miércoles, 8 de febrero de 2012

Telefono anticorrupcion gratis y que realmente funciona

El 800-10-0050 es el número al que en Bolivia se puede llamar para denunciar irregularidades y corrupción en escuelas y colegios fiscales o particulares.

Puedo estar equivocado.
Pero “la mitad más uno” de las familias bolivianas ha experimentado o conocido de fuente cercana, “alguna vez”, alguna de estas situaciones:
Es el Día del Maestro, y contra lo que se pudiera pensar ingenuamente, uno que otro profe con fama de temido “reprobador” recibe tantos halagos especiales que la lógica cotidiana no puede explicar de primera mano; pero, a riesgo de forzar la figura, “de que sucede, sucede”; talvez demostrando el modelo maquiavélico de que “es mejor ser temido que amado”…
Es casi fin de año escolar y, como se dice, muchos colegiales “ya saben de qué mal pueden morir”, de modo que hasta sus compañeros, con ojo clínico rudimentario, hacen pronósticos a escondidas. Pero sin saberse cómo, algún “desahuciado” cuyas malas notas han hecho metástasis hacia todas sus asignaturas, logra vencerlas en término de días, equivaliendo a que la liebre dormilona, al final, gane a la tortuguita de la fábula… o, ¿milagros anticipados de Navidad?
Dos compañeros de escuela y travesuras, uno de aprovechamiento aceptable y otro de no tanto, debieron separarse a mitad de su escolaridad porque uno perdió el año, y para mala suerte, también lo volvió a perder al año siguiente de modo que, por vergüenza o qué, termina yéndose para siempre. Muchos años después, ya en la universidad, vaya uno a saber cómo, ambos vuelven a encontrarse en el mismo semestre, aunque en carreras distintas, como si el “viaje al futuro” fuera posible. ¿O fue a un colegio en que se hacen dos años en uno?
Y no sólo padres y estudiantes, también los profes o incluso autoridades superiores de colegios pueden ser objeto de irregularidades: un director que, coaccionado por sus profes o padres de familia, se ve obligado a flexibilizar normas mínimas de conducta o desempeño, profes chantajeados con algún escandalete y obligados a ceder en la rigurosidad, muchas veces legítima, de su enseñanza, docentes que, por instinto de conservación laboral, “viven y dejan vivir” repartiendo calificaciones buenísimas con tal de no “hacerse de mala sangre”, padres exaccionados con interminables contribuciones y cuotas “para todo y para nada”, editoriales que a título de marketing o “cooperación”, capturan con maletincitos y comisiones por libro colocado a profes de colegios enteros, como inconfesados promotores de venta de material sin verdadera calidad pedagógica, kermesses, bailes juveniles, colectas y ventas internas impuestas por las directivas de padres de familia, de los que nunca se rinden cuentas, arbitrariedad disfrazada de “reglamento interno”, exámenes deliberadamente imposibles, abuso escolar entre alumnos, regentes de disciplina “sanguinarios”, castigos físicos (sí, aunque no lo crean, en este siglo XXI aun los hay), hostigamiento psicológico, amedrentamiento, …
La lista sería larga.
Y en las universidades?… copiados y/o textos de contenido mediocre y precio de lujo que hay que comprarlos “sí o sí” porque valen “la mitad de la calificación”, ausentismo docente que los auxiliares de cátedra tratan desesperada e infructuosamente de compensar o disimular, nepotismo administrativo o en aula, arreglos “milagrosos” de puntajes, coacción a los docentes para que sean “buenitos” so pena de ser repudiados por el co-gobierno estudiantil, partidismo político, …
Otra lista larga.
Pero una aclaración: no se crea tampoco que el sistema educativo, menos en Bolivia, es la Disneylandia de los injustos o los corruptos, por eso al comenzar este post mencioné los términos “alguna vez”, y los repito, “ALGUNA VEZ”. Sin embargo, con que haya una, “unita”, ya es para preocuparse, porque se supone que la educación, escolarizada o universitaria, pública o privada, es o debe ser totalmente aséptica, es decir limpia, a estas anomalías éticas, porque si no, ¿qué clase de personas se estarían formando?, o lo que fuera peor, ¿qué clase de personas estarían a cargo de este sistema que se supone es el templo o crisol en que se forman los futuros ciudadanos, lo mejorcito de un país?
¿Verdad?
Ahora, la frecuencia de esa “alguna vez”, por otro lado, también depende de la propia percepción, porque así como no todo lo que brilla es oro, tampoco la gente es lo que parece, por lo que nunca es bueno “pensar comenzando siempre por lo malo”…
Felizmente en Bolivia, desde hace algún tiempo, ya hay un medio de denunciar y poner en evidencia toda irregularidad que, de manera fundamentada, ocurra en escuelas, colegios y universidades. Es un mecanismo en pro de la transparencia, la equidad, la ley y ante todo la legitimidad y la verdad.

Es el número gratuito 800-10-0050.

Hace un tiempo, este número, que podríamos denominar de reclamo, queja o recurso ciudadano, fue difundido tímidamente por el Ministerio de Educación a propósito de las excesivas tareas o asignaciones “homicidas” (es un decir) que algunos profes suelen dar, sádicamente, a sus alumnos con motivo del descanso pedagógico invernal (500 repeticiones escritas de la Tabla de Valencias, escribir los primeros 1000 números primos, copiar a mano libros enteros para luego resumirlos, buscar la biografía de la bisabuelita de 20 novelistas de algún país, cosas así…), al punto que muchos colegiales con gusto preferirían no tener dichas vacaciones.
Luego, este numerito fue inmediatamente olvidado. Pero sigue vigente y, según pude conversar con su encargado, es y será permanente. También, a fines de 2011, me atreví a pasar el dato de una irregularidad que se estaba dando en el colegio de una de mis sobrinas. Naturalmente di mis datos reales como señal de seriedad. Y luego de varios días comprobé que una comisión visitó el colegio en cuestión pidiendo aclaraciones sobre el caso, luego de lo cual otros días mediante, recibí una llamada en mi celular para comentarme lo que había sucedido y preguntarme si se trataba del caso que referí. Yo respondí que sí, y antes de terminar un apretado resumen de lo hecho al respecto, el interlocutor me dijo que la próxima fuera más responsable porque en verdad no era un caso de corrupción sino unos cobros por ropa deportiva para los alumnos, concertado mucho antes, y voluntariamente, por los padres de familia.
Con semejante interpelación, tuve que replicar que si el asuntito no era ilegal, tampoco estaba claro y que más barato hubiera salido que hayan actas o constancias de los cobros que denuncié, más aun tratándose de convenios antiguos que uno no siempre puede conocer; además, lo legal siempre debe ser explícito, con eso de que “la reina no sólo debe serlo sino también parecerlo”. Y así quedamos en paz.
De todas formas, un poco avergonzado, también reconocí mi precipitación y desconocimiento de tales antecedentes, prometiendo finalmente que la próxima (ojalá no haya necesidad) sería más cuidadoso.

Conclusión, jalón de orejas aparte: entonces, este numerito… funciona…!

Ya no podemos decir que en Bolivia los alumnos, del nivel que sea, padres de familia o profesores estamos a merced de los abusos, la arbitrariedad, el maltrato o la corrupción. No es que en Bolivia la corrupción sea un “deporte nacional”, pero sí es un problema que hay que frenar, y este recurso, bien utilizado, repito: “bien utilizado”, puede servir para que al menos, quienes tengan esa tentación se la piensen dos veces.
Por ello, la oportunidad va junto con la responsabilidad.
¿Por qué, para qué, cuándo y cómo usar este recurso?
A ver…
Cuando llamas para referir o denunciar un hecho que crees irregular, ilegal o injusto, debes saber que estás involucrando a personas e instituciones que tienen su imagen social y honorabilidad, unas más que otras, pero la tienen. Por tanto, debes velar por ese honor así como cuidas el tuyo propio.
En primer lugar, no seas “dedo fácil” (se les dice así a quienes usan el teléfono con o sin motivo real), es decir que cuando veas algo que pueda calificarse como malo o reprochable debes necesariamente analizar si eso es así o sólo es tu percepción. Tu idea sobre la verdad, legitimidad, legalidad y justicia es el “primer filtro”.
Si de todo corazón y en lo mejor de tus pensamientos piensas que estás frente a algo malo que debe corregirse o sancionarse, debieras hacerlo conocer en el mismo lugar, momento (o inmediatamente después) y con quienes están involucrados. Es mucho mejor “lavar los trapos sucios en casa”. La idea es controlar lo malo sin hacer escándalos innecesarios. Si en tu colegio o facultad hay gente honesta y positiva, aquí debería resolverse el 99% de los problemas.
Si esto no sucede, todavía queda un recurso: acudir a una instancia superior, sea organización de padres de familia, consejo docente o autoridad distrital, local o regional competente. Posiblemente así se pueda gestionar o interceder por un entendimiento, aclaración o arreglo de modo que las partes afectadas mantengan con sus derechos e intereses respetados, subsistiendo la rectitud.
No pasó nada?
Si el asunto sigue “chueco” pese a tus intentos, a estas alturas ya habrás meditado sobre la gravedad e injusticia que te preocupa, y si amerita “ir más allá”. Entonces, sólo queda llamar al 800-10-0050 para plantear tu caso, con el antecedente de que ya has intentado resolverlo “sin levantar polvo”. Esta vez, no seas “dedo débil”, que no te lo tiemble, porque al denunciar algo realmente injusto no sólo estás dándolo a conocer a quien puede tomar cartas en el asunto, sino también estás cumpliendo un deber, porque en todo el mundo, quien sabe de un delito, culpa o dolo grave (dolo significa conciencia o intención de hacer conscientemente algo malo) y no lo denuncia, puede ser calificado como cómplice o encubridor.
Cuando llames tendrás que dar tus datos reales, pero si estás con la verdad no tienes que asustarte, ellos nunca los publicarán ni te delatarán, pero deben registrarlo en su base de datos para verificar, primero, que eres una persona real y luego comenzar oficialmente la investigación. No se puede comenzar una investigación con denuncia de alguien no identificado. La ley lo señala así.
Será mejor que antes de la llamada escribas en un papel el contenido de tu denuncia, algo que se pueda decir en un máximo 30 segundos, para no extraviarte durante la llamada. Posiblemente este número recibe muchas llamadas y denuncias oficiosas o incoherentes. Sé claro, sencillo y breve. Relata el caso de forma que lo pueda entender hasta un niño, ya que tú sabes todos los detalles pero los de esa oficina no saben nada, ni tampoco pueden adivinarlo si les das referencias ambiguas o inconexas, y podrían terminar asumiendo que es un arranque de mal humor, rencilla, venganza o mala fe, y nada más…
La sinceridad y la objetividad deben ser los denominadores comunes. Al hacer tu denuncia:
Nunca mientas, la mentira tiene patas cortas.
Nunca exageres, al final, la verdad se descubrirá y quienes exageran terminan avergonzándose.
Nunca saques ni trates de imponer tus propias conclusiones, tú no eres el juez sino quien denuncia, los investigadores y autoridades trabajarán estableciendo la verdad. A los ciudadanos nos toca, en estos casos, cooperar con la investigación de la verdad y luego, si corresponde, la aplicación la justicia.
Nunca insistas en tus comentarios, lo que las autoridades necesitan son datos y referencias para comenzar a investigar.
Nunca denuncies llevado de tu mal humor sino motivado por un sentimiento genuino de justicia.
Nunca actúes con el hígado sino con la cabeza, luchar contra la arbitrariedad y la corrupción implica objetividad y no ira.
Nunca exageres en hacerte la víctima, talvez tú también tengas parte de responsabilidad o incluso culpa.
Nunca calumnies, sería ruin y aborrecible de tu parte, la calumnia es como el carbón: cuando está caliente quema y cuando está frío mancha, y la gente inocente no se merece estos daños.
Nunca culpabilices a nadie sin motivo, todos son inocentes hasta que se compruebe lo contrario.
Nunca tengas miedo, si la verdad está contigo, dando a conocer algo malo no sólo estás defendiéndote sino también cumpliendo un deber.
Alguito más para terminar: haz que todos, absolutamente todos sepan y se memoricen este número. Seas Director, docente, estudiante, padre de familia, mucho más si tienes algún cargo, puesto o rol de responsabilidad. La llamada es absolutamente gratis, y puede hacerse desde celular, línea fija o monedero (no necesita moneda porque se considera una línea abierta para emergencias). Yo, si fuera autoridad educativa, ordenaría, obligaría que se pusieran carteles grandes a la entrada de cada colegio, que dijeran: “Teléfono gratuito anti-corrupción educativa: 800-10-0050”, pero no sabemos lo que hay en la mente de los demás.
Casi nunca ocurre, pero la corrupción es una alimaña que hay que eliminarla cuando apenas está apareciendo, porque después se hace incontrolable. Usualmente, nuestras escuelas y colegios son remansos de paz, trabajo, mejoramiento, conocimiento, verdad y justicia.
Y a todos nos corresponde cuidar cada día de que siga siendo así…
Ukamau la cosa.

(Si este contenido te parece interesante, compártelo mediante el botón “Me gusta”, “enviar por e-mail”, el enlace a Facebook, Twitter o Google+. Hacerlo es fácil y toma sólo unos segundos. Y no te olvides de comentar. Gracias)

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Se agradece cualquier comentario sobre este artículo o el blog en general, siempre que no contenga términos inapropiados, en cuyo caso, será eliminado...