miércoles, 18 de noviembre de 2015

La primera red social que paga a sus usuarios

Tsu te paga dinero por navegar mirar imágenes marcar el contenido que te gusta escribir subir fotografías interesantes e incluso por tener amistades.

Tsu pays you money to navigate, to look at images, to mark the content that you like, to write, to upload interesting pictures, even to have friends.

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Las redes sociales comenzaron como curiosidad informático-tecnológica y terminaron siendo una casi necesidad, especialmente para quienes hacemos de la interacción personal virtual nuestro ambiente de actividad diaria. Aunque la mayoría las usa más para relacionarse o distraerse, otros las ven como un verdadero ecosistema en el que cultivar contactos profesionales, de negocios, o incluso expresarse artística, intelectual, ideológica o culturalmente; su versatilidad da para todo.
Por su parte, unas más y otras no tanto, estas redes sociales se desarrollan como un negocio global, multimillonario en algunos casos, sobre la base de lo que somos, decimos y hacemos, mercadeando nuestras preferencias y lo que producimos deliberada o involuntariamente.

Pero, hasta ahora, nada de lo que los propietarios ganan mediante esas redes sociales le llega al usuario, la persona, a ti, a mí… hasta ahora…

Pero hay algo que está comenzando a cambiar, y Tsu “tiene la culpa”
Tsu (el vocablo que también se escribe como Tsú) es una nueva red social que, a diferencia de las demás, PAGA a sus usuarios por lo que hacen, sí, literalmente: habilitar su cuenta, subir texto, imágenes o video, ver lo que está publicado, expresar sus ideas, acumular contactos, atraer nuevos usuarios… todo. Y si bien son montos inicialmente muy pequeños, según la actividad que se tenga, especialmente logrando de nuestra parte nuevos usuarios, llega a ser algo considerable.

Tsu se parece mucho a Facebook, quien la ve como un auténtico riesgo, al extremo de que la sola palabra “Tsu” está prohibida en su “territorio”, vaya uno a saber por qué realmente. Quien “tenga Facebook” puede moverse cómodamente en Tsu, eso sí, con la pequeña diferencia de que cada acción que realice implica algún “centavito de dólar” que se le acumula a favor, y que puede cobrar (mediante cheque por correo) cuando llega al mínimo de 100 dólares.

Para quien “vive” en las redes sociales (que los hay, y muchos), esto es “música a los oídos”, “dinero”.

Además, Tsu tiene un sistema de red de afiliación que permite ganar dinero también por lo que hagan las personas a quienes sigues, quienes te siguen, y principalmente quienes se hayan unido a Tsu a causa de tu invitación, porque sólo te puedes dar de alta si alguien “de adentro” te invita, incluyéndote además en su grupo (digamos “árbol familiar”). A tu vez, tú, con tu cuenta personal, podrás también invitar a otras personas que pasarán a formar tu propio “árbol familiar”, haciendo crecer una red multinivel que no es sólo una forma de organizar a los usuarios sino que tiene mucho que ver con la forma como se les paga. O sea, cuantas más personas hayas logrado que se den de alta gracias a tu invitación, terminarás ganando más dinero.

O sea, inicialmente no puedes entrar y ya; necesitas que alguien con cuenta en Tsu te invite… Y ese alguien soy yo, porque desde ya te invito a que te registres en Tsu

Una vez dentro, comienzas a ganar dinero por casi cada cosa que hagas (parece mentira pero es cierto), mucho más si consigues nuevos afiliados o produces contenido interesante (subir fotos bonitas, escribir pensamientos inspiradores, comentar las noticias de actualidad, marcar “likes” en lo que te gusta, conseguir nuevos usuarios (ya lo dije), seguir a personas que te parecen interesantes, que te sigan otras, y un largo etcétera…

De dónde y cómo paga Tsu a sus usuarios?

Como Google Adsense, Facebook y varios otros portales, Tsu añade publicidad en sus páginas. Lo que escribes, subes o marcas al navegar se asocia y produce un tipo de publicidad (de industrias, marcas famosas, etc., que pagan por esa publicidad) que la gente ve en pantalla. Además, tus datos y todo (digo “todo”) lo que haces en estos sitios forman un historial que se vende con fines publicitarios (esperemos que sólo publicitarios). A diferencia de ello, Tsu asegura que no hace ni hará esto, lo cual marca una diferencia en el aspecto de la privacidad virtual.
Google y Facebook, por ejemplo (y no son los únicos), suelen quedarse con todo lo que pagan esos anunciantes. Se dice que Google Adsense se queda con más de la mitad, pagando a los “blogueros”, “youtubers”, etc. el resto. A diferencia de ellos, Tsu dice quedarse con sólo la décima parte de lo que cobra, mientras que el resto lo distribuye entre los usuarios que generan esos pagos por publicidad, y su “árbol familiar” (ahora se comprende esta forma de organizar a los usuarios, y la importancia de conseguir nuevos a quienes por nuestra parte, verdad?).
Pero hay más, y para ello un ejemplo: si yo produzco un post, foto, en sí, un contenido interesante que luego se asocia con un anuncio publicitario que “paga bien” (digamos Samsung, Toyota o Nestlé, por mencionar algo), no sólo gano yo sino también tú porque estás en mi “árbol familiar” (árbol genealógico dentro de Tsu), y también las personas a quienes tú invitaste de tu parte, y las que ellas a su vez invitaron a otras, y así sucesivamente.

El mecanismo completo de este sistema de pagos es amplio de explicar, pero si quieres saber más al respecto hay mucho que leer y enterarse en Internet, sólo es cuestión de poner “Tsu” en el buscador, y listo…

Por ahora, como Tsu es una red social con apenas unos meses de vida, su portal y entorno son todavía algo lentos de cargar y usar, parece que están sobresaturados de imágenes y rutinas internas, aparte de que aun están sólo en inglés (aunque supe que ya están desarrollado su interface en francés y español, esperemos que se apuren). Pero por lo demás, se parece mucho a Facebook, de modo que no debería haber ninguna complicación para un “facebookero” promedio.

Ahora que sabes a grandes rasgos lo que es Tsu, cómo funciona y cómo paga a sus usuarios, y también que sólo se puede uno dar de alta previa invitación de un usuario ya existente, ¿quieres formar parte, o aunque sea sólo probar por un tiempo? Anímate, te invito

Haz clic en la imagen de abajo para ver mi cuenta, y desde allí podrás usar la opción de darte de alta (botón Join, en la parte superior derecha de su pantalla). Luego, escribe lo más básico de tu perfil (nombre de usuario, correo electrónico, etc.), y comienza a ganar tus centavos iniciales, simplemente navegando, viendo lo que hay y marcando algo que te gusta. Luego podrás escribir algo interesante, subir fotos, etc., con la seguridad de que tus centavos se convertirán en dólares, y así, sucesivamente.

Anda, ingresa, haz la prueba… Y si después de un tiempo la idea no te convence, te das de baja, te sales y listo… Qué puedes perder…?
http://www.tsu.co/qdquasar

lunes, 16 de noviembre de 2015

Pensando en voz alta

Es real el presente? O es sólo un punto de encuentro entre el pasado y el futuro, y como todo punto, sin dimen... https://t.co/nji38aH3Mr.
Fdo. qdquasar

viernes, 6 de noviembre de 2015

Pensando en voz alta

La diferencia entre un optimista y un pesimista: para el uno las cosas siempre pueden estar mejor; para el otro ya no pueden estar peor.
Fdo. qdquasar

miércoles, 4 de noviembre de 2015

Pensando en voz alta

Más que en la redistribución de la riqueza, creo en la redistribución de las oportunidades y en fuertes castigos al enriquecimiento ilícito.
Fdo. qdquasar

martes, 3 de noviembre de 2015

Pensando en voz alta

Algunos políticos no entienden bien la redistribución de la riqueza, sólo buscan empobrecer a los ricos quitándoles la riqueza que lograron.
Fdo. qdquasar

domingo, 1 de noviembre de 2015

Evangelio de la muerte de Pilatos

Estos son libros y testimonios antiguos que muchas religiones cristianas no quieren que conozcas pero te los presentamos para que tú mismo elabores tus conclusiones.

These are books and old testimonies that many Christian religions don't want you to know but we present them to you so that yourself elaborates your conclusions.

Talvez no has leído aun:

El evangelio de Judas.

El evangelio de Bernabé.

Evangelio de Ammonio. Parte 3.

Evangelio de Ammonio. Parte 2.

Evangelio de Ammonio. Parte 1.


Evangelio de la muerte de Pilatos.

MUERTE DE PILATOS, EL QUE CONDENÓ A JESÚS (MORS PILATI).

MISIÓN DE VOLUSIANO EN JERUSALÉN.

I.

1. Estando Tiberio César, emperador de los romanos, afectado de una grave dolencia y oyendo que había en Jerusalén un médico llamado Jesús, que curaba todas las enfermedades con su palabra, y no sabiendo que Pilatos y los judíos lo habían hecho perecer, dio esta orden a uno de los empleados de su casa, llamado Volusiano: Ve al otro lado del mar todo lo más pronto que puedas, y di a Pilatos, mi servidor y amigo, que me envíe aquí ese médico, para que me devuelva mi antigua salud.
2. Y Volusiano, oyendo la orden del emperador, partió en seguida, y fue a Pilatos, con arreglo a la orden que había recibido.
3. Y expuso a Pilatos la comisión que el César le había conferido, diciéndole: Tiberio, emperador de los romanos y tu señor, sabiendo que en esta ciudad hay un médico que sólo con su palabra cura las enfermedades, te pide que se lo envíes, para librarlo de sus dolencias.
4. Y Pilatos, al oírlo, quedó amedrentado, porque había hecho morir a Jesús, conforme al deseo de los judíos, y respondió al emisario, diciéndole: Ese hombre era un malhechor y un sedicioso que se atraía todo el pueblo a sí, por lo cual y en vista del consejo de los varones prudentes de la ciudad lo he hecho crucificar.
5. Y, volviendo el emisario a su casa, halló una mujer llamada Verónica, que había conocido a Jesús, y le dijo: ¡Oh mujer! ¿Y cómo los judíos han hecho morir a un médico que había en esta ciudad, y que curaba las enfermedades con sólo su palabra?

6. Y ella se puso a llorar, diciendo: ¡Ah, señor, era mi Dios y mi maestro aquel a quien Pilatos, por sugestión de los judíos, ha hecho prender, condenar y crucificar!
7. Y Volusiano, muy afligido, le dijo: Tengo un extremado dolor, porque no puedo cumplir las órdenes que mi emperador me ha dado.
8. Y Verónica le dijo: Como mi Señor iba de un sitio a otro predicando, y yo estaba desolada, al verme privada de su presencia, quise hacer pintar su imagen, a fin de que, cuantas veces sintiese el dolor de su ausencia, tuviese al menos el consuelo de su retrato.
9. Y, cuando yo llevaba al pintor un lienzo para hacerlo pintar, mi Señor me encontró, y me preguntó adónde iba. Y, el indicarle mi objeto, me pidió un paño, y me lo devolvió impreso con la imagen de su venerada figura. Y si tu emperador la mira con devoción, gozará de salud brevemente.
10. Y Volusiano le dijo: ¿Puedo adquirir esa imagen a precio de oro o de plata? Y ella contestó: No, ciertamente. Pero, por un sentimiento de piedad, partiré contigo, llevando esta imagen al César, para que la vea, y luego volveré.

11. Y Volusiano fue a Roma con Verónica, y dijo al emperador Tiberio: Hace tiempo que Pilatos y los judíos, por envidia, han condenado a Jesús a la muerte afrentosa de la cruz. Pero ha venido conmigo una matrona que trae consigo la imagen del mismo Jesús y, si tú la contemplas devotamente, gozarás el beneficio de la curación.
12. Y el César hizo extender telas de seda, y ordenó que se le llevase la imagen y, en cuanto la hubo mirado, volvió a su primitiva salud.

CASTIGO DE PILATOS.

II.

1. Y Pilatos, por orden de Tiberio, fue preso y conducido a Roma. Y, sabiendo el César que había llegado a la ciudad, se llenó de furor contra él, y ordenó que se lo presentasen.
2. Y Pilatos había traído consigo la túnica de Jesús, y la llevaba sobre sí, cuando compareció ante el emperador.
3. Y apenas el emperador lo vio, se apaciguó toda su cólera, y se levantó al verlo, y no le dirigió ninguna palabra dura, y, si en su ausencia se había mostrado terrible y lleno de ira, en su presencia sólo mostró dulzura.
4. Y, cuando se lo hubieron llevado, de nuevo se enfureció contra él de un modo espantoso, diciendo que era muy desgraciado por no haber podido mostrarle la cólera que llenaba su corazón. Y lo hizo otra vez llamar, jurando que era merecedor de la muerte, e indigno de vivir sobre la tierra.
5. Y, cuando volvió a verlo, lo saludó, y desapareció toda su cólera. Y todos los presentes se asombraban, y también el emperador, de estar tan irritado contra Pilatos, cuando salía, y de no poder decirle nada amenazador, cuando estaba ante él.

6. Y, al fin, cediendo a un impulso divino, o acaso por consejo de algún cristiano, le hizo quitar su túnica, y al momento se sintió lleno de cólera contra él. Y, sorprendiéndole mucho al emperador todas estas cosas, se le dijo que aquella túnica había sido del Señor Jesús.
7. Y el emperador ordenó tener preso a Pilatos hasta resolver, con consejo de los prudentes, lo que convenía hacer con él.
8. Y, pocos días más tarde, se dictó una sentencia, que condenaba a Pilatos a una muerte muy ignominiosa. Y Pilatos, sabiéndolo, se mató con su propio cuchillo, y puso de este modo fin a su vida.
9. Y, sabedor el César de la muerte de Pilatos, dijo: En verdad que ha muerto de muerte bien ignominiosa, pues ni su propio cuchillo lo ha perdonado. Y el cuerpo de Pilatos, sujeto a una gran rueda de molino, fue lanzado al Tíber.
10. Y los espíritus malos e impuros, gozándose en aquel cuerpo impuro y malo, se agitaban en el agua, y producían tempestades, y truenos, y grandes trastornos en los aires, con lo que todo el pueblo era presa de pavor. Y los romanos retiraron del Tíber el cuerpo de Pilatos, y lo llevaron a Vienne y lo arrojaron al Ródano, porque Vienne significa camino de la gehhena, y era un sitio de exportación.

11. Y los espíritus malignos, reunidos en caterva, continuaron haciendo lo que en Roma. Y, no pudiendo los habitantes soportar el ser así atormentados por los demonios, alejaron de sí aquel motivo de maldición, y lo hicieron enterrar en el territorio y ciudad de Lausana.
12. Y, como los demonios no dejaban de inquietar a los habitantes, se lo alejó más y se lo arrojó en un estanque rodeado de montañas, donde, según los relatos, las maquinaciones de los diablos se manifiestan aún por el burbujear de las aguas.

Fuente: Los Evangelios Apócrifos, por Edmundo González Blanco.