domingo, 21 de diciembre de 2014

Más sobre amor de pareja y derechos humanos

Tanto hombres como mujeres deben respeto a los derechos fundamentales de su pareja porque es la base de una convivencia digna entre personas civilizadas.

As much men as women owe respect to their couple's fundamental rights because it is the base of a worthy coexistence among civilized people.

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Artículo 16: Los hombres y las mujeres, a partir de la edad núbil, tienen derechos, sin restricción alguna por motivo de raza, nacionalidad o religión, a casarse y a fundar una familia, y disfrutarán de iguales derechos en cuanto al matrimonio, durante el matrimonio y en caso de disolución del matrimonio.

Derecho al matrimonio y a prescindir de él. Nada obliga al matrimonio ni a la soltería, tan válidos ambos como cualquier otra decisión. O mejor: derecho a no perder los derechos en ningún caso, sea cual sea el vínculo. Derecho a casarse y a separarse. Iguales privilegios, dentro y fuera de la relación. Nadie debe ser castigado por querer disolver un matrimonio o por permanecer en él.

Artículo 18: Todas las personas tienen derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión este derecho incluye la libertad de cambiar de religión o de creencia, así como la libertad de manifestar su religión o su creencia, individual o colectivamente, tanto en público como en privado, por la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia.

Puedes creer en lo que quieras, si no violas el derecho de nadie. No tienes por qué esconder o disimular tus creencias, si a tu pareja no le gustan.
Recuerdo el caso de una señora que mantuvo en secreto por años su adhesión a una congregación cristiana porque el marido era ateo y no le daba permiso para creer en Jesucristo. Su culto debía ser ejercido a escondidas, como si se tratara de un grupo terrorista. Cuando finalmente sacó el coraje para decirle la verdad, el ofendido señor se fue de la casa.

La libertad de conciencia significa poder actuar de acuerdo con los propios códigos éticos y negarse a ir en contra de la propia fe, sea cual fuere. No niego que las parejas que profesan cultos religiosos distintos puedan llegar a tener problemas, pero lo que sostengo es que los valores, cuando son verdaderos y legítimos para quien los vive y siente, no son negociables.

En el caso que acabo de señalar, la señora acumuló angustia y dolor durante años porque, al mejor estilo estalinista, le era "prohibido" ejercer libremente su religión.
En una cita (luego de que el esposo de fue de la casa) me dijo: "Nunca he sido tan feliz, puedo ir a mi parroquia y participar en los festejos cuando quiera. Es una sensación extraña, como si me hubiera liberado de una cárcel. Mi vida ha adquirido un nuevo sentido. Pero a veces me siento culpable conmigo misma por haber sido tan sumisa. Cuando decidí contarle todo a mi marido me sirvió mucho saber que estaba defendiendo un derecho universal y que no sólo era un capricho mío...".

Si en el nombre del amor afectan tu libertad de opinión y expresión, sencillamente eres víctima de un amor dictatorial: es decir, no te aman.

Artículo 20 (1): Toda persona tiene derecho a la libertad de reunión y de asociación pacíficas.

Parece sencillo, pero no lo es. Cualquier persona que mantenga una relación de pareja con alguien celoso o controlador sabe a qué me refiero:"No quiero que salgas con tus amigas o amigos" o "¿Dónde vas, con quién vas, a qué hora vuelves?".
Amor policivo o policiaco, el FBI en casa.

El hombre dice: "¡Qué estupidez! ¡Sólo a ti se te ocurre meterte con ese grupo de locas!".
Ella responde: "No son locas, son mujeres que trabajan en un voluntariado".
Él indignado, replica: "¡Tu deber es no descuidar a tu familia, además, debes contar conmigo cuando tomas esas decisiones!".
Ella, dice: "No estoy de acuerdo. No puedes impedirme que me reúna con la gente que quiero. Además, la familia es tanto responsabilidad tuya como mía".
El marido tira la puerta con furia, sin antes expresar con indignación: "¡Vaya uno a saber quién te está llenado la cabeza de estupideces!".

La mujer, que no necesita ayuda profesional ni consejos porque hace uso de sus derechos, se viste y sin una pizca de culpa o ansiedad sale para la reunión de los jueves, con la clara convicción de que la separación es cuestión de tiempo. En la mentalidad machista típica, el derecho a reunirse y a asociarse es poco menos que un trastorno psicológico o una desviación de la conducta normal. En el amor maduro y bien estructurado, nadie es de nadie. Algunas "posesiones amorosas" necesitan más de un exorcista que de un psicólogo.

Artículo 23 (2): Toda persona tiene derecho, sin discriminación alguna, a igual salario por trabajo igual.

Es el derecho a un trabajo digno. Yo agregaría a iguales privilegios por un trabajo similar en esfuerzo y entrega. Tal como dije antes, la división del trabajo en la pareja debe ser consensuado y equilibrado, si no queremos que se vayan acumulando rencores. El amor no escapa a la justicia, a la equidad fundamental que surge de considerar al otro como un sujeto válido que merece ser respetado en su condición.

¿Cuántas mujeres son discriminadas en su trabajo gracias a una tradición excluyente, tan irracional como milenaria? Si hay amor, hay igualdad en los derechos. Por eso, es importante buscar un balance costo/beneficio entre lo que se entrega y recibe.

Fuente: Walter Riso: "Los límites del amor. Hasta dónde amarte sin renunciar a lo que soy".

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