sábado, 20 de diciembre de 2014

El primer valor del amor equilibrado

En el amor equilibrado y solidario debe sobresalir la idea de comunión sobre la simple unión porque se trata de dos personas que viven sus vidas en compañía.

In the balanced and solidity love the communion idea should stand out on the simple union because it is two parsons that its lives live in company.

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PRIMER VALOR: DE LA FUSIÓN/COMUNIÓN, AL AMOR SOLIDARIO.

"Mi clon","mi media naranja","mi complemento","mi alma gemela": pura adicción, pura simbiosis.

Querer ser uno, donde hay dos, ¿habrá mayor obstinación?

Amor de comunión: cuerpo y alma fundidos. Y no me refiero necesariamente a lo sacramental, lo cual es respetable según las creencias religiosas de cada cual, sino a la connotación mística del término.

La fusión radical implica tener la misma fe, la misma disciplina y la misma unidad de espíritus. Es apenas obvio que en semejante amalgama de personalidades no haya nada que dividir, ni partición de bienes ni de cuerpos. No habrá "yoes", no habrá individualidades.

Estar fusionado con la pareja es cambiar la autonomía por una conciencia que se pierde en el ser amado y ambos en el universo: amor cósmico.

Cuando le pregunto a los asistentes a mis conferencias, cuántos de ellos se sienten totalmente identificados (fusionados, diluidos,"en comunión") con su pareja, sólo levantan la mano dos o tres personas.

¿No sería mejor, más fácil y pragmático, al menos para los que no vivimos en un "plano astral", aterrizar la cuestión y buscar una forma de unión más compatible con lo que en verdad somos?

Josefina era un ama de casa de 37 años de edad, con dos hijos pequeños, casada desde hacía seis años. Me la había remitido un dermatólogo debido a una alergia de corte psicosomática, probablemente relacionada con una personalidad encapsulada. Era una mujer tímida con dificultades para expresar emociones, especialmente las negativas.

Pedro, su esposo, era un comerciante de temperamento fuerte, decidido y emprendedor. No sólo era el "rey de la casa", sino que actuaba de manera extremadamente paternalista con ella. Sin embargo, el amor que sentía por su mujer había disminuido considerablemente en el último año: "La veo tan débil e insegura. La gente la manipula, es demasiado ilusa y sumisa".

Cada vez que Pedro expresaba sus quejas, la repuesta de Josefina era la misma:"No importa lo que digas, siempre estaremos juntos. Ninguno puede vivir sin el otro y tú lo sabes".

Ella actuaba como si los años (estaban juntos desde la adolescencia) les hubieran otorgado una exención a los problemas naturales de la vida en pareja y pensaba que la situación con Pedro se subsanaría de forma milagrosa.

Sin embargo, él se mostraba cada vez más indiferente y lejano. No había agresión física por parte de él, pero sí manifestaciones de desprecio y malestar.

A pesar de todo, Josefina se mantenía firme en sus ideas:"Lo que el amor unió, nadie podrá separarlo".

En una ocasión en que la confronté más directamente, me miró extrañada y me dijo:"¿Pero cómo se va terminar la relación, si él es mi esposo?"

Cuando decidió ir a terapia, ya era tarde. Pedro ya no la amaba.

Fuente: Walter Riso: "Los límites del amor. Hasta dónde amarte sin renunciar a lo que soy".

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