martes, 6 de diciembre de 2011

Cositas curiosas y locas

Lo que nunca está demás saber, para salir de dudas y para aclarar las dudas de los demás.

¿CUÁL ES LA EQUIVALENCIA ENTRE GRADOS KELVIN Y GRADOS CELSIUS?
Grado Kelvin es el grado de la escala termodinámica de las temperaturas absolutas, en la cual la temperatura del punto triple del agua es 273,16 grados. Se puede emplear la escala Celsius, cuyo grado es igual a grado Kelvin y su punto cero corresponde a 273,15 grados de la escala termodinámica Kelvin.

LAS CARACTERÍSTICAS DE LA DENOMINADA HISTERIA.
La palabra deriva de la voz griega Hystera (útero, matriz). El término fue introducido por François Boissier y era equivalente al vocablo “histerismo”, acuñado por Anne Charles Lorry a mediados del siglo XVII. Hipócrates explicó los síntomas por un desplazamiento anormal de la matriz en el interior del cuerpo. Este concepto absurdo fue refutado por el médico francés Charles Lepois (1563-1631). Sin embargo, la idea general de una relación directa entre la enfermedad y el sexo femenino prevaleció hasta que el psicólogo Charcot, en París, y la pareja Liébault-Bernheim demostraron más allá de toda duda la existencia de histeria también en los varones. Se trata de trastornos debidos a perturbaciones orgánicas o funcionales en el sistema nervioso.

POR SI QUISIERAN SABER LOS NOMBRES DE TODOS LOS ANTIGUOS CAMPEONES MUNDIALES DE AJEDREZ, Y EN QUÉ AÑO LOGRARON SUS TÍTULOS.
El primer campeón fue François Danican (Philidor), francés, durante el período 1747-1795.
Le siguieron: Alexander Deschapelles, francés, 1815-1820;
Louis de la Bourdonnais, francés, 1820-1840;
Howard Staunton, inglés, 1843-1851;
Adolf Anderssen, alemán, 1851-1858;
Paul Morphy, norteamericano, 1858-1859;
Adolf Anderssen, alemán, 1862-1866;
Wilheim Steinitz, austríaco, 1866-1894;
Emanuel Lasker, alemán, 1894-1921;
José Raúl Capablanca, cubano, 1921-1927;
Alexander Alekhine, ruso-francés, 1 927-1 935;
Max Euwe, holandés, 1935-1937;
Alexander Alekhine, ruso- francés, 1937-1946;
Mijail Botvinnik, 1948-1957;
Vasili Smyslov, 1957-1958;
Mijail Botvinnik, 1958-1960;
Mijail Tal, 1960-1961;
Mjail Botvinnik, 1961-1963;
Tigran Petrosian, 1963-1969;
Boris Spassky, 1969-1972;
Robert Fischer, norteamericano, 1972 -1975;
Anatoli Karpov, ruso, 1975 -1985;
Kary Kasparov, 1985…, y desde entonces los recientes campeones son mucho más conocidos.

¿POR QUÉ LA CLOROFILA LES DA COLOR VERDE A LAS PLANTAS?
La clorofila les da color verde a las hojas porque su constitución es una mezcla de pigmentos verdes que se presenta en forma de masas redondeadas y ligeramente apelotonadas, a veces en forma estrellada o en forma de círculos, en los cloroplastos de las plantas que asimilan dióxido de carbono de la atmósfera por acción de la luz. Transfiere su color a los vegetales porque es la materia que se encuentra en mayor cantidad. Etimológicamente, la palabra deriva de chlorós: verde, y phyllon: hoja. Fue descubierta por los químicos Pelletier y Caventou en 1817.

¿CUÁL ES LA ETIMOLOGÍA DE LA PALABRA CALLE?
La palabra calle proviene del latín callis, que significa senda, camino. Define al camino público entre dos casas. Desde tiempos antiguos existió preocupación por su ornato y alineación, como lo prueban, entre otros documentos, los escritos de Carlos I del 28 de junio de 1530 y la ordenanza de corregidores de Femando VI del 13 de diciembre de 1749, en España.

EL FENÓMENO DE LA INEDIA.
Se conoce con el nombre de inedia al ayuno absoluto. Entiéndase bien: absoluto. La historia de la humanidad está repleta de casos que son por completo inexplicables por sus características. Tantos que, sin analizar más el tema (¿de qué serviría pretenderlo, ya que nadie nunca pudo justificarlo?) vamos a algunos ejemplos notables:
La mística cristiana Angela de Foligno, muerta en el 1309, vivió durante doce años sin tomar alimento de ningún tipo.
Santa Catalina de Siena (siglo XIV) aproximadamente ocho años en exactas condiciones.
Elizabeth de Reute, otra mística católica, vivió como si tal cosa durante quince años en los cuales no ingirió sólidos ni líquidos de ningún tipo. Murió en 1421.
Santa Livinia de Schiedman (1380-1433) no probó alimento alguno durante nada menos que veintiocho años.
La bienaventurada Rosa María Andriani (ya más cerca en el tiempo, fallecida en 1845) también sobrevivió a la experiencia de la inedia durante veintiocho años.
Y siguen los casos, todos ellos controlados meticulosamente por las autoridades civiles y eclesiásticas de cada época. Ninguno de ellos explicado de manera alguna.
Los magistrados del gobierno y de la iglesia francesa de fines del siglo XV firman un documento que asevera de manera textual: “Hacemos saber a todos y a cada uno que Nicolás de Flue, habiendo abandonado a su padre, a su madre, a su mujer y a sus hijos, se retiró en un desierto llamado Raust, en el cual se ha conservado por la gracia de Dios sin comer ni beber durante dieciocho años y viviendo todavía santamente en el momento en que esto se escribe y gozando de su plena razón; de todo lo cual damos testimonio como lo hemos visto y sabiendo que es verdad”. Nicolás de Flue, después de esta comprobación y este documento, permaneció aún dos años más en el desierto (en el que, sencillamente, no había de dónde sacar alimento o agua) reintegrándose luego a su vida anterior.
El Papa Inocencio VII hizo controlar rigurosamente el ayuno total de la mística Colombe de Rietti durante veinte años.
Luego hay infinidad de casos de personas —todos ellos místicos— que practicaron la inedia durante varios meses. Comparándolos con los ejemplos anteriores, parece poco, pero razones biológicas indican claramente que no lo es. Se supone que semejantes ayunos son simplemente imposibles. Y, sin embargo, todos están documentados.
¿Cómo pudieron sobrevivir? ¿Por qué lo hicieron? ¿Qué fuerza poderosa logró quebrar todas las leyes biológicas conocidas? La ciencia y la razón no tienen respuestas. Salvo la del asombro, el respeto, el silencio. O sencillamente la fe, para los que gozan de ella. El mar donde desembocan la mayoría de los ríos de estas apasionantes historias asombrosas.

EL DOCTOR NO ESTA.
Era muy común en la Edad Media y durante el Renacimiento que los médicos pagaran muy caro el hecho de que se les muriera un paciente poderoso. Por eso no era muy popular la profesión. Entre tantos casos se recuerda el del médico de Cósimo Médici, por el siglo XVI. Su importante paciente murió sin que supiera explicarse bien de qué y —por esa falta de explicación— el pobre médico apareció ahogado en un pozo cuatro días más tarde. Tal vez de estos casos venga la costumbre cada vez más frecuente entre los galenos: cuando no se sabe muy bien qué cosa tiene (o tuvo) un paciente, ponen cara de preocupación y aseguran: “Es un virus”. Nadie les discute.

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