Por mucho que alguien se haya enamorado no es justo ni necesario renunciar a la dignidad ni la autoestima para ser correspondido.
No matter how much somebody has fallen in love it is not good neither necessary to give up the dignity neither the self-esteem to be corresponded.
Otros artículos:
El peligro de la frialdad o el totalitarismo en el amor.
Amor de pareja y derechos humanos.
El amor digno dentro de la pareja.
El valor de un amor voluntario sobre el amor obligado.
El amor de pareja es generoso y recíproco.
Cuando se ha doblegado al otro bajo el yugo de la dominación psicológica, la víctima pierde el "no", accede por miedo o por apego.
La confusión interior es tal, que el sujeto vapuleado puede llegar a justificar al agresor para tratar de explicar lo inexplicable y buscar razones donde no las hay.
Dejar sentado quién es el más fuerte y quién tiene el control suele ser la meta de quien maltrata al otro: "¡Yo soy la autoridad, yo soy el poderoso, el que decide y ahí les dejo el precedente!".
Hace poco, pude observar por la televisión española uno de estos depredadores, que había asesinado a su mujer, aunque no recuerdo el motivo. Lo que me quedó grabado fue su expresión cuando la policía lo llevaba esposado.
Realmente me impresionó. Su rostro no mostraba ningún rasgo de arrepentimiento o de culpa, sino la expresión típica del "deber cumplido". Su mirada dejaba en claro que ella se lo merecía. La idea del "castigo merecido" es la demostración más evidente de la dominancia y el abuso del poder.
El abuso psicológico muchas veces es el preludio o el anuncio del maltrato físico. Recuerdo el caso de una mujer brillante profesionalmente, casada hacía cinco años, a quien su marido no le perdonaba el éxito que tenía.
Siempre trataba de menospreciarla, pero frente a los demás halagaba su desempeño y decía sentirse muy orgulloso. Esta doble faz le daba la coartada perfecta.
Cuando ella les comentó a sus hermanos del maltrato psicológico al cual era sometida, nadie le creyó. Un día llegó a mi cita con los ojos morados y otras lesiones: "¡A lo que hemos llegado!", me dijo entre lágrimas y sollozos.
"¡Pero, esto se acabó, ya pasó el límite!". Y así fue.
Sin embargo, algunas preguntas quedaron en el aire: ¿Hubo que esperar cinco años de maltrato para actuar? ¿Por qué unos golpes tienen más significación que cinco años de desprecio y menoscabo?
La dignidad no tiene matices, no hay violaciones al derecho de primer y segundo grado.
Fuente: Walter Riso: "Los límites del amor. Hasta dónde amarte sin renunciar a lo que soy".
No matter how much somebody has fallen in love it is not good neither necessary to give up the dignity neither the self-esteem to be corresponded.
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Cuando se ha doblegado al otro bajo el yugo de la dominación psicológica, la víctima pierde el "no", accede por miedo o por apego.
La confusión interior es tal, que el sujeto vapuleado puede llegar a justificar al agresor para tratar de explicar lo inexplicable y buscar razones donde no las hay.
Dejar sentado quién es el más fuerte y quién tiene el control suele ser la meta de quien maltrata al otro: "¡Yo soy la autoridad, yo soy el poderoso, el que decide y ahí les dejo el precedente!".
Hace poco, pude observar por la televisión española uno de estos depredadores, que había asesinado a su mujer, aunque no recuerdo el motivo. Lo que me quedó grabado fue su expresión cuando la policía lo llevaba esposado.
Realmente me impresionó. Su rostro no mostraba ningún rasgo de arrepentimiento o de culpa, sino la expresión típica del "deber cumplido". Su mirada dejaba en claro que ella se lo merecía. La idea del "castigo merecido" es la demostración más evidente de la dominancia y el abuso del poder.
El abuso psicológico muchas veces es el preludio o el anuncio del maltrato físico. Recuerdo el caso de una mujer brillante profesionalmente, casada hacía cinco años, a quien su marido no le perdonaba el éxito que tenía.
Siempre trataba de menospreciarla, pero frente a los demás halagaba su desempeño y decía sentirse muy orgulloso. Esta doble faz le daba la coartada perfecta.
Cuando ella les comentó a sus hermanos del maltrato psicológico al cual era sometida, nadie le creyó. Un día llegó a mi cita con los ojos morados y otras lesiones: "¡A lo que hemos llegado!", me dijo entre lágrimas y sollozos.
"¡Pero, esto se acabó, ya pasó el límite!". Y así fue.
Sin embargo, algunas preguntas quedaron en el aire: ¿Hubo que esperar cinco años de maltrato para actuar? ¿Por qué unos golpes tienen más significación que cinco años de desprecio y menoscabo?
La dignidad no tiene matices, no hay violaciones al derecho de primer y segundo grado.
Fuente: Walter Riso: "Los límites del amor. Hasta dónde amarte sin renunciar a lo que soy".
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