jueves, 7 de junio de 2012

Nos enamoramos por culpa de la química


Conviene recordar que el sentimiento del amor es el resultado de muchos procesos mentales dentro del sistema nervioso y también tienen que ver con reacciones químicas

Is good to remember that the feeling of the love is the result of many mental processes inside the nervous system and they also have to do with chemical reactions.

Varios estudios dicen encontrar conexiones químicas y psicológicas entre el miedo y el enamoramiento. Fisiológicamente hay reacciones muy parecidas: sudoración, taquicardia, indecisión...
Tanto en el amor como en el miedo, el disparador es una descarga hormonal. En estas situaciones nuestro cuerpo produce un ataque de drogas endógenas, es decir, que se originan en nuestro propio organismo. Cuando el cuerpo entra en contacto con las feromonas (sustancias químicas inodoras que nuestro cuerpo produce y tienen como única misión afectar nuestro comportamiento sexual y atraer al sexo opuesto) o con un estímulo visual atractivo el cuerpo segrega las endorfinas.
El amor romántico es "creado" por una endorfina, la FENIL-ETIL-AMINA (FEA), que produce sensación de satisfacción y armonía. Junto al estímulo disparador nos produce una sensación de bienestar asociada a una persona. La función de la FENIL-ETIL-AMINA es la de garantizar la armonía y la tolerancia hacia una posible pareja reproductora, esto ayuda a mantener una relación de unos 3 o 4 años.
Simultáneamente, impulsos oxitócicos ayudan a mantener una atracción sexual única: sólo nos atrae la persona de la que estamos enamorados…
Estar enamorado para muchos supone tener taquicardias, sudoración, cosquilleo en el estómago, enrojecer en presencia de la persona amada... Los comportamientos se vuelven compulsivos, y el deseo de estar cerca de la otra persona, de frecuentar los lugares comunes, buscar encuentros "casuales", esperar una llamada de teléfono... sólo vemos el lado positivo de la otra persona, sus gestos, su físico... todo nos gusta.
Nuestros gestos nos delatan frente a la persona de la que estamos enamorados: miramos con ojos "tiernos", con media sonrisa, suspiramos cuando habla...
El amor puede ser consecuencia de un flechazo o estar motivado por el trato diario.
Algo muy común en el amor son los celos, incluso muchos estudios aseguran que sin ellos no existe tal amor verdadero. Según el psicólogo David Buss, los celos son una defensa contra alertas de infidelidad y abandono, y añade que bien entendidos, son un medio de mantener viva la relación y fortalecerla, siempre que no se conviertan en algo enfermizo.

LA QUÍMICA LO EXPLICA: LA FORMA EN QUE EL AMOR LLEGA Y SE VA…
La bioquímica explica lo que pasa cuando nos “enamoramos” a primera vista. Al primer flechazo, el hipotálamo ordena a las glándulas suprarrenales que aumenten inmediatamente la producción de adrenalina y noradrenalina, sus efectos se hacen notar al instante; el corazón late mas de prisa, la presión sanguínea sube, alcanzando valores altos, se liberan grasas y azucares para aumentar la capacidad muscular y se generan más glóbulos rojos a fin de mejorar el transporte de oxigeno por la corriente sanguínea; mientras tanto, el sistema nervioso se prepara para transmitir cualquier nueva información.
Después de permanecer entre 0.1 y 0.5 segundos en la memoria ultracorta de las propias células nerviosas del ojo, la imagen de esa persona pasa al cerebro, concretamente a la memoria inmediata o de corto plazo, este almacén provisional desempeña las funciones de un portero que somete a nuestro posible objeto de amor a un rápido examen: primero compara entre sí las impresiones de nuestros distintos sentidos ¿concuerdan la óptica, los sonidos, los olores? una pequeña incongruencia alguna, ligera disonancia, son suficientes para que el candidato o la candidata en potencia sea rápidamente eliminado.
También trabaja la fenil-etil-amina; después de unos tres meses como máximo, el flujo de esta fenil-etil-amina comienza a decrecer y nuestro organismo pide una pausa: entramos en la segunda fase, la euforia desaparece y nuestros filtros de percepción quedan bloqueados; de pronto nos damos cuenta de que nuestro ser amado o amada tiene las orejas de Dumbo, que un ojo suyo es más grande que el otro, tiene la voz chillona o finalmente que su aliento no es tan “perfumado” como lo pensábamos en un principio, además, hay otros u otras con igual o incluso mayor simpatía y atractivos (adónde estaban?; cómo no nos dimos cuenta?). Esta fase clarifica si el enamoramiento se va a convertir en amor o si, por lo contrario, hay una persona, hasta entonces inadvertida, capaz de volver a poner en marcha la producción de fenil-etil-amina, auténtica droga del amor.

CONOCIENDO LA FENIL-ETIL-AMINA.
Aquí está el “identi-kit” de la sustancia química culpable de nuestros sufrimientos por el sexo opuesto:
Nomenclatura IUPAC: 2-Fenil-etilamina o 2-Feniletilamina
Fórmula química: C8H11N.
Peso molecular: 121.18 g/mol.
Densidad: 0.965 g/ml.
Punto de fusión: -60 grados centígrados.
Punto de ebullición: 200 grados centígrados.
Número CAS: 64-04-0
La feniletilamina (FEA, qué “abreviaturita”, no?) es químicamente una amina aromática muy simple, de fórmula C8H11N; semejante a las anfetaminas; es además un alcaloide y un neurotrasmisor monoamínico biosintetizado a través de la decarboxilación enzimática del aminoácido fenilalanina. En el cerebro humano, se le atribuyen roles como neuromodulador o neurotransmisor. También se la encuentra en varios alimentos, especialmente después de una fermentación microbiana, por ejemplo en el chocolate y ciertos quesos.
La feniletilamina es un líquido coloro, que forma con el dióxido de carbono (CO2) una sal carbonatada sólida, al ser expuesta al medio ambiente. La feniletilamina presente en alimentos como el chocolate se ha considerado portadora de efectos psicoactivos. Sin embargo, es rápidamente metabolizada por la enzima MAO-B, de manera que no llegan al cerebro concentraciones significativas.
Las feniletilaminas sustituidas son una amplia y diversa clase de compuestos que incluyen alcaloides, neurotransmisores, hormonas, estimulantes, alucinógenos, entactógenos, anorexígenos, broncodilatadores, y antidepresivos.
Se ha comenzado a asociarla con el sentimiento del amor luego de la teoría propuesta por los médicos Donald F. Klein y Michael Lebowitz, del Instituto Psiquiátrico del Estado de Nueva York (Estados Unidos) que postularon que su producción en el cerebro puede desencadenarse por eventos tan simples como un intercambio de miradas, un roce o un apretón de manos, sugiriendo además que el cerebro de una persona enamorada contiene grandes cantidades de feniletilamina y que esta sustancia podría ser la responsable, en gran medida, por las sensaciones y modificaciones fisiológicas que experimentamos cuando ocurre el enamoramiento como vigilia, excitación, taquicardia, enrojecimiento, e insomnio. Parece ser además un precursor de la dopamina que es la substancia responsable de las sensaciones del amor romántico según la teoría de la Dra Helen Fisher.
Varias feniletilaminas sustituidas son drogas farmacológicamente activas debido a su similitud con las monoaminas que actúan como neurotransmisores:
Estimulantes como los alcaloides de origen vegetal efedrina y catinona y las drogas sintéticas anfetamina y metilfenidato.
Alucinógenos como el alcaloide vegetal mescalina y la droga sintética 2C-B.
Entactógenos como el MDMA y el MDA.
Anorexígenos como la fentermina, la anfetamina y la benzfetamina.
Broncodilatadores como la efedrina y la pseudoefedrina.
Antidepresivos como el bupropión y la venlafaxina.

Fuente: Otros sitios en Internet.

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