miércoles, 1 de agosto de 2012

Alturas de Macchu Picchu – Neruda

Una mirada diferente a la obra de este inmortal poeta chileno que nos muestra un estilo diferente al acostumbrado en sus versos mayormente difundidos.

Bajo el seudónimo de Pablo Neruda escribió su obra literaria, Ricardo Eliecer Neftalí Reyes, que nació en un pueblo al centro de Chile, de poca importancia para sus temas poéticos. El apellido Neruda fue escogido por el poeta como muestra de la admiración que sentía por el escritor checo Jan Neruda, autor de los “Cuentos de la Mala Strana”. En la adolescencia, Neruda vivió en Temuco, ciudad al sur del país, donde publicó sus primeros versos. En 1919 es premiado en los juegos florales de Manle; posterior a este premio se traslada con su familia a Santiago de Chile, allí obtiene un nuevo premio con el poemario “La canción de fiesta”. En 1923 aparece “Crepusculario” y, al siguiente año, su muy conocido libro, “20 poemas de amor y una canción desesperada”. Autor de múltiples libros de poesía y una autobiografía, Neruda recibe en 1971 el premio Nobel, que le otorga la Academia Sueca, por su obra poética.
En 1943 sube a las ruinas de Macchu Picchu, allí siente que en otra época él formó parte de la historia de ese lugar y que trabajó, vivió y murió en ese mismo sitio. El poema “Alturas de Macchu Picchu” lo escribe en 1945; ese mismo año es nombrado senador por las provincias del sur, también obtiene el Premio Nacional de Literatura de Chile, e ingresa al Partido Comunista.
Este poema pertenece a su libro “Canto General”, publicado en 1950. Ese año Neruda confiesa que quiso dejar el subjetivismo melancólico y el patetismo doloroso de sus anteriores poemas. El declara: “Tenía que buscar el camino del humanismo, desterrado de la literatura contemporánea, pero enraizado profundamente en las aspiraciones humanas”.
Aunque la obra de Neruda, según Hernán Loyola, siempre tuvo, aun en su primer periodo neorromántico, cierto substrato social. Ese deseo de romper con su anterior modo de ver, fue lo que lo llevó a escribir su “Canto General”, y este rompimiento alcanza su mayor estatura cósmica e histórica en el poema “Alturas de Macchu Picchu”. En este poema se enlazan las antiguas luchas del hombre con las actuales. El comienzo es una serie de temas autobiográficos, en el que quiso tocar por última vez el tema de la muerte, combinado a la realidad histórica. Este poema del “Canto General”, ha sido reconocido por diversos críticos, entre ellos Fernando Alegría, como el que señala la conjunción de los elementos ideológicos que permiten comprender el significado del Canto.
El personaje central de este poema se detiene frente a las ruinas, sobrecogido por el asombro y la majestad del paisaje, para recordar los dolores, la persecución y el exilio. Este recuento va envuelto en un halo de tristeza y metafísica cuando habla del hombre ante la muerte; aunque no es eso lo que le conmueve, sino el destino del hombre que habitó ese mundo de piedra y que tuvo que construir cada día la fortaleza de su propia muerte. Invita al esclavo a encarnarse en la voz y en la sangre del poeta, para reasumir su destino de lucha.
Las “Alturas de Macchu Picchu” es un largo poema estructurado en doce partes y en la sucesión de cada una van tomando cuerpo las incertidumbres, las interrogantes y las esperanzas del poeta. El poema comienza con estos hermosos versos:

“Del aire al aire, como una red vacía,
iba yo entre las calles y la atmósfera,
llegando y despidiendo,”…

En estos primeros versos se presiente la grandeza en las que nos introduce el poeta. Ese gran mundo de las viejas civilizaciones americanas.
El poema es un largo canto a la suerte del destino americano y a la vez un sentido homenaje a una vida desaparecida que tiene su raigambre en un profundo amor al hombre americano, lo que se observa con claridad en estos versos:

Oh. Wilkamuyo de sonoros hilos,
cuando rompes tus truenos lineales
en blanca espuma, como herida nieve, cuando tu vendaval acantilado
canta y castiga despertando el cielo,
¿qué idiomas traes a la oreja apenas
desarraigada de tu espuma andina?

Desde el punto de vista estilístico Neruda representa para la poesía hispanoamericana lo que Lorca y Alberti representan para la española, el rompimiento con los moldes tradicionales y la liberación definitiva de las normas establecidas. El verso nerudiano obedece a una estética personal de corte originalísimo en la que las palabras, la métrica y la armonía total de la creación son derivadas de su sensibilidad desbordante.
Sin embargo, su poesía posee aciertos en la expresión y en la exposición de conceptos que trascienden su visión emotiva de la realidad y de la historia, esto es producto de una brillante intuición que le da a su obra una efectividad de síntesis pocas veces alcanzada en la literatura de lengua castellana.
Es cierto que su poesía es emotiva, impetuosa y profundamente sentida, pero su gusto equilibrado mantiene el balance apropiado entre el sentimiento y su vehículo de expresión, dándole a su verso una cualidad novedosa y original, pero nunca desproporcionado ni antiestético. Las “Alturas de Macchu Picchu” es uno de los ejemplos más logrados de la síntesis de forma y contenido lograda por el gran poeta chileno.
Es preciso agregar que su preocupación por los problemas sociales del hombre en general, y del hispanoamericano en particular, aporta a su obra una mayor trascendencia, a la vez que la enriquece con variados matices. A pesar de dar una visión un poco trágica de la historia, Neruda posee un elevado concepto del hombre, ese concepto propio de los grandes poetas épicos de todos los tiempos.
Este poema deja entrever una gran confianza en el destino humano, a la vez que es un canto de dolor y esperanza, de resurrección y vida y una especie de compromiso histórico ante el hombre americano. Con la identificación del fenómeno estético y el fenómeno social y la índole épica de sus poemas. Neruda representa la grandeza americana elevada a planos verdaderamente universales.
BF.

Fuente: Icarito. Editorial Andina. Santiago. 1987.

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