Estos y otros gigantes coleccionistas de datos ahora han comenzado a experimentar el otro lado de la moneda que implica poseerlos y talvez sea su Talón de Aquiles.
These and other giant collectors of data now have begun to experience the other side of the coin that implies to possess them and maybe is its Achilles’s heel
Hay un tanto de realidad y otro de leyenda urbana acerca de la voracidad con que los gigantes de Internet acumulan los datos de quiénes son y lo que hacen (hacemos) los usuarios de Internet. Muchos portales, canales y recursos de la Red son gratuitos, y casi todos los apetecemos.
Pero en la vida nada es realmente gratis.
Hay sospechas por todas partes, pero las revelaciones de un ex experto analista ahora refugiado en Hong Kong destaparon la Caja de Pandora: el gobierno de los Estados Unidos logró que, al menos, Google y Facebook les facilitaran datos sensibles acerca de ciertos usuarios y tráfico en sus “territorios”.
Es lo que se sabe…, y una atmósfera de incertidumbre y desconfianza comenzó a diseminarse por todo Internet.
Se podría pensar que sólo se requirieron datos de ciertos sujetos a quienes el Tío Sam se interesa “tenerlos vigilados”. Pero cuánta distancia hay entre que los gobiernos necesiten los datos de quienes, por el motivo que sea (seguridad nacional, lucha contra el crimen, etc.) son monitoreados, y los de gente común y corriente como cualquiera de nosotros?
Con tanto que hacemos cuando navegamos en la Red, más suficiente paciencia, equipos veloces, software de análisis casi mágico, y alguna otra cosa más, fácilmente se revelaría nuestro perfil: lo que nos gusta, lo que buscamos, las noticias que preferimos, los e-mails que enviamos, lo que dicen esos e-mails, y un largo etcétera…
Ya nadie se esfuerza en dudar unos, o negar otros, que eso mismo han venido haciendo los gigantes que por el motivo que sea (adaptarse a nuestras preferencias, ofrecernos búsquedas a medida, orientar marketing, etc.). y ahora se añade gobierno, uno por ahora (lo que no significa que siempre será uno) que echa mano a esos datos para aplicarlos a sus “quehaceres”.
Google y Facebook ya han reconocido que tuvieron que proporcionar datos, y con ello se prueba el “doble filo” que tiene acumularlos. Estos días, al menos alguien en dichas compañías, y alguna otra más, íntimamente habrá deseado no haber motivo para que haya ocurrido porque, sólo para muestra, casi inmediatamente, Duck Duck Go casi ha doblado, si no verdaderamente, su tráfico, gracias a que ofrece no quedarse con nada de nuestros “tecleos”.
Cómo se declararían quienes guardan y usan nuestros datos, desde nombres, alias, contraseñas, etc., si les acusáramos de usarlos o mal-usarlos, de tenerlos o cederlos a otros que talvez nunca nos enteremos?
No es hora de presumir malicia en unos o en otros. Yo mismo uso Google para mis búsquedas y mi blog, así como Facebook para mis interacciones sociales, son mis amigos; y como nada tengo que ocultar no me preocupo. Pero para más de los demás ya se ha desatado una crisis de confianza. Por su parte, muchas compañías “punto com” estarán comenzando a tomar conciencia de que tener tanta información, en ciertas circunstancias, es un tesoro no siempre agradable de poseer, un “presente griego”.
Y eso es para reflexionar…
Razón tenía mi anciano tío abuelo quien, cuando de adolescente comenzaba a confiarle alguna travesura de colegio, me interrumpía sonriendo y aconsejándome: “mejor ni me lo digas, porque si el tribunal que es tu mamá me lo preguntara yo tendría que reconocer que lo sabía…”
“Aquello que crees tu fortaleza es más bien tu mayor debilidad…” (o algo así)… Quién lo dijo...? Luck Skywalker...?
Ukamau la cosa.
(Si este contenido te parece interesante, apóyalo con tu voto o compartiendo con tus amistades mediante la ficha “Me gusta” o los botones de redes sociales que hay debajo de estas líneas. Es fácil y sólo toma unos segundos. Gracias por tan amable detalle)
These and other giant collectors of data now have begun to experience the other side of the coin that implies to possess them and maybe is its Achilles’s heel
Hay un tanto de realidad y otro de leyenda urbana acerca de la voracidad con que los gigantes de Internet acumulan los datos de quiénes son y lo que hacen (hacemos) los usuarios de Internet. Muchos portales, canales y recursos de la Red son gratuitos, y casi todos los apetecemos.
Pero en la vida nada es realmente gratis.
Hay sospechas por todas partes, pero las revelaciones de un ex experto analista ahora refugiado en Hong Kong destaparon la Caja de Pandora: el gobierno de los Estados Unidos logró que, al menos, Google y Facebook les facilitaran datos sensibles acerca de ciertos usuarios y tráfico en sus “territorios”.
Es lo que se sabe…, y una atmósfera de incertidumbre y desconfianza comenzó a diseminarse por todo Internet.
Se podría pensar que sólo se requirieron datos de ciertos sujetos a quienes el Tío Sam se interesa “tenerlos vigilados”. Pero cuánta distancia hay entre que los gobiernos necesiten los datos de quienes, por el motivo que sea (seguridad nacional, lucha contra el crimen, etc.) son monitoreados, y los de gente común y corriente como cualquiera de nosotros?
Con tanto que hacemos cuando navegamos en la Red, más suficiente paciencia, equipos veloces, software de análisis casi mágico, y alguna otra cosa más, fácilmente se revelaría nuestro perfil: lo que nos gusta, lo que buscamos, las noticias que preferimos, los e-mails que enviamos, lo que dicen esos e-mails, y un largo etcétera…
Ya nadie se esfuerza en dudar unos, o negar otros, que eso mismo han venido haciendo los gigantes que por el motivo que sea (adaptarse a nuestras preferencias, ofrecernos búsquedas a medida, orientar marketing, etc.). y ahora se añade gobierno, uno por ahora (lo que no significa que siempre será uno) que echa mano a esos datos para aplicarlos a sus “quehaceres”.
Google y Facebook ya han reconocido que tuvieron que proporcionar datos, y con ello se prueba el “doble filo” que tiene acumularlos. Estos días, al menos alguien en dichas compañías, y alguna otra más, íntimamente habrá deseado no haber motivo para que haya ocurrido porque, sólo para muestra, casi inmediatamente, Duck Duck Go casi ha doblado, si no verdaderamente, su tráfico, gracias a que ofrece no quedarse con nada de nuestros “tecleos”.
Cómo se declararían quienes guardan y usan nuestros datos, desde nombres, alias, contraseñas, etc., si les acusáramos de usarlos o mal-usarlos, de tenerlos o cederlos a otros que talvez nunca nos enteremos?
No es hora de presumir malicia en unos o en otros. Yo mismo uso Google para mis búsquedas y mi blog, así como Facebook para mis interacciones sociales, son mis amigos; y como nada tengo que ocultar no me preocupo. Pero para más de los demás ya se ha desatado una crisis de confianza. Por su parte, muchas compañías “punto com” estarán comenzando a tomar conciencia de que tener tanta información, en ciertas circunstancias, es un tesoro no siempre agradable de poseer, un “presente griego”.
Y eso es para reflexionar…
Razón tenía mi anciano tío abuelo quien, cuando de adolescente comenzaba a confiarle alguna travesura de colegio, me interrumpía sonriendo y aconsejándome: “mejor ni me lo digas, porque si el tribunal que es tu mamá me lo preguntara yo tendría que reconocer que lo sabía…”
“Aquello que crees tu fortaleza es más bien tu mayor debilidad…” (o algo así)… Quién lo dijo...? Luck Skywalker...?
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