Este fuego que corre para siempre al Oeste
14. Es el fuego fuente de las Luminarias del Cielo,
15. Ellas beben de su brillo y son renovados,
16. Se alimentan de la llama siempre relumbrante.
SOBRE LA MONTAÑA ARDIENTE. LAS 7 MONTAÑAS Y EL ÁRBOL NO TOCADO.
(Comparar con 1 En. XXIV y XXV).
17. De allí fui a otra región,
18. Y vi una Montaña de la cual surgía fuego
19. Que nunca cesa, siempre ardiente;
20. Los cielos fueron iluminados por su esplendor.
21. Me acerqué y vi otras siete Montañas
22. Diferentes una de otra en grandeza;
23. De brillantes gemas, hermosas y preciosas,
24. Todo magnífico y primoroso a los ojos.
25. Estas montañas se levantan en el sector del Este
26. Amontonadas como nubes, una sobre la otra.
27. Tres montañas se levantaban hacia el Sur
28. Adheridas entre sí de la misma manera,
29. Profundos valles marcan su camino entre ellas,
30. Separados por límpidos ríos;
31. Y la Montaña de Fuego estaba en el medio,
32. Y todas estaban como el arco de un trono;
33. Odoríferos Árboles crecían densamente sobre ellas;
34. Y allí estaba Un Árbol de fragancia Divina,
35. Y no había en todo el Jardín del Paraíso
36. Un Árbol perfumado que oliese como este.
37. Sus hojas, sus flores, su corteza nunca se marchitan.
38. Sus frutos eran hermosos como las estrellas,
39. Y juntos como un grupo de palmeras
40. Que dan la bienvenida al peregrino del desierto.
41. Sus hojas eran esmeraldas asentadas en oro.
42. Sus frutos eran vino de miel y rosas.
43. Mirando sobre este, yo declaré en voz alta
44. ¡Cuán grande es este floreciente Árbol!
45. Entonces uno de los Espíritus dijo:
46. ¿Por qué te deleitas con este Árbol?
47. ¿Y por qué estás inquisitivo para conocerlo?
48. Tú has pasado por muchas cosas sin inquirir,
49. Pero este ha despertado tu consideración.
50. Entonces yo contesté diciendo:
51. Yo deseo conocer (lo) concerniente a todas las cosas,
52. Pero sobre todo lo concerniente a este Árbol,
53. Cuya belleza es más vigorosa que la del Sol.
54. Él respondió diciendo: Aquella Montaña
55. Cuyos picos son como los tronos de Dios,
56. Será el asiento donde se sentará el Santo
57. Cuando él se levante para visitar la Tierra
58. Y ese Árbol de exquisita fragancia,
59. Que no exhala un solo soplido de carnal aroma
60. No será tocado por nadie hasta el Día Secreto,
61. Cuando sea dado a los Hijos de los Cielos,
62. Su esencia será derramada sobre los Benditos;
63. El espíritu de vida dentro de este Santo Lugar
64. Florecerá para siempre como en un Jardín,
65. Plantado en el Norte, hacia el Rey del Cielo,
66. El Señor de Vida y Belleza eterna.
67. Entonces ellos se regocijarán grandemente en el Santo;
68. Una fragancia de deleite pasará a través de ellos;
69. Existirán en una vida de luz,
70. Ningún dolor obscurecerá sus días.
71. Y yo bendije al Señor eterno de los Cielos,
72. Por causa de que él ha preparado este Árbol del Paraíso
73. Para darlo al Bello como su comida,
74. Cuando Él se revele en pura luz.
SOBRE LA VANIDAD DE LA VIDA.
75. ¡Oh hombre! ¿Cuál es el objetivo de todos tus trabajos, y todas tus penurias detrás del oro y los tesoros?; una corto, transitorio y vano placer; y luego eres asido por ellos para siempre.
76. ¿Se afanaría el hombre sabio por premios tales como estos conseguidos con gran trabajo, y una vez conseguidos, dejados de lado? ¿Encadenaría su espíritu y cuerpo a la corrupción, por cosas que duran un breve momento?
77. Pero tú, eleva tus pensamientos por encima de la descolorida Tierra; contempla en sublime ensueño al Dios del Cielo; prepara tu espíritu para su futura existencia, cuando se haya despertado del desvanecimiento de la mortalidad.
78. El término de tu existencia se aproxima rápido, y muerte, el fin de Todas las Cosas, está a la mano; ¡Despierta! ¡Levántate! Antes de que el golpe final sea dado, porque en la tumba no hay esperanza.
79. El más exquisito deleite de placer en este mundo, es como un trago de agua de mar para el sediento. Pero la calmada fluidez de la Felicidad de Eternidad, puede ser tuya si tú desvaneces tu vida, hacia un Hijo de Dios.
80. Oh Dios, tú eres un gran misterio;
81. Con todo, te adoraré a ti solamente,
82. A ti se vuelve mi espíritu,
83. Brillando con blancura en medio del fuego.
84. El brillante fulgor de tu gloriosa Luz del Universo,
85. Toda otra luz es sombra.
86. Tu voz suena, y semejante a una trompeta,
87. Su energía divina comanda el Todo.
88. Él dice: mira a este etéreo Árbol una vez más,
89. Sus flores de oro puro en el crujiente aire,
90. Sus amorosas floraciones como la Luna
91. Sus ramas como cristal claro.
92. ¡Escucha cómo sus hojas cantan
93. Como cuerdas de arpas tocadas gentilmente por el viento!.
94. Rayos de fuego destellando desde su tronco
95. Y desplazándose alrededor de sus raíces nudosas.
96. ¡Oh! Cuán benditos de Dios son aquellos
97. Que habitan para siempre a la sombra de este Árbol
98. Y cantan y danzan dentro de su Círculo,
99. Y derraman el himno de alabanza.
100. La ilusión no los nubla,
101. Ni la niebla de duda los asalta
102. El Santo brilla sobre ellos con rostro de amor.
103. Ellos respiran en la más serena luz.
CAPÍTULO XXIV.- DOS MONTAÑAS - SIETE GUERREROS – LOS PORTALES DEL SUR.
LAS MONTAÑAS SAGRADAS.
1. De allí me dirigí al medio de la esfera, y vi un feliz y fértil Jardín; los Árboles continuamente despuntan nuevas ramas, y arraciman guirnaldas de deliciosas frutas.
2. Allí vi una Montaña Sagrada, y bajo de esta, en el Este, había Aguas Dulces, las que fluían como luz hacia el dorado y colorido Sur, ejecutando en su recorrido Divina Melodía.
3. Vi también en el Este otra Montaña, alta y majestuosa como la primera; esta se elevó en el resplandeciente cielo, como un (...) de la Casa de Dios.
4. Entre ambas había profundos; Valles, a través de los cuales también fluían aguas, siempre adelante hacia el lado Oeste, donde ellas se mezclan en un poderoso Lago.
LOS SIETE GUERREROS.
5. Blancas como la espuma de los mares,
6. Yo vi las onduladas alas del Querubín.
7. Sus pies estaban revestidos en truenos,
8. Y de esta manera envueltos en luz.
9. Los siete en cadenas de azul oscuro,
10. Pasaron y posteriormente sus brillantes lanzas;
11. Destellaron, brillaron como flores en lagos;
12. La Nube de Guerra los cubría.
13. Poderosos eran los que pasaron;
14. Llevaban estrellas como antorchas;
15. Sus túnicas relucieron como las olas del mar,
16. Cuando el completo esplendor del Sol las iluminaba.
17. Sobre sus muslos había doradas espadas
18. Y sobre sus cabezas había yelmos de diamantes;
19. Brillaban como las luces errantes del Norte.
20. La mística, los inexplicables resplandores.
LOS TRES PORTALES DEL SUR.
21. De allí me dirigí en mi vuelo al Sur,
22. A las extremidades de esta poderosa esfera;
23. Allí también vi Tres Puertas Celestiales;
24. Sus estupendos portales estaban abiertos de par en par.
25. Ardientes torrentes se precipitaban a través de ellas
26. Con rápido vuelo, como si fuera en temor
27. Y saliendo de cada salto arremolinadamente
28. Rayos de relámpagos destellaron.
29. De allí rápidamente me encaminé
30. A las extremidades externas de la esfera.
31. Allí había tres puertas Celestiales
32. Abiertas de par en par al Este.
33. Dentro de ellas vi tres puertas más pequeñas
34. De una exquisita y perfecta belleza,
35. A través de ellas los Espíritus de los Cielos pasaron,
36. Siguiendo adelante por una senda que ellos solamente vieron.
37. Eran más brillantes que las estrellas en su luz,
38. Resplandecientes como el aire puro de la mañana,
39. Y cuando los vi, adoré a Dios
40. Por la Visión Celestial que El mostró.
41. Cada vez que los vi, mi corazón palpitó
42. Con un rapto de agradecimiento al Señor de Gloria,
43. Quien ha formado estas señales espléndidas,
44. Para que ellos pudieran mostrar la magnitud de sus obras,
45. Para que en los cielos y debajo de los cielos
46. Pudiesen conocer y glorificar sus creaciones;
47. Para que todo el que vea su poder
48. Siempre pueda bendecir su Santo Nombre.
(Continuará…)
Fuente: librosapocrifos.blogspot.com
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Tercer libro de Enoc. Parte 8.
LA VIRTUD Y LA INTELIGENCIA.
113. En cuanto a la Virtud es la más hermosa de todas las cosas,
114. La trascendente imagen de Dios en sí mismo.
115. Por lo tanto, es agradable a las Leyes de Justicia
116. Que esas mansiones sean dignas de los espíritus.
117. Así son los Palacios del Paraíso magnífico;
118. Y no una vacía y vacante atmósfera.
119. Porque los habitantes de la Hermosura Celestial
120. Son de Hermosura Celestial también.
121. No pienses que el espíritu anda vagando al azar,
122. Como algún descuidado supone,
123. Volando a través del aire vasto y vacío
124. Sin ningún propósito firme, y sin ningún hogar seguro.
125. Pero esta no es en verdad la condición de los Benditos.
126. Sus palacios son majestuosas estructuras.
127. Ellos tienen Jardines, Ríos y Fuentes;
128. Y todas las cosas están en armonía con su grandeza.
129. Y algunos son de diamantes de blanco-nieve como la Verdad;
130. Y algunos de transparentes esmeraldas como la Sabiduría
131. Para que el semejante a Dios viva en lugares semejantes a Dios
132. Cuyo esplendor es un símbolo de los habitantes.
133. Así las Inteligencias de lo Supracelestial
134. Comprenden a una mirada los atributos de los habitantes,
135. Por el brillante aspecto de sus hogares,
136. Y las apariencias que corresponde con esto.
INFIERNOS.
(Comparar con Cap XIII:104-133).
137. Y aun así en igual manera,
138. Las habitaciones del inicuo corresponden con el inicuo,
139. Porque los espíritus caídos se congregan juntos,
140. De acuerdo a sus variados temperamentos y cualidades;
141. De allí emergen en el Período Cíclico.
142. Ellos llegan otra vez a juntarse con almas y cuerpos,
143. Pasando a esferas de existencia,
144. De la cual deben elevarse o decaer más bajo todavía.
145. Pero muchos son los años de su peregrinar,
146. Antes de que sean unidos con la forma física.
147. Por lo tanto Satanás los junta,
148. En caóticos lugares, sin un viso de luz.
149. En cuanto al vicio es lo más detestable de todas las cosas;
150. Deleitándose en sangre, suciedad y falsedad,
151. Odiando toda luz, y escondiéndose en la oscuridad
152. Y odios, en sus concepciones y diseños.
153. Aun así son las mansiones de Satanás;
154. Completamente análogas a sus inicuos atributos.
155. Y aquí ellos son como nubes de polvo,
156. Destituidos de todo poder, fuerza o vigor.
157. La Universal Ley de Dios
158. "Lo semejante seguirá a lo semejante"
159. Se extiende en aquellas regiones
160. Las cuales asimilan para sí a sus habitantes
161. Porque ningún fulgor de luz brilla allí,
162. Sino que todo es niebla y lobreguez perpetua,
163. En consonancia con las cualidades de los inicuos,
164. Cuyas mentes son nidos de escorpiones;
165. Y así como la conciencia de los hombres inicuos sobre la Tierra,
166. Presenta ante ellos espantosos fantasmas,
167. Y terribles siluetas, fantasías y formas;
168. Se levantan de los vapores de su culpabilidad,
169. Frecuentándoles en sueños y en la hora del crepúsculo,
170. Con muy amenazantes formas y gestos;
171. Los resultados de una sombría imaginación.
172. Tal temor aun resquebraja su ilusión,
173. Así que en esos caóticos lugares
174. La conciencia afligida vagabundos de pecado,
175. Genera a sí misma malas señales y apariencias,
176. Correspondiendo a lo pecaminoso de sus naturalezas.
177. Estas apariencias no existen en la realidad,
178. Porque Dios no crea monstruos,
179. Pero a las desordenadas mentes de los caídos,
180. Ellas aparecen animadas de vida.
181. Este es el estado de lo que es llamado Infierno;
182. El cual Dios, en verdad, no ha formado,
183. Ni ha desterrado sus espíritus allí,
184. Sino que sus inicuas tendencias los juntan,
185. Y sus inicuas naturalezas generando sueños
186. Horribles, obscuros y respirando torturas
187. Los rodean con las más lacerantes agonías,
188. No menos terribles por ser autoinfligidas.
189. Estos Satanes están completamente sin poder;
190. Ellos son confinados dentro de sus propias esferas.
191. Ninguno puede levantarse de allí,
192. Hasta que el Ciclo haya rodado a través de sus años.
193. Entonces ellos asumirán cuerpos y almas,
194. Y son de nuevo desarrollados en existencia,
195. Para elevarse a sí mismos o hundirse otra vez
196. En el Océano de Oscuridad de su propia hechura.
CAPITULO XXIII.- EL FUEGO QUE CORRE AL OESTE.
1. De allí fui a otro lugar,
2. Lejos hacia el Oeste, cerca del fin de la esfera.
3. Allí vi un fuego ardiendo,
4. Un turbulento y ardiente Torrente de Llamas,
5. No cesaba en su curso de día,
6. Ni de noche detenía su poderoso flujo,
7. Sino que como la corriente del Océano, siempre fluía;
8. Y su rugido era como el bramido de un elefante.
9. Entonces inquirí, diciendo:
10. ¿Qué es esto que no cesa?
11. Y uno de los Santos Espíritus contestó
12. Susurrando por lo bajo en mi oído:
13. Este fuego que corre para siempre al Oeste
14. Es el fuego fuente de las Luminarias del Cielo,
15. Ellas beben de su brillo y son renovados,
16. Se alimentan de la llama siempre relumbrante.
SOBRE LA MONTAÑA ARDIENTE. LAS 7 MONTAÑAS Y EL ÁRBOL NO TOCADO.
(Comparar con 1 En. XXIV y XXV).
17. De allí fui a otra región,
18. Y vi una Montaña de la cual surgía fuego
19. Que nunca cesa, siempre ardiente;
20. Los cielos fueron iluminados por su esplendor.
21. Me acerqué y vi otras siete Montañas
22. Diferentes una de otra en grandeza;
23. De brillantes gemas, hermosas y preciosas,
24. Todo magnífico y primoroso a los ojos.
25. Estas montañas se levantan en el sector del Este
26. Amontonadas como nubes, una sobre la otra.
27. Tres montañas se levantaban hacia el Sur
28. Adheridas entre sí de la misma manera,
29. Profundos valles marcan su camino entre ellas,
30. Separados por límpidos ríos;
31. Y la Montaña de Fuego estaba en el medio,
32. Y todas estaban como el arco de un trono;
33. Odoríferos Árboles crecían densamente sobre ellas;
34. Y allí estaba Un Árbol de fragancia Divina,
35. Y no había en todo el Jardín del Paraíso
36. Un Árbol perfumado que oliese como este.
37. Sus hojas, sus flores, su corteza nunca se marchitan.
38. Sus frutos eran hermosos como las estrellas,
39. Y juntos como un grupo de palmeras
40. Que dan la bienvenida al peregrino del desierto.
41. Sus hojas eran esmeraldas asentadas en oro.
42. Sus frutos eran vino de miel y rosas.
43. Mirando sobre este, yo declaré en voz alta
44. ¡Cuán grande es este floreciente Árbol!
45. Entonces uno de los Espíritus dijo:
46. ¿Por qué te deleitas con este Árbol?
47. ¿Y por qué estás inquisitivo para conocerlo?
48. Tú has pasado por muchas cosas sin inquirir,
49. Pero este ha despertado tu consideración.
50. Entonces yo contesté diciendo:
51. Yo deseo conocer (lo) concerniente a todas las cosas,
52. Pero sobre todo lo concerniente a este Árbol,
53. Cuya belleza es más vigorosa que la del Sol.
54. Él respondió diciendo: Aquella Montaña
55. Cuyos picos son como los tronos de Dios,
56. Será el asiento donde se sentará el Santo
57. Cuando él se levante para visitar la Tierra
58. Y ese Árbol de exquisita fragancia,
59. Que no exhala un solo soplido de carnal aroma
60. No será tocado por nadie hasta el Día Secreto,
61. Cuando sea dado a los Hijos de los Cielos,
62. Su esencia será derramada sobre los Benditos;
63. El espíritu de vida dentro de este Santo Lugar
64. Florecerá para siempre como en un Jardín,
65. Plantado en el Norte, hacia el Rey del Cielo,
66. El Señor de Vida y Belleza eterna.
67. Entonces ellos se regocijarán grandemente en el Santo;
68. Una fragancia de deleite pasará a través de ellos;
69. Existirán en una vida de luz,
70. Ningún dolor obscurecerá sus días.
71. Y yo bendije al Señor eterno de los Cielos,
72. Por causa de que él ha preparado este Árbol del Paraíso
73. Para darlo al Bello como su comida,
74. Cuando Él se revele en pura luz.
SOBRE LA VANIDAD DE LA VIDA.
75. ¡Oh hombre! ¿Cuál es el objetivo de todos tus trabajos, y todas tus penurias detrás del oro y los tesoros?; una corto, transitorio y vano placer; y luego eres asido por ellos para siempre.
76. ¿Se afanaría el hombre sabio por premios tales como estos conseguidos con gran trabajo, y una vez conseguidos, dejados de lado? ¿Encadenaría su espíritu y cuerpo a la corrupción, por cosas que duran un breve momento?
77. Pero tú, eleva tus pensamientos por encima de la descolorida Tierra; contempla en sublime ensueño al Dios del Cielo; prepara tu espíritu para su futura existencia, cuando se haya despertado del desvanecimiento de la mortalidad.
78. El término de tu existencia se aproxima rápido, y muerte, el fin de Todas las Cosas, está a la mano; ¡Despierta! ¡Levántate! Antes de que el golpe final sea dado, porque en la tumba no hay esperanza.
79. El más exquisito deleite de placer en este mundo, es como un trago de agua de mar para el sediento. Pero la calmada fluidez de la Felicidad de Eternidad, puede ser tuya si tú desvaneces tu vida, hacia un Hijo de Dios.
80. Oh Dios, tú eres un gran misterio;
81. Con todo, te adoraré a ti solamente,
82. A ti se vuelve mi espíritu,
83. Brillando con blancura en medio del fuego.
84. El brillante fulgor de tu gloriosa Luz del Universo,
85. Toda otra luz es sombra.
86. Tu voz suena, y semejante a una trompeta,
87. Su energía divina comanda el Todo.
88. Él dice: mira a este etéreo Árbol una vez más,
89. Sus flores de oro puro en el crujiente aire,
90. Sus amorosas floraciones como la Luna
91. Sus ramas como cristal claro.
92. ¡Escucha cómo sus hojas cantan
93. Como cuerdas de arpas tocadas gentilmente por el viento!.
94. Rayos de fuego destellando desde su tronco
95. Y desplazándose alrededor de sus raíces nudosas.
96. ¡Oh! Cuán benditos de Dios son aquellos
97. Que habitan para siempre a la sombra de este Árbol
98. Y cantan y danzan dentro de su Círculo,
99. Y derraman el himno de alabanza.
100. La ilusión no los nubla,
101. Ni la niebla de duda los asalta
102. El Santo brilla sobre ellos con rostro de amor.
103. Ellos respiran en la más serena luz.
CAPÍTULO XXIV.- DOS MONTAÑAS - SIETE GUERREROS – LOS PORTALES DEL SUR.
LAS MONTAÑAS SAGRADAS.
1. De allí me dirigí al medio de la esfera, y vi un feliz y fértil Jardín; los Árboles continuamente despuntan nuevas ramas, y arraciman guirnaldas de deliciosas frutas.
2. Allí vi una Montaña Sagrada, y bajo de esta, en el Este, había Aguas Dulces, las que fluían como luz hacia el dorado y colorido Sur, ejecutando en su recorrido Divina Melodía.
3. Vi también en el Este otra Montaña, alta y majestuosa como la primera; esta se elevó en el resplandeciente cielo, como un (...) de la Casa de Dios.
4. Entre ambas había profundos; Valles, a través de los cuales también fluían aguas, siempre adelante hacia el lado Oeste, donde ellas se mezclan en un poderoso Lago.
LOS SIETE GUERREROS.
5. Blancas como la espuma de los mares,
6. Yo vi las onduladas alas del Querubín.
7. Sus pies estaban revestidos en truenos,
8. Y de esta manera envueltos en luz.
9. Los siete en cadenas de azul oscuro,
10. Pasaron y posteriormente sus brillantes lanzas;
11. Destellaron, brillaron como flores en lagos;
12. La Nube de Guerra los cubría.
13. Poderosos eran los que pasaron;
14. Llevaban estrellas como antorchas;
15. Sus túnicas relucieron como las olas del mar,
16. Cuando el completo esplendor del Sol las iluminaba.
17. Sobre sus muslos había doradas espadas
18. Y sobre sus cabezas había yelmos de diamantes;
19. Brillaban como las luces errantes del Norte.
20. La mística, los inexplicables resplandores.
LOS TRES PORTALES DEL SUR.
21. De allí me dirigí en mi vuelo al Sur,
22. A las extremidades de esta poderosa esfera;
23. Allí también vi Tres Puertas Celestiales;
24. Sus estupendos portales estaban abiertos de par en par.
25. Ardientes torrentes se precipitaban a través de ellas
26. Con rápido vuelo, como si fuera en temor
27. Y saliendo de cada salto arremolinadamente
28. Rayos de relámpagos destellaron.
29. De allí rápidamente me encaminé
30. A las extremidades externas de la esfera.
31. Allí había tres puertas Celestiales
32. Abiertas de par en par al Este.
33. Dentro de ellas vi tres puertas más pequeñas
34. De una exquisita y perfecta belleza,
35. A través de ellas los Espíritus de los Cielos pasaron,
36. Siguiendo adelante por una senda que ellos solamente vieron.
37. Eran más brillantes que las estrellas en su luz,
38. Resplandecientes como el aire puro de la mañana,
39. Y cuando los vi, adoré a Dios
40. Por la Visión Celestial que El mostró.
41. Cada vez que los vi, mi corazón palpitó
42. Con un rapto de agradecimiento al Señor de Gloria,
43. Quien ha formado estas señales espléndidas,
44. Para que ellos pudieran mostrar la magnitud de sus obras,
45. Para que en los cielos y debajo de los cielos
46. Pudiesen conocer y glorificar sus creaciones;
47. Para que todo el que vea su poder
48. Siempre pueda bendecir su Santo Nombre.
(Continuará…)
Fuente: librosapocrifos.blogspot.com
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