domingo, 21 de diciembre de 2014

Amor realista sí, autocompasión no

Posiblemente no hay sentimiento peor que amar a alguien y sentirse correspondido a medias y con un amor contaminado por una actitud compasiva y además posesiva.

Maybe is not worse feeling that to love somebody and to be corresponded partially and with a love contaminated by a compassionate and also possessive attitude.

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No practiques la victimización, ni la autocompasión.

A veces, sin darnos cuenta, entramos pasivamente en una serie de juegos de presión y manipulación. El sujeto dominante puede utilizar varias estrategias para bloquear al otro y llevarlo a la autocompasión.

Señalaré (…) ejemplos de estas tácticas de sometimiento.

DESCALIFICACIÓN.
Considerar al otro como insignificante: "No te creo, tu opinión no me merece respeto", "No doy crédito a tus ideas y sentimientos", "No sabes nada", "Sólo dices estupideces" o "Eres poca cosa". Da igual.
Descalificar es mancillar al otro, hacerlo a un lado por ignorante, desacertado o incapaz. Si entras en este juego y te crees el cuento, el resultado será la depresión. Pero si estás seguro o segura de tu valía, el ataque pasará de largo: no habrá un "yo" enclenque que lo atrape. La descalificación avergüenza, si la autoestima es pobre.

CHANTAJE EMOCIONAL.
El mecanismo de control es la culpa.
Se trata de responsabilizar al otro por lo que nos pasa. El mensaje subrepticio es demoledor:"Eres una persona mala", "Quieres destruirme", "Si verdaderamente me quisieras, no harías esto o aquello".
Volvemos a la estupidez de un amor incondicional, a la tristemente célebre "prueba de amor" que, en este caso, intenta fundamentar la explotación psicológica. Pero si tienes la conciencia tranquila, si sabes que se trata de un juego en el cual has participado infinidad de veces, suplicando un perdón y una comprensión que nunca llega, y que no te corresponde, te queda la asertividad.
La mejor respuesta a una insinuación de chantaje emocional es un contundente:"No es así", y punto. No más. Nada más.

Cualquier agregado sobra. No subir al estrado ni mostrar paz y salvos. Ni tu pareja es el juez, ni tú el acusado o la acusada.

AMENAZA.
Agresión y violencia anticipada: "Te abandonaré", "Te golpearé", "Te dejaré de amar", "Te mataré", en fin, amenazas sobre la seguridad física o psicológica.

El juego se activa cuando el amenazado toma en serio la intimidación y siente miedo. Si crees que las amenazas físicas tienen alguna opción de prosperar, escapa o denuncia al infractor. Si crees que las amenazas psicológicas de dejarte de amar son creíbles, pregúntate si se justifica luchar por un amor que no te corresponde. Pero debe quedar claro que ninguna forma de coacción es negociable, la acción misma de intentar amedrentar a otro es inmoral.

La emoción que regula este juego maligno es el temor. Quizás por eso Krishnamurti afirmaba bellamente que el amor es ausencia de miedo. Tus dos herramientas para no entrar en la violencia: escape/denuncia, si la amenaza física es real o creíble, y desamor auto-inducido.
Si no te quieren. Repitámoslo una vez más: si aceptas que eres una persona digna, pues no te merece quien viola tus derechos o te lastima.

ABRIR LA HERIDA.
Como si la historia nos determinara de manera definitiva, a algunas personas les fascina meter el dedo en la llaga para cobrar deudas tan lejanas como inútiles; es decir, echar en cara lo que se hizo o lo que se dejó de hacer.
La estrategia es volver una y otra vez sobre la misma cuestión, sin brindar ninguna alternativa de solución, como si se tratara de un pecado original imposible de redimir.
Después de veinte años, un hombre, de manera reiterada y obsesiva, cada vez que podía, le recordaba a su mujer una supuesta infidelidad de la juventud. Y en cada ocasión, ella invertía varias horas tratando de explicar y justificar lo ocurrido (un baile apretado, un beso furtivo...).
Así, él lograba ponerse por encima y someterla. Una deuda impagable y un pagador compulsivo.

Resumiendo: si eres víctima de la descalificación, el chantaje, la amenaza y la culpabilización, no te resignes a ello. Una relación de este tipo es disfuncional e inconveniente para cualquiera, no importa qué diga tu pareja y cómo quiera justificar sus actos.

Nadie merece semejante tortura.

Fuente: Walter Riso: "Los límites del amor. Hasta dónde amarte sin renunciar a lo que soy".

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