En esta sección se publican denuncias privadas que llegan a mi cuenta de Facebook acerca de abusos cometidos en centros educativos de Bolivia para ayudar a frenar este mal comportamiento.
In this section are published private accusations that arrive to my account of Facebook about abuses made in Bolivian schools to help to break this bad comportment.
La verdad es que es una "medio-versión" Wikileaks bastante peculiar, si se permite la forma de decir.
La imagen de este post es la misma que diariamente aparece en mi Timeline de Facebook, aconsejando usar el número telefónico gratuito para denuncias al Ministerio de Educación de Bolivia, sobre quejas y reclamos referidos a irregularidades y abusos en escuelas y colegios del país.
No se puede saber si este anuncio, hecho sin mala intención, ocasiona llamadas a dicho número; sin embargo, ya son muchos los mensajes privados –esos que no se hacen en el Muro sino directamente– que mis amistades me escriben sobre excesos, malos tratos, castigos físicos y otros abusos sufren en los colegios en que estudian.
Parece que confundieron el propósito, puesto que mi cuenta no está habilitada para eso. Sin embargo, un mensaje de varios me dejó pensando mucho tiempo, porque decía:
“No me animo a llamar a ese teléfono porque se llegará a saber que yo hice la denuncia, y tengo miedo de que al final el Director de mi Colegio no será castigado pero yo terminaré expulsado, o me hará la vida de cuadraditos…”
Comprensible temor.
Aunque el 800-10-0050 recibe denuncias anónimas, la gente, especialmente los estudiantes y padres de familia humildes y poco acostumbrados a plantarse por sus derechos, desconfía porque lamentablemente no hay, al menos en Bolivia, casos conocidos de que se hayan sancionado o reparado los excesos que a diario se cometen en escuelas y colegios.
Evidentemente, aquellos abusos especialmente graves, como castigos crueles y violaciones, pasan a conocimiento público, y se llega a saber de la sanción de algunos de ellos. Sin embargo, nada se sabe de aquellos abusos y arbitrariedades que, aun sin llegar a ser escandalosos, son la gran mayoría, talvez el 99.9% del total.
Castigos físicos, flagelaciones o prepotencia de regentes encargados de disciplina. Medidas o decisiones arbitrarias de directores. Exacciones o abuso de autoridad de profesores dentro y fuera de aulas. Cobros monetarios “con y sin motivo” valedero por docentes, asesores de curso, delegados de padres de familia, alumnos de cursos superiores contra los de grados inferiores. Peleas entre compañeros rivales dentro y fuera de colegio. Profesores amedrentados por estudiantes belicosos, o por padres con influencias o alguna forma de poder. Negligencia pedagógica. Tráfico de calificaciones. Etc., etc., etc.
Aunque se habla mucho más que antes sobre el Bullying, el problema de la violencia en escuelas y colegios no sólo se reduce a los conflictos entre estudiantes. Y no es exagerado afirmar que “la mitad más uno” de los casos de excesos y abusos contra alumnos tiene por agresores… a los propios profesores y autoridades.
O si no, cómo se califica o llama:
El que un maestro monte en ira y desaloje, sin opción a reclamo, a un alumno que tuvo la mala suerte de deslizar una broma luego mal entendida que hizo reír a toda la clase? (abuso de autoridad).
El que otro docente ironice o ridiculice a un alumno poco aprovechado, con algún mote o apodo que lo convierte en el hazmerreír de sus compañeros? (violencia simbólica)
El que un docente de Secundaria venda a sus estudiantes un texto fotocopiado, supuestamente escrito por él (aunque de hoja en hoja se adivinen los hipervínculos de Encarta o Wikipedia) al triple o cuádruple de lo que realmente costarían tales fotocopias en cualquier kiosco? (exacción)
El que un Director, o Secretario, imponga suspensiones a estudiantes, sin juicio previo y justo, a nombre de un “Reglamento Interno” cuyo contendido completo no se puede conseguir en ninguna parte? (arbitrariedad)
El que los alumnos de último grado, la “Promo”, hagan ventas con sobreprecios, organicen recaudaciones cuya cuantía y destino nunca se explicitan, etc., a sus propios compañeros de estudio, incluyendo niños de primeros grados, a título de que “ellos también podrán hacer lo mismo”, para financiar sus viajes de fin de estudios? (agio y mercantilización de actividades extra-curriculares).
El que algunos docentes, con el fin de “ahorrarse problemas” asignen calificaciones permisivas a estudiantes desaventajados, para conservar su ascendiente, o talvez también su cargo, en la institución? (negligencia pedagógica)
El que otros docentes sometan a exámenes deliberadamente difíciles para luego, “bondadosamente”, arreglen los puntajes malos, casi a fin de año, a cambio de alguna gabela confidencial y proporcional a la “ayudita”? (tráfico de calificaciones)
El que entre los mejores alumnos del colegio siempre esté la sobrinita del Director o el hijo del Presidente del Comité de padres de familia? (tráfico de influencias)
(Mejor no sigamos).
Pero también hay abusos en sentido inverso. Cierta alumna de último grado de bachillerato, que por cierto ya lo había repetido dos años en otros sendos colegios, rogó y logró que su profe de química, de como 24 años, le salvara su tercer intento so pena de que, si no, tendría que “confesar” a sus padres supuestas propuestas indecentes del “profe de quimi”. Y el aludido, joven y ciertamente un poco dado a “galán” (aunque nada más), imaginando la magnitud del potencial escándalo (y talvez sanción o cárcel), midiendo sus posibilidades en el inevitable "palabra contra palabra" (lágrimas adolescenes de por medio), el amarillismo siempre acechante y otros aspectos más, amedrentado por tamaña Espada de Damocles, no tuvo más que ceder a la coacción. Y de esos casos, aunque menos que los de alumnos maltratados, los hay y no pocos: pandillerismo intra-colegios, amenazas callejeras o telefónicas de alumnos reprobados a los hijos de profesores, directores condicionados a ceder preferencias a hijos de directivos de padres de familia bajo amenaza de “mal informe” a autoridades superiores, y otro largo etcétera…
Este tipo de abusos no siempre figuran en las estadísticas, ni salen en los periódicos, ni se lo toman en serio muchas autoridades porque, de tan comunes que se han vuelto (con el correr de los años), han perdido su significancia al extremo de que las mismas víctimas, en su inermidad o imposibilidad de lograr justicia, acaban resignándose a sufrir la situación, asumiéndola como parte del “sistema”.
Entonces, por la fuerza de la habitualidad, o por el “Síndrome de Estocolmo”, se termina tolerando lo injusto y callando aun ante la oportunidad que brinda, por ejemplo, el número gratuito para quejas y reclamos.
Además, como alguna vez lo dijo un adolescente agraviado por su profesora de Matemáticas quien le avergonzó ante sus compañeros como “burro” sólo porque no había memorizado los primeros diez logaritmos, de qué vale quejarse, si las autoridades son sus colegas y al final “apagarán” el asunto entre amigos, y la profe se las cobrará con creces el atrevimiento…
Inevitable recordar la escena del Quijote, en que liberó a un muchacho del castigo de su familiar, y cuando el justo y su escudero se fueron, el muchacho la pasó mucho peor que antes (a veces hay ayudas que en realidad perjudican).
No está bien callar ante la injusticia; pero hay que estar en los zapatos de los oprimidos para comprender su obligada cobardía.
Sin embargo, queda aun un camino… Que todos sepan lo que ocurre, y talvez por temor o vergüenza, los abusadores se contendrán al menos un poco…
Por sobre todo, aconsejo sobremanera a mis lectores en Bolivia que usen sin temor el número gratuito 800-10-0050 ya que su confidencialidad está verificada y garantizada. Pero si todavía temen, con la veracidad debida y obligada, publíquenlo como comentario (puede ser como Anónimo) luego de este artículo.
Tengan por seguro que cada denuncia será averiguada hasta donde sea posible, y que todas las partes involucradas tendrán derecho a réplica, también en forma de comentarios, por lo que hay que ser concreto, objetivo y ante todo veraz antes de hacer cualquier señalamiento, ya que tampoco debe haber lugar para la calumnia.
Por mi parte, verificaré al máximo de mis posibilidades la veracidad de cualquier referencia o denuncia que me llegue, sea vía correo electrónico o mensaje privado a mi cuenta de Facebook, antes de su divulgación, cuidando siempre de no dañar injustamente la integridad personal de quienes sean aludidos.
Un último consejo: si se está frente a un caso de exceso o abuso, dentro o fuera de escuela o colegio, y se puede grabar o fotografiar con celular o similar, háganlo, y súbanlo a Youtube, que es fácil y gratis. Y publiquen el enlace para que todos lo vean. Contra una prueba así no hay nada que decir ni hacer…
Veamos qué pasa en adelante… Talvez así se pueda luchar contra la violencia, los abusos y arbitrariedades en nuestras escuelas y colegios.
Ukamau la cosa.
(Si este contenido te parece interesante, apóyalo con tu voto o compartiendo con tus amistades mediante la ficha “Me gusta” o los botones de redes sociales que hay debajo de estas líneas. Es fácil y sólo toma unos segundos. Gracias por tan amable detalle)
In this section are published private accusations that arrive to my account of Facebook about abuses made in Bolivian schools to help to break this bad comportment.
La verdad es que es una "medio-versión" Wikileaks bastante peculiar, si se permite la forma de decir.
La imagen de este post es la misma que diariamente aparece en mi Timeline de Facebook, aconsejando usar el número telefónico gratuito para denuncias al Ministerio de Educación de Bolivia, sobre quejas y reclamos referidos a irregularidades y abusos en escuelas y colegios del país.
No se puede saber si este anuncio, hecho sin mala intención, ocasiona llamadas a dicho número; sin embargo, ya son muchos los mensajes privados –esos que no se hacen en el Muro sino directamente– que mis amistades me escriben sobre excesos, malos tratos, castigos físicos y otros abusos sufren en los colegios en que estudian.
Parece que confundieron el propósito, puesto que mi cuenta no está habilitada para eso. Sin embargo, un mensaje de varios me dejó pensando mucho tiempo, porque decía:
“No me animo a llamar a ese teléfono porque se llegará a saber que yo hice la denuncia, y tengo miedo de que al final el Director de mi Colegio no será castigado pero yo terminaré expulsado, o me hará la vida de cuadraditos…”
Comprensible temor.
Aunque el 800-10-0050 recibe denuncias anónimas, la gente, especialmente los estudiantes y padres de familia humildes y poco acostumbrados a plantarse por sus derechos, desconfía porque lamentablemente no hay, al menos en Bolivia, casos conocidos de que se hayan sancionado o reparado los excesos que a diario se cometen en escuelas y colegios.
Evidentemente, aquellos abusos especialmente graves, como castigos crueles y violaciones, pasan a conocimiento público, y se llega a saber de la sanción de algunos de ellos. Sin embargo, nada se sabe de aquellos abusos y arbitrariedades que, aun sin llegar a ser escandalosos, son la gran mayoría, talvez el 99.9% del total.
Castigos físicos, flagelaciones o prepotencia de regentes encargados de disciplina. Medidas o decisiones arbitrarias de directores. Exacciones o abuso de autoridad de profesores dentro y fuera de aulas. Cobros monetarios “con y sin motivo” valedero por docentes, asesores de curso, delegados de padres de familia, alumnos de cursos superiores contra los de grados inferiores. Peleas entre compañeros rivales dentro y fuera de colegio. Profesores amedrentados por estudiantes belicosos, o por padres con influencias o alguna forma de poder. Negligencia pedagógica. Tráfico de calificaciones. Etc., etc., etc.
Aunque se habla mucho más que antes sobre el Bullying, el problema de la violencia en escuelas y colegios no sólo se reduce a los conflictos entre estudiantes. Y no es exagerado afirmar que “la mitad más uno” de los casos de excesos y abusos contra alumnos tiene por agresores… a los propios profesores y autoridades.
O si no, cómo se califica o llama:
El que un maestro monte en ira y desaloje, sin opción a reclamo, a un alumno que tuvo la mala suerte de deslizar una broma luego mal entendida que hizo reír a toda la clase? (abuso de autoridad).
El que otro docente ironice o ridiculice a un alumno poco aprovechado, con algún mote o apodo que lo convierte en el hazmerreír de sus compañeros? (violencia simbólica)
El que un docente de Secundaria venda a sus estudiantes un texto fotocopiado, supuestamente escrito por él (aunque de hoja en hoja se adivinen los hipervínculos de Encarta o Wikipedia) al triple o cuádruple de lo que realmente costarían tales fotocopias en cualquier kiosco? (exacción)
El que un Director, o Secretario, imponga suspensiones a estudiantes, sin juicio previo y justo, a nombre de un “Reglamento Interno” cuyo contendido completo no se puede conseguir en ninguna parte? (arbitrariedad)
El que los alumnos de último grado, la “Promo”, hagan ventas con sobreprecios, organicen recaudaciones cuya cuantía y destino nunca se explicitan, etc., a sus propios compañeros de estudio, incluyendo niños de primeros grados, a título de que “ellos también podrán hacer lo mismo”, para financiar sus viajes de fin de estudios? (agio y mercantilización de actividades extra-curriculares).
El que algunos docentes, con el fin de “ahorrarse problemas” asignen calificaciones permisivas a estudiantes desaventajados, para conservar su ascendiente, o talvez también su cargo, en la institución? (negligencia pedagógica)
El que otros docentes sometan a exámenes deliberadamente difíciles para luego, “bondadosamente”, arreglen los puntajes malos, casi a fin de año, a cambio de alguna gabela confidencial y proporcional a la “ayudita”? (tráfico de calificaciones)
El que entre los mejores alumnos del colegio siempre esté la sobrinita del Director o el hijo del Presidente del Comité de padres de familia? (tráfico de influencias)
(Mejor no sigamos).
Pero también hay abusos en sentido inverso. Cierta alumna de último grado de bachillerato, que por cierto ya lo había repetido dos años en otros sendos colegios, rogó y logró que su profe de química, de como 24 años, le salvara su tercer intento so pena de que, si no, tendría que “confesar” a sus padres supuestas propuestas indecentes del “profe de quimi”. Y el aludido, joven y ciertamente un poco dado a “galán” (aunque nada más), imaginando la magnitud del potencial escándalo (y talvez sanción o cárcel), midiendo sus posibilidades en el inevitable "palabra contra palabra" (lágrimas adolescenes de por medio), el amarillismo siempre acechante y otros aspectos más, amedrentado por tamaña Espada de Damocles, no tuvo más que ceder a la coacción. Y de esos casos, aunque menos que los de alumnos maltratados, los hay y no pocos: pandillerismo intra-colegios, amenazas callejeras o telefónicas de alumnos reprobados a los hijos de profesores, directores condicionados a ceder preferencias a hijos de directivos de padres de familia bajo amenaza de “mal informe” a autoridades superiores, y otro largo etcétera…
Este tipo de abusos no siempre figuran en las estadísticas, ni salen en los periódicos, ni se lo toman en serio muchas autoridades porque, de tan comunes que se han vuelto (con el correr de los años), han perdido su significancia al extremo de que las mismas víctimas, en su inermidad o imposibilidad de lograr justicia, acaban resignándose a sufrir la situación, asumiéndola como parte del “sistema”.
Entonces, por la fuerza de la habitualidad, o por el “Síndrome de Estocolmo”, se termina tolerando lo injusto y callando aun ante la oportunidad que brinda, por ejemplo, el número gratuito para quejas y reclamos.
Además, como alguna vez lo dijo un adolescente agraviado por su profesora de Matemáticas quien le avergonzó ante sus compañeros como “burro” sólo porque no había memorizado los primeros diez logaritmos, de qué vale quejarse, si las autoridades son sus colegas y al final “apagarán” el asunto entre amigos, y la profe se las cobrará con creces el atrevimiento…
Inevitable recordar la escena del Quijote, en que liberó a un muchacho del castigo de su familiar, y cuando el justo y su escudero se fueron, el muchacho la pasó mucho peor que antes (a veces hay ayudas que en realidad perjudican).
No está bien callar ante la injusticia; pero hay que estar en los zapatos de los oprimidos para comprender su obligada cobardía.
Sin embargo, queda aun un camino… Que todos sepan lo que ocurre, y talvez por temor o vergüenza, los abusadores se contendrán al menos un poco…
Por sobre todo, aconsejo sobremanera a mis lectores en Bolivia que usen sin temor el número gratuito 800-10-0050 ya que su confidencialidad está verificada y garantizada. Pero si todavía temen, con la veracidad debida y obligada, publíquenlo como comentario (puede ser como Anónimo) luego de este artículo.
Tengan por seguro que cada denuncia será averiguada hasta donde sea posible, y que todas las partes involucradas tendrán derecho a réplica, también en forma de comentarios, por lo que hay que ser concreto, objetivo y ante todo veraz antes de hacer cualquier señalamiento, ya que tampoco debe haber lugar para la calumnia.
Por mi parte, verificaré al máximo de mis posibilidades la veracidad de cualquier referencia o denuncia que me llegue, sea vía correo electrónico o mensaje privado a mi cuenta de Facebook, antes de su divulgación, cuidando siempre de no dañar injustamente la integridad personal de quienes sean aludidos.
Un último consejo: si se está frente a un caso de exceso o abuso, dentro o fuera de escuela o colegio, y se puede grabar o fotografiar con celular o similar, háganlo, y súbanlo a Youtube, que es fácil y gratis. Y publiquen el enlace para que todos lo vean. Contra una prueba así no hay nada que decir ni hacer…
Veamos qué pasa en adelante… Talvez así se pueda luchar contra la violencia, los abusos y arbitrariedades en nuestras escuelas y colegios.
Ukamau la cosa.
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