lunes, 30 de mayo de 2011

Ensamblaje y/o reciclaje de computadoras

Autores: Juanjo Cholvi y Juan Pablo Sánchez.
Versión 2.0.
Teso, Valencia, octubre, 2002.
Todos los derechos pertenecen a TeSo. Está permitida la reproducción parcial o total de este documento, sin ánimo de lucro y citando la fuente.

COMPONENTES BÁSICOS DE UN ORDENADOR PERSONAL.
Podemos agrupar los componentes básicos de un ordenador en componentes o dispositivos externos y componentes o dispositivos internos. El criterio de clasificación es sencillo, nos referimos a los componentes que están fuera de la caja del ordenador o dentro de ella.
Un ordenador puede trabajar igual sin el teclado, ni monitor, ni ratón, ni otros dispositivos externos, aunque no tendría ninguna utilidad directa, salvo que lo usásemos como servidor u ordenador central (host) de una red de ordenadores.

DISPOSITIVOS EXTERNOS.
MONITOR O PANTALLA.
DEFINICIÓN.
Es el dispositivo de salida de datos por excelencia.
En los primeros tiempos de la informática los datos salían únicamente por una impresora, lo que dificultaba el trabajo interactivo con el ordenador y limitaba las posibilidades gráficas (se dibujaba con letras).
En el diseño de los primeros ordenadores personales se incluyó un monitor como el dispositivo principal de salida de datos. Las primeras pantallas fueron monocromas en fósforo verde o naranja. Posteriormente se incorporó el color mediante los estándares CGA (4 colores, 320x200 puntos), EGA, VGA y SVGA.
La pantalla es uno de los dispositivos externos más importantes, pues va ha ser el canal de comunicación de los programas y frente a él vamos a pasar muchas horas, por ello a la hora de adquirir un monitor, no debemos pensar que nos puede valer cualquiera, pues depende del uso que le vayamos a dar.
Hay dos grandes tipos de pantallas:
Las pantallas CRT, que son las tradicionales cuya base es un tubo de rayos catódicos. Existiendo dos tipos de pantallas las tradicionales que son una superficie esférica y las Tinitron de Sony que son una superficie cilíndrica.
Las pantallas LCD. Las tecnologías han ido evolucionando, las primeras pantallas usaban tecnología DSTN o matriz pasiva, las actuales hacen uso de la tecnología TFT (Thin Film Transistor) o de matriz activa y las que vienen ya no usarán LCD sino Plasma con la que en la actualidad se construyen las grandes pantallas de TV.
Las pantallas planas cuestan una 7 veces más que las tradicionales CRT. En un principio solamente se utilizaban para los ordenadores portátiles pero la tecnología ha permitido la fabricación de pantallas de mayor tamaño por lo que se comercializan también para los ordenadores de sobremesa.

CARACTERÍSTICAS.
Para poder realizar una buena elección debemos tener en cuenta las siguientes características:
ESTÁNDAR.
Los monitores actuales son en color SVGA, anteriormente fueron CGA, EGA y VGA estándares de menor resolución. El conector que usaban era distinto al que se usa hoy en día de, 12 pins colocados en tres filas. Los monitores profesionales llevan conexiones BNC para cada uno de los colores, si bien hay adaptadores que permiten conectarlos a las salidas SVGA de la tarjeta gráfica.
TAMAÑO.
El tamaño de un monitor viene determinado en pulgadas, aunque hay que tener en cuenta que dicha medida no hace referencia a la zona de visión real de la pantalla, sino a la longitud diagonal de la pantalla. En la mayoría de los casos, la zona de visión suele discrepar en aproximadamente 2 pulgadas del tamaño indicado.
La gama de tamaños que se comercializan van desde las 12” a las 21”. El tamaño que más se vende es el de 15 pulgadas, un estándar suficiente para el usuario medio, aunque cada vez se tiende más a adquirir monitores de 17 pulgadas.
En una TV la pantalla viene determinada por la distancia a la que se vaya a situar el espectador, en un monitor de ordenador la distancia es fija y está entre los 0,5 y 0,75 m., y lo que determina el tamaño es la resolución con la que vayamos a trabajar, y esta viene determinada por los programas que usemos. Los programas de diseño gráfico y aquellos que requieren trabajar con múltiples ventanas simultáneamente requieren mayor resolución y por tanto pantallas mayores que los programas de ofimática (procesador de textos, etc.).
RESOLUCIÓN.
La resolución de un monitor nos indica la cantidad de puntos de luz (pixels) que caben en el área de visión, así pues, cuanta mayor resolución nos permita un monitor, mayor será la definición de la imagen mostrada por él. A esto hay que decir que el tamaño del monitor influye a la hora de elegir una resolución de trabajo, debido al tamaño de la imagen presentada.
Atendiendo a esto, en un monitor de 14 pulgadas no es aconsejable trabajar con una resolución mayor a 800x600, aunque la tarjeta gráfica lo permita, ya que la imagen será demasiado pequeña y tendremos que forzar la vista. Así tampoco hay que elegir resoluciones mayores a 1024x768 para monitores de 15 pulgadas, 1280x1024 para 17”, 1600x1204 para 19”, etc... (si intentamos trabajar con resoluciones mayores a las que soporta el monitor la imagen puede verse distorsionada o incluso no verse – quedarse la pantalla negra).
La resolución no sólo depende del tamaño de la pantalla sino también de los puntos. A menor tamaño mayor resolución, por ejemplo para 17” si el tamaño es de 0,28 mm se consigue 1280x1024 pero si es de 0,25 mm se puede conseguir 1600x1200.
ENTRELAZADOS.
Aunque hoy en día casi todos los monitores son “no entrelazados”, todavía se pueden encontrar monitores “entrelazados”. La diferencia entre ellos estriba en la forma en que llenan la pantalla con la información. Un monitor entrelazado distingue entre líneas pares y líneas impares a la hora de enviar información a la pantalla, lo cual, ante determinadas aplicaciones puede provocar un leve parpadeo de la pantalla, el cual resulta molesto y a la vez dañino para nuestros ojos. En cambio, los monitores no entrelazados envían toda la información de golpe a la pantalla, con lo que se consigue una mayor calidad y se reduce notablemente el parpadeo.
FRECUENCIA DE REFRESCO.
Las pantallas de TV tradicionales usan una frecuencia de refresco de 50Hz, que no está mal para ver películas, pero para leer texto fatiga al ojo. Esta frecuencia se eligió como estándar pues es la de la corriente eléctrica y por tanto era sencilla de obtener. En la actualidad hay muchos TV que usan 100 Hz como frecuencia de refresco con el fin de no fatigar la vista. Para los monitores de ordenador se ha visto que 72 Hz es una buena frecuencia para los tamaños normales y 80 Hz para los mayores.

MANTENIMIENTO DE LA PANTALLA.
DEFINICIONES.
Las pantallas no suelen requerir drivers específicos, pero sí es necesario definir en la BIOS el tipo de pantalla: Monocroma, CGA o EGA; que vamos a utilizar con el fin de que el ordenador trabaje de forma adecuada.
En Inicio - Configuración - Pantalla de Windows, es conveniente ajustar el fondo de pantalla que deseamos, el salva pantallas y sobre todo activar las opciones de ahorro de energía que además de reducir el consumo nos permitirán disfrutar de nuestra pantalla durante más tiempo.
¿Cómo se limpia una pantalla? Para el mantenimiento de la pantalla solamente hay que tener en cuenta unas pocas reglas: Limpiar de forma periódica la pantalla con un producto de limpieza, dado que la pantalla se electriza y atrae al polvo.
No colocar elementos próximos que impidan la circulación libre del aire.
No acercar imanes a la pantalla pues pueden dañarla.
No abrir la pantalla.
REPARACIÓN.
En cuanto a la reparación no es un tema para aficionados pues dentro de la carcasa del monitor hay corrientes de varios miles de voltios que resultan muy peligrosas. La explosión del tubo de vacío también es muy peligrosa y las sales de plomo y fósforo que contiene el tubo son muy peligrosas.
APROVECHAMIENTO.
Además de como monitor para otro ordenador se puede mediante un spliter aprovecharse para conectar varios terminales a un único ordenador, lo cual puede ser práctico para aulas o para juegos, con el fin de que cada jugador además de su mando tenga su pantalla.
Fuera de estas dos reutilizaciones no existen muchos más aprovechamientos para los monitores. La pantalla se degrada con el tiempo, por lo que su vida es función de las horas de trabajo y terminan agotadas y por ello en el chatarrero. En su desguace son las bobinas de cable de cobre que contiene la parte de mayor valor.

TECLADO.
DEFINICIÓN.
Es el dispositivo de entrada de datos más importante del ordenador. Curiosamente junto al ratón suele ser de los pocos dispositivos que se salvan en un cambio de ordenador, sin embargo se dedica poca atención y presupuesto a este elemento vital.
Un teclado está formado por una superficie inclinada en la que se agrupan las teclas que siguen la disposición QWERTY que se ideó en 1878 para las máquinas de escribir, que se habían comenzado a comercializar en 1867 por parte de E. Remington & Son, que reconvirtió sus fábricas de armamento al finalizar la guerra civil de América.
QWERTY indica la disposición de las letras de la línea superior del teclado, se buscó esta secuencia a fin de que las letras que en inglés pueden ir juntas estén lo más separadas posibles en el teclado, con el fin de permitir un tecleo más rápido y sobre todo que no se engancharan los dedos con los tipos de las letras en las máquinas de escribir manuales. Bueno, un tal Dvorak en 1930 demostró que la distribución elegida para el teclado no era la mejor en inglés, y no digamos para el castellano donde la A y la S, o la Q y la E van tantas veces juntas que parecen amigas. Pero como suele decirse, no siempre triunfa el mejor, no sólo VHS venció a Beta en video, sino que Salieri estuvo por encima de Mozart.
CARACTERÍSTICAS.
En un teclado o “keyboard” debemos distinguir:
Las teclas.
El mecanismo de detección de pulsación.
El circuito de control.
El conector.
Las luces.
LAS TECLAS.
Los teclados pueden ser mecánicos o de membrana. Los mecánicos son los más habituales entre nosotros y tienen el inconveniente que son propensos a fallos mecánicos y muy sensibles al polvo y a los cafés y coca colas. Los teclados de membranas son más baratos y herméticos, por lo que resultan ideales para ambientes hostiles como es una hamburguesería.
El número de teclas va de 80 a 110 agrupadas en el cuerpo central con 62 teclas que incluyen las letras y los números, los signos de puntuación, la barra espaciadora y la tecla de “Enter” o “Retorno”, 17 más forman la línea superior que implementan las teclas de función, la de escape, y alguna más de funciones específicas (por ejemplo mi teclado incorpora las de “sleep” y la de “wake” para adormilar y despertar al PC), 17 más forman el teclado numérico que permite teclear cantidades sin mirar como lo hacen las cajeras, el 5 tiene siempre un punto en relieve para centrar la mano, y por último 14 más permite teclear funciones predeterminada como “insert” y las teclas de movimiento del cursor.
Los teclados deben además de producir un ruido cuando pulsamos una tecla y hundirse levemente para que nos sirvan de retroalimentación de nuestra escritura.
EL MECANISMO DE DETECCIÓN DE PULSACIONES.
Hay tres formas para detectar que una tecla ha sido presionada o liberada:
RESISTIVO: Cuando tecleamos hacen contacto dos piezas conductoras que se encuentran separadas, y cuando dejamos de pulsar se separan. Esta es la forma más utilizada, si bien la separación de los contactos que debe ser de 0,15 a 0,20 mm se va perdiendo con el tiempo lo que provoca que aumenten los errores. Además del polvo y la suciedad, su peor enemigo, son los que aporrean el teclado.
CAPACITIVO: Cuando tecleamos se acercan entre sí dos piezas conductoras separadas por un aislante, con ello varía la capacidad que presentan. Su mayor enemigo es la electricidad electrostática. Los teclados de membrana suelen usar este mecanismo.
PIEZOELÉCTRICO: En este caso al presionar una tecla se presiona un compuesto piezoeléctrico que genera una pequeña corriente eléctrica. Esta técnica permite hacer teclados finos (de diseño) y la vida es prácticamente infinita (admiten más de 10 millones de pulsaciones sin que se altere su comportamiento).
EL CIRCUITO DE CONTROL.
Los teclados incorporan un microprocesador de tipo 8048 o 8049 que fabrican varias empresas como: Holtek, EMC, Intel, Motorota o Zilog. Este microprocesador es el encargado de detectar qué tecla se ha pulsado y liberado a partir de la información que recibe de la matriz de contactos que forman el teclado, codificar el signo y enviar como una cadena de bits a la BIOS del sistema. En la placa base hay otro 8042 de forma diferenciada o integrado en un chip controlador de entrada/salida, que es el encargado de decodificar la información que trabaja con la IRQ1, la IBF Input Buffer Flag y con un Buffer.
Hay tres protocolos para el envío de la información del teclado al ordenador:
ADM (Apple Desktop Bus) de Apple, únicamente válido para los ordenadores Apple.
USB válido para todo tipo de ordenadores.
IBM únicamente válido para los PC y compatibles.
Para los teclados PC y compatibles se conocen las siguientes codificaciones;
Code 1 (1981) o PC/XT: es unidireccional, únicamente el teclado envía información a la BIOS.
Code 2 (1984) o AT/PS2: es un protocolo bidireccional de forma que la BIOS puede enviar hasta 8 comandos distintos al teclado. Este Code es incompatible con CODE 1.
Code 3 (1987): es un protocolo bidireccional con 17 comandos. Este code es compatible con Code 2.
Existen teclados que disponen de un interruptor para pasar de CODE 1 o PC a Code 2 o AT.
Hay PC’s que por BIOS se puede configurar el Code del tipo de teclado.
El protocolo eléctrico que usa el teclado es similar al del ratón, es de tipo síncrono con señales TTL. El teclado es alimentado por el ordenador por una corriente de 5V y 250 mA (+5V y tierra). Hay una señal de reloj que va de 10 a 20 kHz y los datos están codificados con 11 bits (1 de inicio, 8 de datos, 1 de paridad y 1 de fin).

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Así enseñamos castellano a los quechuas

Autora: Teresa Marzana Téllez.
Plural Editores. La Paz. Bolivia. 2005.

El trabajo aborda uno de los retos de la Reforma Educativa actual: el cambio de la práctica docente en el área rural, desde una enseñanza castellanizante a una modalidad de educación bilingüe e intercultural; específicamente, enfoca la enseñanza del castellano como segunda lengua.
La inquietud de realizar esta investigación surgió luego de nuestra participación en el equipo del PROEIB Andes que efectuó un trabajo de capacitación práctico-reflexiva con maestros / as en las zonas aimara, quechua y guaraní relacionada con la enseñanza del castellano como segunda lengua. En esta oportunidad evidenciamos que los docentes del núcleo de El Paredón (Tarabuco-Sucre) pese a la capacitación y acompañamiento posterior recibidos, tenían muchos interrogantes y requerían una orientación de carácter sistemático y sostenido en el enfoque de CL2. A partir de esta constatación nos preguntamos que ocurría con los docentes que sólo contaban, para desarrollar dicho enfoque, con el apoyo del asesor pedagógico y con la información de seminarios sobre el tema, por lo general de carácter teórico.
Con este propósito nos trasladamos al núcleo de Cororo, situado asimismo en el municipio de Tarabuco, para realizar la observación de la enseñanza del CL2 de tres maestros / as del primer ciclo. Nuestra intención fue comprender cómo estos docentes se apropian del enfoque de enseñanza de segundas lenguas en el contexto de su práctica cotidiana, atravesada e influida por su experiencia de vida, su trayectoria laboral y por las tradiciones pedagógicas de la escuela donde se desarrolla su trabajo.
Al nivel metodológico optarnos por la etnografía de aula, lo que sitúa nuestro trabajo en el interior de la investigación cualitativa. Entendemos que entre investigadora e investigados existió una relación de interacción, interdependencia e implicación, y que por ello, de algún modo nuestra presencia influyó en la realidad estudiada, así como nosotras también resultamos transformadas (en nuestra posición frente a la investigación, en nuestras ideas sobre el cambio y la capacitación docente, y acerca de las posibilidades de los maestros a partir de la construcción de saberes propios) por la experiencia vivida a lo largo de la investigación.
El primer capítulo contiene la presente introducción que muestra la inquietud que hizo nacer la investigación, el propósito de la misma y la estructura de la tesis.
El segundo capítulo aborda los aspectos metodológicos del trabajo en dos partes. En la primera se hallan el planteamiento del problema, las preguntas y los objetivos de la investigación y la justificación del tema escogido; en la segunda se presenta el diseño del estudio, nuestra posición ética en la investigación y las vicisitudes experimentadas durante el trabajo de campo.
El tercer capítulo ha sido desarrollado en varias secciones vinculadas con el tema que nos ocupa: el contexto social diglósico boliviano; el fenómeno de las recientes reformas educativas al nivel global; la enseñanza bilingüe en el país y junto a ello las categorías empleadas en la observación de las clases de CL2 y en el análisis de datos; las características y los efectos de la enseñanza bilingüe en contextos indígenas; el estado actual de la enseñanza del castellano como L2 en nuestro medio; y por último, una reflexión teórica sobre los procesos de innovación de la práctica docente.
El cuarto capítulo describe y analiza los datos de la práctica de enseñanza del castellano de los tres maestros/as con quienes trabajamos. Como el maestro/a es nuestra unidad de análisis, se presenta a cada uno como un caso separado, en el interior del cual se muestra: su historia de vida, enfocada hacia su recorrido académico y su experiencia laboral pasada y actual; luego una descripción detallada de sus clases de CL2 y las estrategias de enseñanza que emplea, tanto las derivadas del enfoque de la Reforma Educativa, como las que son producto de los saberes que ha ido construyendo a lo largo de su experiencia laboral. Por último se realiza la integración de todos estos aspectos para dar cuenta de los significados objetivos que dan los maestros a la práctica de enseñanza del castellano como segunda lengua en el contexto actual.
El capítulo quinto presenta las conclusiones del estudio, las mismas que han sido organizadas de modo de responder a las preguntas que guiaron la investigación y, finalmente, el capítulo sexto contiene las recomendaciones dirigidas a todos los actores sociales involucrados de algún modo en la enseñanza del castellano como segunda lengua.

Capítulo II. Aspectos metodológicos de la investigación.
En este capítulo realizaremos, en una primera parte, la presentación de aspectos ejes del trabajo de tesis, cuales son: el problema de investigación abordado y, en articulación con él, las preguntas y los objetivos de investigación, junto con la importancia del tema escogido. A continuación desarrollaremos la concepción metodológica de la investigación.

Planteamiento del problema.
Nos hallamos en Bolivia a cuatro años de la implementación de la Reforma Educativa, la cual involucra la enseñanza de dos lenguas: una de las lenguas originarias y el castellano.
Si bien existen aciertos y avances en el desarrollo de dicho proceso (Cf. Talavera, 1999), ahora enfocaremos más sus dificultades: la resistencia que muestran los maestros al sentir amenazados sus derechos gremiales y frente a la presencia de un asesor escasamente capacitado para orientarlos que en las complejidades de la enseñanza en lengua materna y en segunda lengua; el trabajo de este último que amenaza convertirse en un puesto sólo burocrático por el peso de la atención a cada vez más escuelas; la exclusión de los directores del proceso; docentes obligados a cambiar su práctica aulica sin capacitación previa; la demora en el envío al área rural de los materiales para la enseñanza de CL2 y el retraso de dicha enseñanza por tal motivo, entre otros; generando esto último en las comunidades rurales resistencia a la EIB, entendida, por este hecho, sólo como enseñanza en lengua indígena. De este cúmulo de dificultades en el desarrollo de la EIB, la falta de recursos humanos capacitados, en el magisterio, es una de las más importantes y, por tanto, hemos seleccionado su tratamiento en lo que concierne a la enseñanza de castellano como L2, para el trabajo de la presente tesis.
El mecanismo previsto por la Reforma Educativa para enfrentar la carencia de capacitación de maestros en los enfoques de enseñanza de L1 y L2, fue la creación del asesor pedagógico como la figura clave capacitada para el efecto, que apoyaría al maestro en su práctica de aula, brindándole de este modo los recursos didáctico-pedagógicos para desarrollar la enseñanza en lengua originaria y en castellano.
En las dos observaciones de campo efectuadas por nosotras (Arratia y Marzana, 1999 y Marzana, 1999) constatamos que la eficacia del accionar de asesor pedagógico, por factores varios, dista mucho de lo esperado y los maestros se hallan desorientados en la enseñanza, tanto de la L1 como de la L2. Por otra parte, los seminarios y cursos de capacitación que reciben los docentes en EIB son, por lo general, sólo teóricos y por ello en la práctica no son de mucha ayuda en la enseñanza del castellano como segunda lengua.
Por otro lado, constatamos que en el núcleo de El Paredón en Tarabuco-Sucre, después de un período de capacitación práctico-reflexiva de tres semanas en el enfoque de la enseñanza de castellano como L2, los docentes asistidos requerían, tres meses después, mayor orientación en varios aspectos de la implementación de dicho enfoque. Vimos que la Guía de Didáctica de Enseñanza de Segundas Lenguas es muy general (Marzana, 1999) y los docentes requieren programas más específicos y graduados de acuerdo a los diversos cursos.
Entonces, a partir de todo ello reflexionamos acerca de lo siguiente: si en los maestros del núcleo de El Paredón, que fueron tan asistidos a nivel de capacitación, persisten las dudas sobre la aplicación del enfoque de enseñanza de L2, ¿qué ocurrirá con aquellos docentes, insertos también en el sistema de transformación, que no recibieron dicha capacitación salvo las directrices que pueden tener del asesor pedagógico o en seminarios sobre el tema, que por lo general son sólo teóricos?
A partir de estas consideraciones formulamos dos problemas de investigación:
En la gestión educativa 2000, ¿cuál es la forma de implementación del enfoque de enseñanza del castellano como segunda lengua de los profesores que no han sido especialmente asistidos en la aplicación de dicho enfoque, en este caso, del primer ciclo del nivel primario de las escuelas seccionales Vila Vila y Molle Mayu, del núcleo de Cororo, situado en la provincia Yamparaez del departamento de Sucre?
¿Cómo los maestros de dichas escuelas seccionales realizan la apropiación del enfoque de enseñanza de CL2 a partir de los saberes ya conformados en su trayectoria laboral y de vida y en el contexto de la tradición pedagógica de su escuela?

Preguntas de investigación.
¿Cuáles son los conocimientos sobre enseñanza de segundas lenguas de los maestros del primer ciclo de las escuelas seccionales Vila Vila y Molle Mayu, del núcleo Cororo?
¿Cuáles son las actitudes de estos docentes hacia la Reforma Educativa en general y específicamente hacia la enseñanza del castellano como L2?
¿Qué acciones de capacitación en relación al castellano como L2 desarrolló en el pasado y desarrolla actualmente el asesor en el núcleo?
¿A que eventos de capacitación en enseñanza de CL2 han tenido acceso los docentes investigados, más allá del accionar del asesor pedagógico?
¿Cómo influyen las tradiciones pedagógicas de las escuelas seccionales Vila Vila y Molle Mayu en la práctica cotidiana de las clases de castellano cómo L2?
¿Cuáles son los hitos en la historia de vida y en la trayectoria socio-profesional de los maestros de las escuelas seccionales Vila Vila y Molle Mayu que influyen en su actitud hacia el desarrollo de las clases de castellano como L2?
¿Como los saberes previos de los docentes actúan como filtros a la hora de introducir el enfoque de CL2 en su práctica cotidiana?

Objetivo general.
Realizar una aproximación a la comprensión de la práctica cotidiana de las clases de castellano como L2 en el primer ciclo, del nivel primario de las escuelas Vila Vila y Molle Mayu del núcleo de Cororo, situando dicha práctica en el contexto de la historia de vida y trayectoria laboral del maestro y sus saberes previos.

Objetivos específicos.
Describir las características de la enseñanza del CL2 en el primer ciclo de las escuelas seccionales Molle Mayu y Vila Vila del núcleo de Cororo.
Establecer de qué modo las orientaciones educativas oficiales respecto a la enseñanza del castellano como L2 son recibidas, reinterpretadas y traducidas por los maestros de las mencionadas escuelas en acciones prácticas cotidianas.
Determinar cómo influyen los saberes previos de los maestros, sus historias de vida y trayectorias socio-profesionales en la implementación práctica del enfoque de enseñanza de CL2.
Identificar los aspectos de la tradición pedagógica de las escuelas seccionales de Vila Vila y Molle Mayu que influyen en la práctica cotidiana de las clases de castellano como L2.

Justificación.
La investigación que efectuamos presenta una línea de continuidad con tres investigaciones anteriores sobre castellano como L2, realizadas por el equipo del PROEIB-Andes en las zonas quechua, aimara y guaraní durante las gestiones de 1998 y 1999.
Dichas investigaciones no agotaron la exploración del tema; al presente subsisten dudas relacionadas con, por un lado, la continuidad y sostenimiento de la capacitación docente iniciada en las citadas regiones y, por otra parte, con la forma de aplicar el enfoque de enseñanza de CL2 de los maestros del área rural, que en su mayoría sólo cuentan para poder implementarlo, con el apoyo del asesor o de seminarios sobre el tema. Nosotras escogimos en la presente investigación la segunda situación, que corresponde hoy a la generalidad de las escuelas rurales que han ingresado al sistema de transformación.
Un evento de análisis y evaluación acerca de la enseñanza actual del CL2 en nuestro país, arrojó resultados coincidentes con lo encontrado en las arriba mencionadas tres zonas, en el sentido de que al momento existen muchos temas problemáticos referidos a las características de su implementación: la concepción misma del enfoque, la elaboración de materiales, la capacitación de docentes, y la necesidad de cambios y reajustes al proceso que, a nivel global, se halla en una etapa inicial de desarrollo.
En el momento actual, realizar una investigación sobre uno de los varios obstáculos que enfrenta la ejecución de la Reforma Educativa boliviana, cual es el de la capacitación docente en el ejercicio del CL2 en el medio rural, enriquecerá nuestro conocimiento y las posibilidades de introducir reajustes al proceso en el camino.
El problema que abordamos presenta relevancia social dado que, a seis años de la implementación de la Reforma Educativa en nuestro país y específicamente a cerca de dos años de la puesta en marcha del enfoque de enseñanza de CL2, sigue habiendo serios obstáculos que impiden su avance.

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Compendio de medicina interna

Autores: Farreras – Rozman

Fuente: s/f

SECCIÓN 1: PRINCIPIOS DE LA PRÁCTICA MÉDICA.
El principal objetivo de la formación en Medicina Interna es adquirir la capacidad de reconocer (diagnosticar) en el paciente la presencia de una o varias enfermedades (entidades nosológicas), así como de establecer su pronóstico, tratamiento y prevención. Condición previa es el conocimiento preciso de las entidades nosológicas.
Convertirse en un buen clínico debería ser un objetivo inaplazable de cualquier estudiante de Medicina. Convertirse en un mejor clínico ha de ser una ambición de cualquier médico en ejercicio. En el cuidado del paciente, el médico necesita conocimientos científicos, adiestramiento técnico y comprensión humana. Sólo cuando las tres facetas citadas se han adquirido convenientemente y se mantienen con adecuada calidad, el médico puede recibir legítimamente el calificativo de buen clínico o buen profesional. El objetivo del médico es el cuidado de los enfermos. Éstos deben ser los protagonistas de nuestra profesión. Toda la actividad del clínico debe estar presidida por un pensamiento central: el bienestar de nuestros pacientes. El ejercicio médico emplea obviamente métodos científicos para resolver sus problemas, pero es evidente también que la práctica clínica no ha de ser tan sólo científicamente perfecta, sino que es preciso que esté impregnada de comprensión humana, madurez y sabiduría, para determinar en cada momento qué camino es el más beneficioso para un paciente concreto.

DIAGNÓSTICO.
Una de las facetas más importantes y difíciles del quehacer médico diario es el diagnóstico. Dicho proceso comienza por una cuidadosa recogida de la anamnesis o historia clínica, en la que ocuparán un lugar destacado las molestias subjetivas o síntomas que manifieste el paciente. Con frecuencia, una vez finalizada la anamnesis cabe ya aventurar un diagnóstico de sospecha.
Inmediatamente, se procede a la exploración física, es decir, a la recogida mediante los sentidos (vista-inspección, tacto-palpación, oído-auscultación, olfato-olfación) de los signos o datos objetivos, tanto patológicos como normales, que permitan ir configurando el cuadro clínico del enfermo.
En el momento en que dicha exploración ha terminado, a menudo la sospecha se ha convertido ya en diagnóstico de presunción o provisional. La fase siguiente consiste en la práctica de un conjunto de exploraciones complementarias (datos de laboratorio y técnicas de diagnóstico por imágenes, como radiografías, ecografías, tomografía computarizada (TC) o resonancia magnética (RM), pero también técnicas diversas realizables en gabinetes especiales, como el ECG, el EEG, la espirometría, la laparoscopia, etc.). El resultado de dichas exploraciones de laboratorio e instrumentales podrá confirmar o no los diagnósticos previamente presumidos y, habitualmente, proporcionar el diagnóstico clínico definitivo. Con todo, no rara vez éste, aunque considerado definitivo, es sólo parcial o incompleto. La fase del diagnóstico o diagnósticos definitivos –y aún dentro de las limitaciones de nuestros conocimientos actuales– se consigue tras el examen post mortem, es decir, con el diagnóstico anatomopatológico.
En suma, pues, en la elaboración del diagnóstico se siguen los pasos del denominado método clínico. De los síntomas que expone el paciente, se pasa a la comprobación objetiva de datos, o a la recogida de los signos, mediante la exploración física. Los distintos síntomas y signos se agrupan en síndromes, que suelen traducir una alteración anatómica o funcional de un órgano o sistema.
Por último, entre las distintas causas capaces de originar un síndrome concreto se llega a precisar, con las exploraciones complementarias, una posibilidad etiológica y se establece el diagnóstico de enfermedad o entidad nosológica.
Conviene conocer y atender a un conjunto de principios, algunos aparentemente triviales, que deben presidir la realización de cualquier proceso diagnóstico, a saber:
a) dedicar el tiempo necesario;
b) prestar al enfermo la suficiente atención;
c) dudar de todo;
d) atender a la noción de frecuencia de las enfermedades, y
e) conocer muy bien las propias limitaciones.
La anamnesis y la exploración física, durante las cuales el médico recoge con cuidado los síntomas y signos de la afección que sufre el paciente, siguen siendo el pilar del ejercicio médico y del método clínico, a pesar de los espectaculares avances experimentados por las técnicas instrumentales y de laboratorio. Pero, otras veces, la certeza diagnóstica se consigue únicamente mediante la práctica de exploraciones complementarias, cuyo uso debe ser presidido por una serie de normas:
a) es preciso que las exploraciones complementarias merezcan este calificativo y no constituyan la actividad fundamental del quehacer médico sino sólo el complemento de un proceso diagnóstico perfectamente estructurado en virtud de la anamnesis y la exploración física;
b) el médico cuidará con esmero que el número de pruebas complementarias practicadas guarde proporción con la complejidad del problema clínico, y
c) hay que tener noción de la jerarquía en las pruebas com plementarias, que serán solicitadas de acuerdo a una secuencia lógica. Así mismo, es muy importante tener en cuenta las cualidades de las diversas pruebas, en especial su sensibilidad y especificidad.
Tras haber completado las citadas fases del método clínico, se llega a establecer el diagnóstico definitivo, aunque no son pocas las veces en que se formulan varios diagnósticos. El buen clínico –que siempre duda de todo y está lejos de la autosuficiencia– sabe perfectamente que en Medicina nada es definitivo y que sus conclusiones son siempre sólo parciales.

PRONÓSTICO.
Es una actividad científica practicada por quienes, con pleno reconocimiento de sus limitaciones, se proponen averiguar el futuro, extrapolando a partir del pasado y del presente.
Cabe distinguir dos grandes tipos de actividad pronóstica:
a) según qué parámetro se pretende valorar con los intentos de prospectiva clínica, y
b) según quién es el objeto del quehacer pronóstico.
Entre los parámetros evaluados, el de mayor interés es la supervivencia (pronóstico quoad vitam). La preocupación por conservar la vida, tan propia de nuestra esencia instintiva, hace que nos interesemos en el pronóstico vital en primer lugar, seamos sujetos u objetos de la actividad sanadora. Pero, además del parámetro supervivencia, tiene interés pronóstico en la práctica clínica la evaluación de otros datos, como, por ejemplo, la probabilidad de obtener en una situación clínica determinada una curación total con recuperación de todas las funciones orgánicas (restitutio ad integrum), o, por el contrario, únicamente parcial (con defectos residuales).
Por lo que respecta a quién es el objeto del quehacer pronóstico, cabe separar tres tipos fundamentales:
a) la prospectiva que se refiere a la población general de un país;
b) la relativa a un grupo de individuos afectos de una enfermedad, y
c) la que concierne a un sujeto aislado (pronóstico individual).
Así, es importante conocer la esperanza de vida de la población general, la supervivencia de un colectivo de sujetos que padecen la misma afección y, sobre todo, cuál es el pronóstico individual de un paciente concreto.
Existen, a disposición del médico, numerosas técnicas estadísticas, aplicables en cada situación y que han transformado la actividad pronóstica de puramente impresionística en objetiva y científica.

EPIDEMIOLOGÍA.
La epidemiología estudia cómo se distribuye la enfermedad en la población y cuáles son los factores que están relacionados con su aparición. Permite, por tanto, identificar factores que están relacionados con la probabilidad de que un individuo presente una enfermedad (factor de riesgo) o un determinado curso clínico (factor pronóstico).
Si se estudian n personas, nX+ expuestas al factor y nX– no expuestas, y la proporción de individuos que desarrolla la enfermedad entre los expuestos (a/nX+) es diferente a la de los no expuestos (c/nX–), se podría concluir que la exposición es un factor de riesgo.
Los conceptos epidemiológicos más importantes se obtienen a partir de las medidas de frecuencia. Se utilizan dos tipos básicos de medidas: las de enfermedad y las de exposición.
Las medidas de frecuencia de enfermedad evalúan la prevalencia y la incidencia. Se entiende por prevalencia (P) la probabilidad (también denominada riesgo) de que un individuo de la población presente la enfermedad proporción de personas que presentan una enfermedad en un momento dado en una muestra de la población de interés. La prevalencia, por tanto, se calcula dividiendo el número de casos prevalentes (enfermos) por el tamaño de la población (enfermos y no enfermos).
La incidencia acumulada (IA) de una enfermedad determinada es la probabilidad de que un individuo de la población desarrolle la enfermedad durante un período de tiempo determinado. Se estima mediante la proporción de personas que desarrollan la enfermedad en el período de estudio. El numerador de la IA corresponde a los casos incidentes, y el denominador, al número de no enfermos al inicio del período estudiado.
Mientras que tanto la prevalencia como la IA son probabilidades, la oportunidad (odds) es un cociente de probabilidades. La oportunidad de enfermar es la probabilidad de presentar la enfermedad respecto a la probabilidad de no presentarla.
La tasa de incidencia (TI) es el número de nuevos casos de enfermedad por persona y por unidad de tiempo que ocurre en una población determinada.
Se define como la rapidez (promedio) con que aparece una enfermedad determinada en una población. Si se sigue durante un período de t años a un número de individuos ni que inicialmente no presentan enfermedad y, al final del período, cierto número de ellos (nt) continúa libre de enfermedad, la «rapidez» con que progresa la enfermedad en esta población puede estimarse como: Como puede observarse, el denominador de la tasa no es más que el promedio del tamaño de la población durante el período de estudio, multiplicado por la duración del período.
La diferencia entre IA y TI consiste en que la primera expresa la probabilidad de que un individuo de la población presente la enfermedad en un período determinado, mientras que la segunda mide la rapidez con que aparece la enfermedad en la población. Si se parte de una población previamente sana y en 10 años el 5% de los individuos presenta la enfermedad, este valor (IA) no varía si todos los casos han aparecido el primer año o el último, dato de gran relevancia desde el punto de vista de la salud; sin embargo, si se mide la TI, en el primer caso será mucho mayor que en el segundo, ya que la enfermedad aparece con mayor rapidez. Este tipo de medida es la que se estima en los estudios de supervivencia, bajo el nombre de hazard o hazard rate (tasa de peligro), en los que la defunción sustituye a la aparición de enfermedad.
La medida de frecuencia de exposición más comúnmente utilizada es la oportunidad de exposición, que expresa la probabilidad de haber estado expuesto respecto a la probabilidad de no haberlo estado. Siguiendo la nota (a/nE+)/(c/nE+) = a/c. Para los no enfermos sería (b/nE+)/(d/nE+) = b/d.

PREVENCIÓN.
La prevención o profilaxis tiene una importancia capital en todo sistema sanitario, pues combina dos características que la hacen imprescindible: es más eficaz y menos costosa que la medicina sanadora o terapéutica. Las actividades preventivas se clasifican en dos fases: prevención primaria y secundaria.
La prevención primaria tiene por objeto disminuir la probabilidad de que aparezcan las enfermedades. Desde un punto de vista epidemiológico pretende reducir su incidencia. Las medidas de prevención primaria actúan en el período prepatogénico de la historia natural de la enfermedad, antes del comienzo biológico, es decir, antes de que la interacción de los agentes y/o factores de riesgo con el huésped determine la producción del estímulo causante de la enfermedad.
Hoy en día suelen distinguirse dos tipos de actividades de prevención primaria: las de protección de la salud, que se ejercen sobre el medio ambiente, y las de promoción de la salud y prevención de la enfermedad, que se llevan a cabo sobre las personas (educación sanitaria, inmunizaciones preventivas, quimioprofilaxis y quimioprevención).
La prevención secundaria actúa sólo cuando la primaria no ha existido o, si ha existido, ha fracasado.
Una vez que ha aparecido y actuado el estímulo causante de la enfermedad, la única posibilidad preventiva es la interrupción de su progresión mediante el tratamiento precoz y oportuno, en la etapa presintomática, lo cual en algunos casos mejora el pronóstico de la afección en comparación con el tratamiento efectuado después del diagnóstico habitual. Mediante la aplicación de procedimientos de selección a personas sanas (cribados) es posible la detección precoz de algunas enfermedades crónicas en la etapa presintomática y, una vez establecido el diagnóstico, la instauración del tratamiento precoz.
Los principales métodos de prevención en el ámbito clínico son los siguientes:
1. Inmunizaciones preventivas.
2. Quimioprofilaxis y quimioprevención (p. ej., administración de agentes antituberculosos en la población expuesta o de estrógenos para la prevención de la osteoporosis menopáusica).
3. Educación sanitaria.
4. Cribados. Es preciso que el médico en ejercicio participe de modo activo en la integración de la prevención en la práctica clínica.

TRATAMIENTO.
Tratar a un paciente no consiste únicamente en diagnosticar una enfermedad y prescribir para ella una terapia medicamentosa preestablecida. Tal enfoque no diferiría del automatismo de un ordenador. El tratamiento correcto de un enfermo implica que el médico ha comprendido los efectos globales de una afección sobre la persona enferma, tanto los físicos como los psíquicos, económicos y sociales, y que no sólo se percata de dichos efectos sino que es sensible a ellos. Este enfoque clínico del problema del paciente requiere una capacidad de comunicación eficaz tanto con él como con su familia y su entorno social. El único modo de desarrollar correctamente la actividad terapéutica es combinar el tratamiento medicamentoso, dietético y físico con el debido apoyo psicológico derivado de la profunda comprensión humana que debería impregnar todo el ejercicio de la medicina, desembocando, en suma, en una terapia integral. No obstante, el tratamiento farmacológico es tan importante que exige del médico la máxima atención y su puesta en práctica con el máximo rigor científico posible, atendiendo a los conceptos de farmacodinámica y farmacocinética.
Es importante también tener presentes las interacciones farmacológicas, que pueden ser de tipo farmacocinético (influencia de un fármaco sobre la absorción, distribución y eliminación de otro), farmacodinámico (por acción sobre el receptor) o de efecto (suma algebraica de efectos mediados por receptores distintos). Particularmente cuidadosa debe ser la terapia farmacológica en los pacientes con insuficiencia renal y hepática. Por último, como en toda la actividad médica, en cualquier terapia farmacológica debe valorarse con sumo cuidado el factor beneficio/riesgo.

ÉTICA MÉDICA.
El ejercicio de la medicina ha planteado siempre problemas éticos y ha exigido del médico una elevada calidad moral. Sin embargo, en ninguna otra época como en la nuestra se han planteado tantos y tan complejos problemas morales a los médicos, y nunca como ahora se ha requerido una adecuada formación ética de los profesionales sanitarios. Las razones de este cambio son de tres tipos:
1. Enorme progreso de la tecnología sanitaria en los últimos 30 años.
2. Modificación de la relación médico-enfermo con la introducción del derecho al consentimiento informado.
3. Acceso igualitario de todos a los servicios sanitarios y la distribución equitativa de unos recursos económicos limitados.
El objeto de estudio de la bioética lo constituyen los problemas éticos planteados por las ciencias de la vida. La bioética médica es la parte de la bioética que intenta poner a punto métodos de análisis y procedimientos de resolución de los problemas éticos planteados por las ciencias medicosanitarias.
Estos procedimientos han de cumplir unos cuantos requisitos que, como mínimo, son los siguientes:
1. La bioética médica ha de ser una ética civil o secular, no directamente religiosa.
2. Ha de ser, además, una ética pluralista, es decir, que acepte la diversidad de enfoques y posturas e intente conjugarlos en una unidad superior.
3. Debe ser autónoma, no heterónoma. Se denominan heterónomos los sistemas morales en los que las normas le son impuestas al individuo desde fuera, en tanto que autónomos son los sistemas que parten del carácter autolegislador del ser humano.
4. Tiene que ser racional.
5. Finalmente, la moderna ética médica aspira a ser universal y, por tanto, a ir más allá de los puros convencionalismos morales.
Los cuatro principios por los que se rige la bioética son:
a) autonomía (todo ser humano debe ser respetado como un individuo moral autónomo);
b) beneficencia;
c) no maleficencia, y
d) justicia.
Estos cuatro principios se ordenan en dos niveles jerárquicos, que podemos denominar, respectivamente, nivel 1 y nivel 2. El primero, el nivel 1, está constituido por los principios de no maleficencia y de justicia, y el nivel 2, por los de autonomía y beneficencia. El primero es el propio de la ética de mínimos, y el segundo es el de la ética de máximos. Naturalmente, en caso de conflicto entre ambos siempre tiene prioridad el nivel 1 sobre el nivel 2. Dicho de otro modo, las obligaciones públicas siempre tienen prioridad sobre las privadas.
A los mínimos morales se nos puede obligar desde fuera, en tanto que la ética de máximos depende siempre del propio sistema de valores, es decir, del propio ideal de perfección y felicidad que nos hayamos marcado.
Una es la ética del “deber” y otra la ética de la “felicidad”. También cabe decir que el primer nivel es el propio de lo «correcto» (o incorrecto), en tanto que el segundo es el propio de lo “bueno” (o malo). Por eso, el primero es el propio del Derecho, y el segundo el específico de la Moral. En la práctica médica tiene importancia seguir métodos parecidos a los utilizados por otras especialidades clínicas, como es el empleo de una historia clínica en la que queden identificados también los problemas éticos, los cuales deben ser analizados así mismo por un procedimiento científico. Es importante que las instituciones sanitarias dispongan de los llamados Comités Asistenciales de Ética, compuestos por representantes de los diferentes estamentos sanitarios y por algunos miembros de la comunidad. Dichos comités, de carácter consultivo, pueden mediar en los conflictos éticos y ayudar a la toma de decisiones.
Según Gracia, los actos médicos han de cumplir siempre dos condiciones básicas: la corrección y la bondad. Un acto es incorrecto cuando no está técnicamente bien realizado. Si un médico no sabe utilizar en forma adecuada los procedimientos diagnósticos o terapéuticos, decimos que los usa “incorrectamente”. La incorrección implica siempre falta de suficiencia técnica.
Por eso, al médico que practica su arte de modo incorrecto se le califica de “mal médico”. Hay malos médicos, como hay también malos conductores de automóviles o malos pintores. Los malos médicos no se identifican con los “médicos malos”. Mal médico es el que posee una capacidad técnica insuficiente o incorrecta, en tanto que el médico malo es aquel que la utiliza mal porque es moralmente malo. Un buen médico puede ser a su vez un médico malo, dado que la suficiente técnica no implica necesariamente la bondad moral, por lo que al médico se le deben exigir ambas características. La pericia en el arte de curar define la “corrección técnica” del ejercicio médico y convierte a quien lo realiza en “buen médico”; la bondad humana, por su parte, define la “bondad moral” del profesional y hace de él un “médico bueno”. Son dos factores imprescindibles, que se reclaman mutuamente: la falta de uno de ellos resulta incompatible con el ejercicio adecuado de la profesión.
En definitiva, sólo el médico bueno puede ser buen médico.

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Libro azul de la Causa Marítima de Bolivia

Autor: Varios
Fuente: Ministerio de Relaciones Exteriores de Bolivia – 2004 – 2005.

INTRODUCCIÓN

En 1825, la República de Bolivia nació a la vida independiente con un territorio que incluía 400 kilómetros de costa sobre el Océano Pacífico.
Cincuenta y cuatro años después, Chile invadió y arrebató por la fuerza el territorio que vinculaba a Bolivia con el mar Océano.
Estos son hechos incontrastables que la historia documenta y que son la base de nuestra demanda.
La Guerra del Pacífico (1879), además de la soberanía, privó al país de la cualidad marítima que permite la gravitación de una nación, de su sociedad y de su geografía en un determinado espacio, en este caso, el área del Pacífico sur y del Pacífico en su conjunto como un escenario fundamental.
Bolivia que en ningún caso había perdido históricamente su gravitación por conflagración de diversa naturaleza, en el Plata, en el Chaco o en el Amazonas, sí ha perdido esta cualidad con relación al espacio del mar.
La demanda marítima nos encuentra hoy en la misma situación, después de más de un siglo, y aún en un escenario mundial distinto, en que la integración, los mercados mundiales y la solución a conflictos centenarios como la propiedad soberana sobre el Canal de Panamá, o la solución al conflicto del Canal del Beagle, muestran a la comunidad internacional la capacidad de los pueblos y los hombres de buscar los caminos del diálogo y el entendimiento para enfrentar un futuro común.
Si bien el enclaustramiento impuesto a Bolivia es en esencia un asunto bilateral, no le compete exclusivamente a Chile y a Bolivia, sino al equilibrio y al proceso de integración de la región.
Hay una vocación histórica común entre el sur del Perú, el norte de Chile y el oeste de Bolivia cuya economía, lengua y cultura son comunes como es común el futuro a construir.
No vamos a tener un proceso de integración completo desde el Atlántico hasta el Pacífico, considerando a Brasil, Argentina, Paraguay y Perú, si Bolivia y Chile no resuelven definitivamente el tema de la soberanía, porque los corredores biocéanicos que pasan por nuestro territorio, que deben unir una punta y la otra de los dos océanos, lo harán de manera fluida, clara, útil y, sobre todo, positiva para la región cuando hayamos resuelto este problema que entorpecerá un proceso de integración históricamente ineluctable.

ANTECEDENTES HISTÓRICO-DIPLOMÁTICOS DE LA PÉRDIDA DEL LITORAL BOLIVIANO Y SUS CONSECUENCIAS PARA EL EMPOBRECIMIENTO DE BOLIVIA

TÍTULOS HISTÓRICOS DE BOLIVIA SOBRE EL LITORAL.
Bolivia tiene títulos históricos sobre el litoral Pacífico. Los derechos del país sobre territorios ubicados en las costas del Océano Pacífico se remontan a la época de la colonia española y su legitimidad está fuera de toda duda. Sin embargo, la insistencia de algunos historiadores chilenos en pretender demostrar lo contrario obliga a recordar algunos antecedentes histórico-diplomáticos.

EL VIRREINATO DEL PERÚ.
El Virreinato del Perú, entidad político-administrativa establecida por España en 1542, durante el periodo colonial incluyó los actuales territorios de Colombia, Ecuador, Bolivia y Perú, así como los de Chile y Argentina. Diversos estudios históricos testimonian que la Audiencia de Charcas, que fue la base administrativa sobre la cual se conformó posteriormente la República de Bolivia, limitaba con las costas del Pacífico. La Audiencia de Charcas abarcaba desde el río Loa en el norte (al norte de Tocopilla y al sur de Iquique, entonces territorio peruano) a los 21 grados sur y el río Salado en el sur (al sur de Taltal y al norte del valle de Copiapó) entre los grados 26 y 27.
Las leyes 9 y 12 de la Recopilación de Indias establecen claramente esa jurisdicción de lo que a partir de 1825 fue el Departamento boliviano de Potosí. El 18 de abril de 1548, el pacificador La Gasca, que definió los límites entre el Virreinato del Perú (Audiencia de Charcas en esa región) y la capitanía de Chile, estableció el paralelo 25 como la demarcación más al norte de Chile.
Este mismo criterio fue expresado por don Pedro de Valdivia, conquistador de Chile en su carta al emperador Carlos V de 15 de octubre de 1550, en la que menciona textualmente el paralelo 25 como el límite más al norte de su jurisdicción.
Queda claro que Chile nunca poseyó territorios más al norte del valle de Copiapó y que esa realidad fue sistemáticamente reconocida en todos los mapas que se publicaron en el mundo hasta 1880. Sobre esa base la soberanía boliviana era indiscutible cuando menos hasta el Paposo en el paralelo 25.

EL VIRREINATO DEL RÍO DE LA PLATA.
Desde 1776, la Audiencia de Charcas, que dependía del Virreinato del Perú, pasó a formar parte del Virreinato del Río de La Plata. Charcas se desprendió de su antigua jurisdicción y el nuevo Virreinato se creó con las gobernaciones de Paraguay y Tucumán, la Audiencia de Charcas y la Provincia de Cuyo, o sea, con lo que hoy son Bolivia, la Argentina, Paraguay, la Banda Oriental y el estado brasilero de Río Grande.
La Audiencia de Charcas constaba de cuatro Intendencias: la de La Paz, la de Santa Cruz, la de Potosí y la de Charcas.
A su vez, la Intendencia de Potosí estaba dividida en seis partidos: Porco, Chayanta, Atacama, Lípez, Chichas y Tarija.
Consecuentemente, el litoral sobre el Océano Pacífico o territorio de Atacama formaba parte de la Intendencia de Potosí.
Atacama tenía por límite contiguo a Chile el río Salado, junto al Paposo a los 25 grados 31 minutos y 36 segundos de latitud Sur.

CREACIÓN DE LA REPÚBLICA DE BOLIVIA (1825).
Bolivia se estableció como República independiente en 1825. Después de la Guerra de Independencia, al ser establecido el territorio de los nuevos Estados americanos sobre la base del principio “uti possidetis juris de 1810”, base del derecho territorial de las flamantes Repúblicas, la República de Bolivia comprendía la antigua jurisdicción de la Audiencia de Charcas.
En 1826, el Mariscal Antonio José de Sucre, por entonces Presidente de Bolivia, clarificó la división política del país. Las Intendencias fueron convertidas en Departamentos. Bolivia quedó dividida en cinco Departamentos: Chuquisaca, La Paz, Cochabamba, Santa Cruz y Potosí.
Los Departamentos fueron divididos en provincias y éstas en cantones. Atacama era una de las provincias dependientes de la prefectura de Potosí, su capital era San Pedro de Atacama. Era una región magra, un desierto sin agua, áspero y duro, que contenía ricos yacimientos de salitre, bórax y cobre.
Recién en 1837, se creó el Departamento del Litoral. Políticamente, el Litoral se dividía en dos provincias: La Mar cuya capital era Cobija y Atacama cuya capital era San Pedro de Atacama. La población del Litoral tenía al nacer la República alrededor de 3.700 habitantes. En 1885, 5.500 habitantes y en 1879 alrededor de 15.000 almas. La superficie del Departamento del Litoral era de aproximadamente 120.000 kilómetros cuadrados. Dos ríos marcaban sus límites, al norte el Loa (con el Perú) y al sur El Salado (con Chile).
En la costa boliviana estaban los puertos de Antofagasta, Cobija y Tocopilla, las bahías de Mejillones, Algodonales y Herradura y las caletas de Gatico, Guanillos, Michilla, Tames, Gualaguala, Cobre y Paquica. También se habían desarrollado poblados interiores como Calama y San Pedro de Atacama.

PRIMER TRATADO DE AMISTAD, COMERCIO Y NAVEGACIÓN SUSCRITO ENTRE BOLIVIA Y CHILE.
El estatus territorial de Bolivia nunca fue observado por la República de Chile, pues sus constituciones políticas de los años 1822, 1823 y 1833 reconocieron que el límite norte de Chile era el desierto de Atacama. Lo propio ocurrió en el primer instrumento bilateral suscrito entre ambas naciones: el Tratado de Amistad, Comercio y Navegación, aprobado por el Congreso chileno entre 1833 y 1834.

AVANCES CHILENOS SOBRE LAS COSTAS BOLIVIANAS.
La creciente importancia del salitre, unida al hecho de que Bolivia contaba con escasa población en la provincia de Atacama y muy reducidos medios para hacer valer su autoridad, llevó a numerosos aventureros chilenos a establecerse en aquel territorio desde 1840 y a explotarlo sin autorización boliviana. Bolivia quiso solucionar estas infracciones, con un espíritu amistoso hacia los emigrantes. Sin embargo, Chile rehusó tratar el asunto en tanto avanzaba sobre territorio boliviano.

PRIMER TRATADO DE LÍMITES SUSCRITO ENTRE BOLIVIA Y CHILE (1866).
El primer Tratado de Límites, suscrito entre las Repúblicas de Bolivia y Chile, fue el del 10 de Agosto de 1866, fijándose como límite el paralelo 24 de latitud sur. El mismo estipuló la mancomunidad de explotación del guano, los metales y minerales en el territorio comprendido entre los paralelos 23 y 25 de latitud meridional. De esta manera, Chile logró llegar hasta el grado 24 y fue facultado para trabajar y explotar las riquezas hasta el grado 23.

SEGUNDO TRATADO DE LÍMITES SUSCRITO ENTRE BOLIVIA Y CHILE (1874).
El 6 de agosto de 1874, se firmó el segundo Tratado de Límites entre Bolivia y Chile. En virtud del mismo, se mantuvo la línea divisoria en el grado 24 y los derechos de explotación chilena hasta el grado 23 subsistían. También se acordó que las industrias chilenas no serían gravadas con impuestos durante 25 años. Un año después, el 21 de Junio de 1875, fue firmado un Tratado Complementario al de 1874, que consignaba modificaciones de los Artículos 3º y 10º, e incorporaba una cláusula de arbitraje.

IMPUESTO DE LOS 10 CENTAVOS.
Poco tiempo después de ratificado el Tratado de 1874, una empresa británica pidió que se le aprobara una concesión para explotar salitre. El Congreso boliviano en 1878 impuso el pago de la suma ínfima de 10 centavos de boliviano por cada quintal de salitre exportado. El establecimiento de este impuesto suscitó una reclamación del Gobierno de Chile, que sostenía la violación del tratado antes mencionado, pese a que el mismo únicamente favorecía a empresas chilenas y no a las británicas. Por su parte, el Gobierno de Bolivia hizo saber que estaba llano a acogerse al recurso arbitral previsto en el Tratado Complementario.

DIPLOMACIA DURANTE LA GUERRA DEL PACÍFICO

OCUPACIÓN DE ANTOFAGASTA.
Como respuesta a la decisión boliviana, Chile optó por ocupar el puerto de Antofagasta el 14 de febrero de 1879, localidad en la que Bolivia no contaba con fuerzas militares. Después de tomar Antofagasta, Chile ocupó los puertos de Cobija, Mejillones y Gatico, las poblaciones de Calama y San Pedro de Atacama y los yacimientos mineros de Caracoles.

LA GUERRA DEL PACÍFICO.
En 1879, Bolivia fue arrastrada a una guerra que no buscó ni deseó. Tuvo que defender su soberanía y, en aplicación de un tratado defensivo suscrito con el Perú, intentó detener la invasión de su territorio. Chile declaró la guerra conjuntamente a Bolivia y Perú el 5 de abril de 1879. La contienda fue desigual, Chile se había armado anticipadamente a la medida de sus intenciones. Bolivia y Perú fueron sorprendidos casi desprovistos de medios bélicos y los resultados de la invasión y las ocupaciones, fueron la pérdida del litoral boliviano y la ocupación de Tarapacá, Tacna y Arica.
La Guerra del Pacífico de 1879 se inició con la invasión armada del litoral boliviano, donde cabe destacar la heroica defensa de Calama y el papel desempeñado por Eduardo Abaroa, el máximo héroe civil de Bolivia.
Como consecuencia de la guerra, el país perdió 120.000 Kilómetros cuadrados, 400 kilómetros de costa, varios puertos, bahías y caletas, así como su acceso soberano al océano Pacífico. En el territorio perdido por Bolivia fueron descubiertos los yacimientos cupríferos de Chuquicamata, que son los más importantes de Chile y uno de los más importantes del mundo. También se perdieron significativas reservas de guano y salitre que, durante décadas, contribuyeron al desarrollo chileno. Además, algunos de los principales depósitos de azufre de Chile se encontraron en la ex-provincia boliviana de Atacama. Como consecuencia de la pérdida de su litoral, Bolivia no pudo acceder a la riqueza hidrológica y a los recursos naturales de los fondos del mar. Además parte del progreso y la prosperidad del norte de Chile es atribuible al comercio con Bolivia.

PLANTEAMIENTOS DEL CANCILLER CHILENO DOMINGO SANTA MARIA.
De dos cartas escritas por el Ministro Domingo Santa María, que posteriormente se convertiría en Presidente de Chile, se pueden extractar algunos párrafos que revelan su lucidez como estadista. Una de esas comunicaciones es del 3 de diciembre de 1879 y la dirige a su amigo José Victorino Lastarria: “Dueños nosotros de todo el litoral boliviano y de todo el Departamento de Tarapacá, debemos dar un respiradero y una puerta de calle a Bolivia....”.
Posteriormente, en una carta a Rafael Sotomayor, Ministro de Guerra en campaña, repetiría las ideas un año después, en noviembre de 1880: “No olvidemos que no podemos ahogar a Bolivia. Privada de Antofagasta y de todo el litoral que antes poseía hasta el Loa, debemos proporcionarle por alguna parte un puerto suyo, una puerta de calle, que le permita entrar al interior sin zozobra, sin pedir venia...” Santa María no concebía que Bolivia se convierta en un país mediterráneo y se preguntaba si su país, sin consultar otro interés que el suyo, podía alterar el mapa americano.

TRATADO DE ANCÓN SUSCRITO ENTRE PERÚ Y CHILE (1883).
El Tratado de Ancón, suscrito el 20 de octubre de 1883, estableció la paz definitiva entre Perú y Chile. El Perú le cedió a Chile la provincia de Tarapacá y se convino la realización de un plebiscito para definir la suerte de las dos provincias que quedaban en manos de Chile: Tacna y Arica. El plebiscito nunca llegó a efectuarse por la oposición de Chile.
Con respecto a Bolivia, el gobierno chileno luego de suscribir el Tratado de Ancón comenzó a argumentar que no podía darle una salida al mar a Bolivia por su antiguo territorio porque, al anexarse la provincia peruana de Tarapacá, no podía dividir en dos la extensión territorial que había ocupado. Cualquier alternativa de solución debía plantearse al norte de Tarapacá y una vez definida la situación de Tacna y Arica.

EL PACTO DE TREGUA (1884).
Bolivia ante la amenaza de nuevas hostilidades con las tropas chilenas concentradas en Puno, Tacna, Mollendo y Calama, se vio obligada a firmar, en la ciudad de Valparaíso, un Pacto de Tregua, el 4 de abril de 1884. Los términos del mismo se mantuvieron en reserva hasta su aprobación por los parlamentos de ambos países.
Por el Pacto de Tregua, Chile justificó la ocupación de los territorios bolivianos conquistados durante la Guerra del Pacífico y asumió la administración de las aduanas que eran utilizadas por el Estado boliviano, apropiándose de sus recaudaciones como tributo de guerra. Junto con el Pacto de Tregua se firmó un protocolo complementario, el 30 de mayo de 1885. Ambos instrumentos eran totalmente favorables a Chile y fomentaron la expansión de productos chilenos en el mercado boliviano, con lo que el dominio de Chile fue total.

ANEXIÓN DE ANTOFAGASTA.
En enero de 1887, el Senado chileno discutió y aprobó un proyecto de ley que creaba la provincia chilena de Antofagasta, en el territorio correspondiente al Departamento del Litoral boliviano. El Gobierno del vecino país aprobó la acción de dicha legislatura el 12 de julio de 1888, declarando la anexión de todo el departamento del Litoral boliviano y creando la provincia chilena de Antofagasta sobre ese territorio. Las autoridades bolivianas protestaron, tanto por la discusión en el Senado chileno como por la creación de una provincia en base a territorios bolivianos que no habían sido cedidos por el Pacto de Tregua. Sin embargo, al final, Bolivia no pudo impedir la anexión de ese territorio. Antofagasta era una provincia rica en yacimientos de salitre y, hasta la I Guerra Mundial, la exportación de este producto, que se utilizaba para incrementar la productividad agrícola, se convertiría en una de las principales fuentes de ingresos para Chile.

TRATADO DE PAZ Y AMISTAD SUSCRITO ENTRE BOLIVIA Y CHILE (1895).
Bolivia y Chile estuvieron muy cerca de llegar a un acuerdo definitivo de paz en 1895, cuando ambos Gobiernos firmaron cinco convenios interrelacionados.
El primero se refería a la consolidación del dominio de Chile sobre los territorios bolivianos ocupados y referidos en el Pacto de Tregua de 1884 y las obligaciones financieras emergentes de la guerra y la ocupación chilena.
El segundo, se refería a la entrega de Arica a Bolivia, o en su caso, la Caleta Vítor, por parte de Chile, una vez solucionado el diferendo entre Chile y el Perú.
El tercer tratado era de Reglamentación Comercial.
Los otros dos convenios eran protocolos que reglamentaban los créditos y obligaciones económicas y la estipulación de que estos convenios constituían un "paquete integral" e indivisible entre sí.
Estos tratados no entraron en vigor debido a que el Congreso chileno no aprobó el quinto protocolo que se refería a la indivisibilidad de los dos protocolos referentes a la transferencia de territorios y el restablecimiento de la paz.

NOTA DE ABRAHAM KÖNING.
A comienzos del siglo XX, el Gobierno de Chile decidió enviar a La Paz como Ministro Plenipotenciario a Abraham Köning. El 13 de agosto de 1900, Abraham Köning envió una famosa nota-ultimátum al Gobierno de Bolivia, la misma que la historia recordará como uno de los documentos más brutales y cínicos de la todos los tiempos, porque trataba de consagrar impúdicamente el derecho de conquista. La nota textualmente decía:
"Terminada la guerra, la nación vencedora impone sus condiciones y exige el pago de los gastos ocasionados. Bolivia fue vencida, no tenía con qué pagar y entregó el Litoral. Esta entrega es indefinida, por tiempo indefinido; así lo dice el Pacto de Tregua: fue una entrega absoluta, incondicional, perpetua”...”En consecuencia, Chile no debe nada, no está obligado a nada, mucho menos a la cesión de una zona de terreno y de un puerto (a favor de Bolivia)." ..."Es un error muy esparcido y que se repite diariamente en la prensa y en la calle, el opinar que Bolivia tiene derecho de exigir un puerto en compensación de su Litoral. No hay tal cosa. Chile ha ocupado el Litoral y se ha apoderado de él con el mismo título que Alemania anexó al imperio la Alsacia y la Lorena, con el mismo título con que los Estados Unidos de la América del Norte han tomado a Puerto Rico. Nuestros derechos nacen de la victoria, la ley suprema de las naciones”...”Que el Litoral es rico y vale muchos millones, eso ya lo sabíamos. Lo guardamos porque vale: que si nada valiera, no habría interés en su conservación." La nota del Ministro Köning fue entregada como un ultimátum al Gobierno de Bolivia y, a la larga, estableció los términos del tratado de paz que suscribieron posteriormente ambos países.

TRATADO DE PAZ Y AMISTAD SUSCRITO ENTRE BOLIVIA Y CHILE (1904).
Bolivia con su litoral militarmente ocupado, sin puertos ni facilidades de tránsito, soportando la administración chilena de las aduanas bolivianas, se vio obligada a aceptar los términos de un tratado impuesto por Chile el 25 de diciembre de 1903. El mencionado tratado fue rubricado en Santiago por los Cancilleres Pinilla de Bolivia y Edwards de Chile y, en el mismo, se ratificaron los términos entregados por Köning en 1900. Posteriormente, el texto definitivo del Tratado de Paz y Amistad fue suscrito en Santiago, el 20 de octubre de 1904, en base al documento de 1903. A cambio de la cesión de su Litoral, Chile le concedió a Bolivia un régimen de libre tránsito, una indemnización de 300.000 libras esterlinas y un ferrocarril de Arica a La Paz, con el tramo chileno bajo la administración de su Gobierno. De esta manera, se consolidó la mediterraneidad boliviana.
Después de la suscripción del Tratado de 1904, los esfuerzos de Bolivia para lograr retornar al Océano Pacífico, han sido permanentes e indeclinables.

DIPLOMACIA POSTERIOR A 1904

MEMORÁNDUM DEL CANCILLER SÁNCHEZ BUSTAMANTE (22 DE FEBRERO DE 1910).
El 22 de abril de 1910, el Canciller boliviano Daniel Sánchez Bustamante, por órdenes del Presidente Eliodoro Villazón, dirigió una circular a los representantes del Perú y Chile, en la cual exponía las justas aspiraciones del país y explicaba el deseo boliviano de conseguir una salida por Tacna o Arica, ambos territorios a la sazón chilenos en virtud al Tratado de Ancón, aunque con posibilidades de ser devueltos al Perú.
Sánchez Bustamante decía: “Bolivia no puede vivir aislada del mar. Ahora y siempre, en la medida de sus fuerzas, hará cuanto le sea posible para llegar a poseer por lo menos un puerto cómodo sobre el Pacífico; y no podrá resignarse jamás a la inacción cada vez que se agite este asunto de Tacna y Arica que comprometen las bases mismas de su existencia”...Más adelante, en el memorándum se afirma: ”El gabinete de La Paz estaría dispuesto a proponer bases y compensaciones satisfactorias a los de Santiago y Lima, siempre que ellos quisieran abrir las gestiones del caso, y que contemplasen la actitud de Bolivia con justiciero espíritu”.
A pesar del tono, la reclamación boliviana no prosperó, en gran parte porque la situación definitiva de Tacna y Arica no estaba resuelta y, de hecho, permaneció así por casi veinte años más.

LA LIGA DE LAS NACIONES.
Después de la Primera Guerra Mundial (1914 – 1918), se abrió la posibilidad de discutir el Tratado de 1904. En la Conferencia de París de 1919 y en la Liga de las Naciones en 1920, la delegación boliviana planteó la revisión del Tratado de 1904, junto al Perú, que pidió la revisión del Tratado de 1883. No obstante, el Perú posteriormente retiró su pedido.
Por su parte, el Gobierno de Chile afirmó que la Liga de las Naciones no tenía competencia ni atribuciones para pronunciarse acerca de la modificación de instrumentos jurídicos internacionales. A pesar de ello, el delegado chileno Agustín Edwards ofreció, en forma solemne, ante la comunidad internacional, resolver el problema marítimo boliviano.

ACTA DE 10 DE ENERO DE 1920.
El diplomático Emilio Bello Codecido que, como Canciller de Chile había suscrito el Tratado de 1904, visitó La Paz en 1920 para suscribir un Acta con el Canciller Carlos Gutiérrez. Bello Codecido, dejando establecido que existía por parte del Gobierno de Chile, el mayor deseo de propiciar una política del más sincero y estrecho acercamiento con Bolivia; y de procurar un acuerdo que le permita satisfacer su aspiración de obtener una salida propia al Pacífico. Con el propósito de cimentar sobre sólidas bases la amistad futura de ambos países, Chile estaba dispuesto a procurar que Bolivia adquiera una salida al mar, cediéndole una parte importante de una zona al norte de Arica y de la línea dentro del ferrocarril que se hallaba en los territorios sometidos al veredicto del plebiscito, que debía realizarse de acuerdo con el texto del Tratado de Ancón.

PROPUESTA KELLOGG.
Posteriormente, el 30 de noviembre de 1927, el Gobierno de los Estados Unidos, por intermedio del Secretario de Estado Frank Kellogg, que mediaba en el diferendo peruano-chileno, después de considerar la injusta situación en que Bolivia había quedado al perder su soberanía marítima, envió un memorándum a los Gobiernos de Chile y Perú proponiendo: “ceder a la República de Bolivia a perpetuidad, todo derecho, título e intereses que ellas tengan en las provincias de Tacna y Arica”.
El Gobierno de Chile accedió a considerar, en principio, la propuesta de Kellogg, mientras que el Perú rechazó la cesión de los territorios de Tacna y Arica. La gestión de Kellogg estuvo muy cerca de lograr una solución definitiva a la cuestión de Tacna y Arica, y le permitió a Bolivia aproximarse a resolver su enclaustramiento.

TRATADO DE 1929 SUSCRITO ENTRE PERÚ Y CHILE.
En vista de que el plebiscito previsto en el Tratado de Ancón, suscrito entre Chile y Perú, no se había efectuado, los Estados Unidos promovieron una negociación entre ambos países. En virtud de la misma se acordó que Chile se quedaría con Arica y el Perú con Tacna. Bolivia se sintió afectada por este tratado porque en un protocolo complementario se estableció que los Gobiernos de Chile y Perú no podían, sin un consentimiento previo, ceder a una tercera potencia la totalidad o parte de los territorios motivo del acuerdo. La referencia a una tercera potencia era una clara alusión a Bolivia. A partir de ese momento, en opinión del ex Presidente boliviano Daniel Salamanca, Chile le puso el candado a la salida al mar de Bolivia y le entregó la llave al Perú.

NOTAS DE 1950.
En junio de 1950, el embajador boliviano en Chile, Alberto Ostria Gutiérrez, y el Ministro de Relaciones Exteriores de la República de Chile, Walker Larraín, intercambiaron importantes notas, en las que se propuso que sus Gobiernos ingresen formalmente en un proceso de negociación destinado a satisfacer la necesidad boliviana, a través de un corredor al norte de Arica. Dicha propuesta contó con la avenencia del entonces Presidente chileno Gabriel Gonzáles Videla. Su Gobierno expresó que estaba dispuesto a entrar formalmente en una negociación directa para dar solución a la salida libre y soberana de Bolivia, pero que, a cambio, solicitaba una compensación no territorial.
La fórmula conciliatoria para Chile contemplaba "ceder a Bolivia, al norte de Arica, una faja de terreno de un ancho de diez kilómetros, contigua a la frontera peruana y que correría del litoral hasta el límite, para que Bolivia se pudiera comunicar con el Océano Pacífico, a través de su propio territorio y pudiera construir su puerto. A cambio de ello, Chile requería aprovechar las aguas del Lago Titicaca para generar energía hidroeléctrica que pudiera ser utilizada en las provincias de Tarapacá y Antofagasta".

INTERVENCIÓN DEL PRESIDENTE HARRY TRUMAN.
Tras diversas iniciativas internacionales de la diplomacia boliviana, que permitieron actualizar el problema de la mediterraneidad, el Gobierno norteamericano presidido por el señor Harry Truman propuso que, a través de medios pacíficos y negociaciones directas, Chile y Bolivia entren a considerar formalmente la cuestión de la salida al mar. En una asamblea de la O.E.A., Truman dijo que “las aguas de las elevadas montañas andinas” entre Bolivia y Perú podían servir para “hacer un jardín en la costa de Sudamérica, en el occidente de Chile y Perú, dando en cambio a Bolivia un puerto en el Pacífico”. Estados Unidos estaba dispuesto a financiar el desarrollo de dicha región. Lamentablemente, las gestiones diplomáticas no prosperaron.

DESVÍO DE LAS AGUAS DE LAUCA (1962).
En el marco de una tensa y difícil relación bilateral, en abril de 1962, el Gobierno de Chile desvió, sin consentimiento de Bolivia, las aguas del Lauca, un río internacional de curso sucesivo. Ante este hecho, Bolivia acudió a la Organización de Estados Americanos (O.E.A.), la misma que careció de efectividad para resolver este problema. Como consecuencia del desvío de las aguas del río Lauca, se produjo la ruptura de relaciones diplomáticas entre ambos países.

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Historia de la Cultura Boliviana

Autor: José Fellman Velarde.

PRÓLOGO.
La tarea de escribir una obra de historia cultural requiere, previamente, la obligación de aclarar lo que se entiende por cultura. De otra manera, el campo de estudio que se abarca, resultaría opaco y discutible.
Definiciones de cultura hay muchas, pero todas ellas, de un modo u otro, pueden catalogarse en dos grandes grupos: las sociológicas y las históricas. Para el sociólogo, la cultura lo engloba todo o casi todo, es la suma de la actividad humana dentro de una sociedad dada. El historiador es menos ambicioso. Para él, la cultura "es el conjunto de las actividades espirituales -creativas diría yo- de un pueblo".
Como ésta, en esencia, es una obra de historia, se ha ceñido, naturalmente, al ámbito histórico.
Hecha la primera aclaración, resulta evidente la necesidad de una segunda. ¿Cuáles son las manifestaciones espirituales o creativas de un pueblo? En orden de importancia, primero el pensamiento, aquellas directrices que, tácita o explícitamente, informan la conducta de ese pueblo en cada uno de los momentos de su desenvolvimiento; además, la educación, el mecanismo gracias al cual nace el pensamiento, es inyectado en la corriente social y se convierte en causa histórica. Luego, las ciencias, el estudio de los hechos observables, desplegados en el amplio abanico que va desde las puras, especulativas, hasta sus aplicaciones. En tercer lugar, las letras, en todas sus formas, incluso aquellas, como el periodismo por ejemplo, nacidas de un propósito pasajero por último, las artes y el folklore.
Las manifestaciones espirituales o creativas de los pueblos son originadas por las condiciones ambientes, económicas, sociales y políticas que viven esos pueblos y, a su vez, influyen en esas condiciones dentro de una larga cadena cada uno de cuyos eslabones, a la postre, viene a resultar causa y efecto a la vez.
Un ejemplo, cualquier, sirve para ilustrar esa afirmación. La obra literaria de la generación, de los años treinta, caracterizada por una aspiración de cambio, vaga si se quiere, no podría explicarse sin tener en cuenta algunos hechos que le dieron vida: la crisis del llamado problema del indio, la maduración de la clase obrera, el predominio del pensamiento liberal, y sobre todo, la guerra del Chaco. Por otra parte, sin tener en cuenta el impacto resultante de esa obra, tampoco podría explicarse el cambio, cuando ocurrió años más tarde, o, por lo menos, no podría explicárselo integralmente.
La regla es igualmente válida para las manifestaciones espirituales o creativas individuales, ya que, después de todo, son parte del total. Incluso las manifestaciones estructuralmente tardías respecto a su época, las tentativas innovadoras o, en otro plano, lo que se ha dado e llamar "obras de arte por el arte mismo", no pueden explicarse sino respecto al eje de las condiciones históricas, como demostraciones, respectivamente, de que un nuevo orden establecido empieza a ser cuestionado o que, dentro del orden, hay segmentos sociales anímicamente despegados.
Por esa razón, en este trabajo, se ha encarado la historiación de la cultura boliviana sobre el gran telón de fondo de la historia boliviana entendida como un conjunto de hechos ambientales, económicos, sociales y políticos, a fin de posibilitar la comprensión de las manifestaciones espirituales o creativas de los bolivianos, sus orígenes, sus consecuencias, la influencia que tuvieron, y poderlas, en consecuencia, valorar debidamente.
El hacer historia de la cultura, como el hacer historia en general, importa emitir juicios de valor, lo que, casi siempre, resulta conflictivo, sobre todo para el autor.
No hay manera de evitar el problema. Se puede, sí, minimizarlo, reduciendo, en todo lo que es posible, el elemento subjetivo que entra, necesariamente, en toda apreciación. Para ese objeto, en el caso particular de esta obra, primero, he tenido en cuenta que Bolivia, país pobre, mediterráneo y de escasos habitantes, no ofrece las condiciones ideales para un desarrollo cultural vigoroso y sostenido, lo que hace tanto más dignos de estímulo a quienes producen sobreponiéndose a esos obstáculos y tanto más meritorios a quienes alcanzan una estatura internacional. Y, segundo, dentro de ese criterio, me he sujetado a los parámetros propios de toda crítica responsable: la influencia de la obra criticada, su originalidad tanto dentro de una escuela como en relación con su tiempo, el valor intrínseco de sus presupuestos y de sus proposiciones, la armonía entre el fondo y la forma, su fuerza, su equilibrio, su claridad.
Nótese el uso del vocablo "parámetros" y no el de "reglas". Las reglas son pasajeras. Evaluar una creación literaria de acuerdo a las reglas gramaticales en boca, por ejemplo, es imprudente, podría desanimar a un innovador. Los innovadores, precisamente, son los que rompen unas reglas para crear otras.
La aplicación estricta de ese doble criterio, me ha permitido, sin caer en la injusticia, historiar, como parte de la cultura boliviana lo que, como parte de la cultura boliviana lo que, como parte de una cultura nacida de mejores condiciones no tendría, tal vez, el mérito suficiente; limitar el juicio adverso, cuando se hace constructivamente necesario, para los personajes o las obras inflados más allá de sus verdaderas proporciones, y orillar la tentación de hacer un catálogo de lo que es sólo una historia.
Una advertencia. Esta "Historia de la Cultura Boliviana" no llega más que hasta el año 1956. El resto es demasiado reciente para aventurar un estudio o una valoración con pretensiones definitorias. Pero le he añadido unas "Notas" adicionales, puramente tentativas, que llegan al año 1971. Repito que son puramente tentativas. La historia actual, sus condiciones, no ha cuajado aún lo suficiente como para registrarla sin temor a equivocarse, y la cultura que le corresponde, por lo tanto, se halla todavía en ebullición.
Y una explicación final. Se ha acompañado esta obra con una bibliografía básica, que puede ser útil para el que quiera profundizar en el tema, total o parcialmente. Las obras comentadas en el texto, como es natural, no figuran en esa bibliografía.

PARTE 1 - LOS FACTORES FORMATIVOS.
LA RAÍZ NATIVA.
El altiplano es una enorme y árida meseta que se extiende entre las Cordilleras Real y Occidental, dos brazos que el gran macizo andino abre en el nudo de Vilcanota y cierra e la quebrada de Humahuaca.
Cuenta con pocos y delgados cursos de agua, y su altura media oscila alrededor de los 3.600 metros sobre el nivel del mar. La agricultura, por eso, se halla restringida a unos escasos rubros y depende del régimen de lluvias. La vida humana, consiguientemente, resulta sacrificada e insegura.
Se halla, al norte, aliviada por la hoya del lago Titicaca. En los alrededores de esa hoya, gracias a la acción fecundadora de las aguas, la producción de alimentos es mayor y puede sustentar una población más numerosa.
Allí nació la célula madre de la bolivianidad.
No se sabe, a ciencia cierta, cuando lo hizo. Los restos humanos más antiguos que se ha encontrado hasta ahora, tienen unos 11.000 años. Se trata de unas pinturas de tipo arruínense existente todavía cerca de Mojo-Coya, en la provincia Zudáñez, y de algún material lítico hallado en Viscachani y en el cerro Relaves de San Vicente de Lípez. Fueron hechos por tribus de cazadores primitivos de paso a otras tierras más abundantes de animales.
Los primeros asentamientos tienen, poco más o menos, 4.300 años. Fueron descubiertos en Chiripa y Sora-Sora. Sus actores se hallaban, recolectando sus alimentos, cazando ocasionalmente y empezando a cultivar la papa.
Una vez que hubieron dominado el cultivo de la papa, esos recolectores devinieron agricultores y empezaron a evolucionar con rapidez. Su evolución avanza, históricamente en tres grandes épocas. La primera puede denominarse Época de los Grandes Cultivos. Empezó hace 2.800 años, cien más de cien menos, y se distingue por varias características peculiares: el aumento de la población determinado por la mayor productividad del cultivo estable; la definición de la propiedad de la tierra y que concluye en el ayllu, un grupo humano unido por vínculos de sangre, asentado en la tierra, que la posee colectivamente, la trabaja en común y cuyos miembros se dividen, por igual, el fruto de su esfuerzo; una primera definición social que relieva a los sacerdotes como administradores y a los artesanos, dedicados a producir para el culto; la modificación de ese culto, o sea, las súper imposición de una diosa de la fertilidad: la Pachamama, sobre las creencias animistas y totemistas propias de los cazadores y recolectores; la aparición de la marka, una federación de ayllus, debido a la creciente importancia del culto, y el establecimiento del ocio creativo.
La papa posee un alto rendimiento. Una familia, con el trabajo de tres meses, puede vivir todo un año. Su cultivo da, pues, tiempo para pensar; es decir, para dedicarse a ese ocio creativo. Con ello nace la cultura.
Durante la Época de los Grandes Cultivos hubo, en el altiplano, varios centros urbanos de importancia: Pucara y Chañapata entre otros, amén de Chiripa; pero Tiwanacu, que perduró a lo largo de dos milenios, fue, sin duda, lema importante. Era el corazón del aymarismo, la sede de un culto generalizado, lo más grande y lo más bello.
Tiwanacu se halla a 60 kilómetros de La Paz en dirección al lago Titicaca y se llamaba, probablemente, Taipicala que significa "piedra de en medio"; Chuquihuara que quiere decir "campamento de oro" o Wiñaimarca, traducible como "ciudad eterna".Durante la Época de los Grandes Cultivos evolucionó, desde el punto de vista cultural, en tres fases.
Durante la primera, las construcciones se hicieron de piedras bastas unidas con barro, como el pequeño templete semisubterráneo que tiene, en cuanto adorno principal, el raro motivo de las cabezas clavas. Los edificios, al menos los principales, estaban comunicados por estrechos caminos empedrados. La cerámica es peculiar por el pulido vertical con espátula, su engobe amarillo y su pintado rojo. Se producían, también, objetos de oro, plata y cobre.
En la segunda fase empezó a trabajarse la piedra principalmente arenisca roja debido a su mayor maleabilidad. Las piedras eran, aún, unidas con barro y devastadas sólo en caras visibles. Para dar solidez a las paredes se usaban grandes bloques colocados verticalmente a intervalos regulares. El Kalasasaya empezó a construirse entonces. Lo tipifican los grandes bloques verticales que sirven de sostén a sus paredes y está a la vista que fue concluido más tarde y refaccionado varias veces. La cerámica era puramente utilitaria, lisa y de un material con un alto contenido micáceo. Aparecieron las primeras aleaciones: cobre con oro o plata por lo general.
En la tercera fase, las energías del aymara tomaron vuelo y procuraron grandes empresas para emplearse. Fue completado el Kalasasaya, se construyó el Aka Pana y empezó el Puma-Punku. El Aka-Pana fue concebido de acuerdo a una idea general y distinta de la que inspiró el Kalasasaya y realizado con una técnica diferente de construcción. El material es el mismo, la arenisca roja, pero se ha aprendido a trabajarlo con mayor precisión, en masas rectangulares perfectamente cortadas y pulidas, de modo que los altos bloques verticales subsisten, únicamente, como motivos de adorno. El uso del barro se hizo innecesario, ya que las piedras se ajustan a tal punto que es imposible meter una hoja de cuchillo entre sus junturas. El bajorrelieve pasó a formar parte inseparable de la arquitectura.
Empezó a tenderse una red de alcantarillado, hecha de piedra, asombrosa como obra de ingeniería y que comprende cuatro niveles de "cañerías" de distinta dimensión, con sus correspondientes bocas de tormenta.
La cerámica se producía en dos tipos. Uno, sin pintura, adornado con incisiones y realizado en cuatro formas principales: un vaso de borde ondulado, otro de borde recto, un cazo con asas horizontales y un incensario, semejante al vaso, pero del que se desprendió un cabeza totémica en bulto; el otro, pintado, que añadió a las cuatro formas de la cerámica incisa, una ampolla globular de cuello alto y delgado. Empezó a precisarse, en el diseño, el severo y peculiar estilo tiwanacota, con dibujos muchas veces antropomorfos, geométricamente estilizados, en rojo, anaranjado y marrón.
Es posible, por analogía con las técnicas y el material empleado en la construcción, clasificar la estatuaria. De acuerdo con ese criterio, corresponderían, a la primera fase, los antropolitos bastos y cuyos adornos no corresponden a una sola unidad de concepción como el llamado Kon-Tiki; a la segunda, los monolitos de tendencia naturalista, cuyos mejores ejemplos son los "dioses acuclillados" que se hallan, actualmente, a las puertas de la iglesia del pueblo; a la tercera fase, los monolitos estilizados, ricos en adornos, representados, idealmente, por el que, en nuestros días, señorean la plaza de stadium en La Paz.
El inventario cultural, al finalizar la Época, se enriqueció enormemente. El tipo de papa original fue desdoblado en más de trescientas variedades, amén de la oca y la quinua. Se usó el algodón junto a las lanas de llama, alpaca y vicuña. Las aleaciones fueron refinadas para adecuar los porcentajes al uso del objeto. Se empleó el hueso en la fabricación de agujas y la madera en la de varios instrumentos musicales. Se usaban adornos de piedras semipreciosas, topos de metales raros, anillos y botones de arcilla....Un alto porcentaje de enterramientos revela cráneos artificialmente deformados. Las armas, de varios tipos, empezaron a hacerse comunes, lo que indica una situación generalizada en conflicto.
Alrededor del primer siglo de nuestra Era, la Época de los Grandes Cultivos dio paso a otra que se caracteriza, principalmente, por la domesticación de todas las plantas comestibles que se conocieron hasta la Conquista, la introducción de sistemas generales de riego, el uso de los abonos y, lo que es igualmente importante, el descubrimiento del bronce, que le da su nombre.
El bronce es un arma. Gracias a ella, se subrayó la importancia social de los guerreros, que acabaron por convertirse en estamento aparte junto a los sacerdotes, y canalizaron la creciente necesidad de espacio vital creada por el aumento de la población, expandiendo el ámbito cultural tiwanacota hasta Cochabamba por el sur y Pachacámac por el norte.
El bronce es también una herramienta. Con ella, el hombre altiplánico se hizo capaz de abandonar la andesita roja y enfrentarse al trabajo de otras piedras más duras y perdurables como la andesita gris. Fuera de la "pared balconera" del Kalasasaya, del templete superior del Aka-Pana y de algunos remanentes sueltos del Puma-Punku, no quedan vestigios de ninguna edificación que pueda adscribirse, sin duda, a la Época del Bronce. El aymara, en su transcurso, conservó el espíritu de empresa que había demostrado ya, pero confinado al embellecimiento de los edificios existentes. El cortado, el pulido y a unión de las piedras, se mantuvieron en un nivel de rara perfección y continuó la práctica llevada a su apogeo, de adornar las paredes con bajorrelieves y frisos en su cara exterior y con nichos cruciformes y escaleriformes en su cara interior. El hallazgo de pequeños capiteles y piedras de dintel, acredita la existencia de puertas y ventanas rectangulares. Los primeros trabajos hechos con taladro, son contemporáneos de ese tipo de construcciones.
La estatuaria de andesita gris sigue el patrón perfeccionado en la última fase de la Época de los Grandes Cultivos, mejorando el detalle y elevando la idealización en Época del Bronce, no es, sin embargo un monolito, sino la "Puerta del Sol". Si bien los aymaras señoreaban ya sólidos conocimientos astronómicos. El motivo que adorna esa "puerta" no parece ser un calendario; más bien, la representación de la organización social tiwanacota de ese entonces.
Los conocimientos calendáricos de los tiwanacotas de la Época del Bronce están eternizados en la llamada "placa de Echenique". Su porción central representa el rostro de Viracocha, la divinidad suprema de la metrópoli aymara desde la tercera fase de la Época de los Grandes Cultivos, y el círculo que la rodea se halla dividido en tantos cuarteles como meses tiene el año lunar.
La cerámica ceremonial tiwanacota de la Época del Bronce, es de varia y exquisita belleza y colorido, y su calidad resulta superior a cualquiera otra en el continente. El artífice tiwanacota, heredero de una larga tradición, inspirado, domina su material, es un maestro de la arcilla y de los colores. Produce diversos modelos, entre los que sobresale el kero y se cuentan los incensarios de bordes ondulados o lisos que concluyen en cabezas de pumas o de cóndores, el huaco-retrato, el cántaro y las vasijas de bordes abiertos. El diseño suma las principales figuras de la estatuaria, idealizaciones del ser humano y de los animales totémicos de los distintos ayllus federados, sin ningún esfuerzo aparente, para formar otros nuevos, sugestivos y simbólicos. Los adornos subsidiarios son geométricos y en ellos se repite el signo escalonado.
El trabajo de los metales y del hueso es exquisito. Collares, máscaras y armas, muestran el genio de la raza en su máxima expresión original.
El inventario bélico, amén del hacha y de la maza, comprende la flecha y el peto. El espíritu religioso y guerrero del tiwanacota ha dejado, en las realizaciones del artista, muestras útiles para adelantar un estudio de costumbres. Los jefes, a juzgar por lo que es ve en los huaco-retratos, se pintaban el rostro con dos surcos, desde la frente hasta las mejillas y usaban máscaras como los sacerdotes. Se conservan keros e los que se ven bailarines enmascarados de cuyas manos cuelga la cabeza de sus enemigos, cráneos-trofeos y calotas craneanas que servían como vasos sagrados, acaso para beber chicha.
El arte tiwanacota de la Época del Bronce, evidencia un alto grado de refinamiento. Las formas originales del modelo se desdibujan en el vuelo de la fantasía y, al adquirir acento propio y diferente, contribuyen a precisar, en el proceso, el carácter del artista que las creó y el de la sociedad que creó al artista. La imaginación que se solaza idealizando y combinando está, sin embargo, sujeta a la severidad del estilo predominante. El refinamiento, por eso, no cae en el preciosismo, la línea conserva su trazo seguro y angular, y la armonía se mantiene por la distribución uniforme, casi matemática, de los elementos.
Para completar la pintura de la sociedad tiwanacota debe alinearse, junto a sus realizaciones materiales, alguna noción sobre el cuerpo de ideas que constituía su vida intelectual.
Cuando los Incas, que podían haber recogido sus tradiciones, conquistaron el altiplano, Tiwanaku era una ciudad en ruinas y los habitantes no conservaban más que un manojo incoherente de mitos y leyendas. Esos mitos y leyendas, si pudieran fecharse, constituirían los restos arqueológicos conservados hasta la actualidad. Por eso, el material más importante que e tiene a mano para profundizar en ese terreno es el idioma.
El idioma es una cosa viva, plástica y al mismo tiempo, un instrumento. Crece enriqueciéndose, a medida que aumenta el horizonte intelectual de quienes lo utilizan y, consiguientemente, refleja, muy ajustadamente, su grado de cultura. ES lógico, por eso, pensar que un idioma alcanza su plenitud con la plenitud de la sociedad a la que sirve.
La evolución del aymara, idioma de los tiwanacotas, si podía aún evolucionar, quedó detenido por la conquista española. El habitante aymara, desde entonces, recurre al castellano para expresar cualquier concepto que le es desconocido. Ese hecho notorio permite deducir que un fenómeno semejante se produjo, hace cinco siglos, con la conquista incásica, más aún si se sabe que los Incas, entre sus medios de dominio, imponían el aprendizaje del quechua.
El idioma aymara, pues, alcanzó su plenitud antes del Incario y precisamente, durante la Época del Bronce, ya que nunca, como entonces, los aymaras requirieron de términos que significaran el vuelo de sus ideas y la amplitud de sus conocimientos.
La ciencia astronómica de los tiwanacotas ha dejado su huella en la riqueza de vocablos creados para darle precisión. El siglo: vinaya, las estaciones, los meses y los días, tienen sus nombres respectivos. Se distinguían los planetas. Venus era nantaio, Marte era sartirninasannha y Júpiter pakheri. Los cometas llamaban encalla, la Vía Láctea alaj takhi y el plenilunio paysurutti.
Los aymaras poseían un sistema decimal de numerar: hakhuta sin haber llegado como los mayas, a la abstracción del cero. Comprendían las nociones del círculo, cuadrado, recto y curvo.
Sus medidas menores eran el palmo: tajlli y la cuarta, chia. Es de suponer, por la exactitud de sus construcciones, que esas medidas habían sido estandarizadas.
Sus actividades agrícolas e, incluso, las técnicas apropiadas como riego, canalización, terradío y abono, dieron al aymara un elevado porcentaje de acepciones. Los oficios o cama: carpintero, metalurgista, cacharreo, poseen sus denominaciones especiales.
Cuando los españoles impusieron sus diferencias sociales en la región, el aymara, para denominarlas, no tuvo necesidad de recurrir al castellano. Contaba con sus correspondencias para esclavo: supari, para siervo: yana o jaque, para noble: Iñaco. También ciertos conceptos teogónicos; eterno era sayma y creador hapallatha o pachajachachi.
Pero donde se evidencia con mayor claridad la hondura del pensamiento aymara es en las abstracciones como acción: huraña, entendimiento: chumaniña costumbre: sara, paz: utaña, tristeza: llaqui, razón: aro, imaginación: amajasicha y condición natural: chima, lo que requiere un considerable desenvolvimiento de la facultad de generalizar.
Es digno de hacer notar que también poseían nociones como letra, escrito y escribiente.
La Época del Bronce duró unos ocho siglos. Al cabo, el impulso expansionista de los aymaras desde Tiwanacu, logró la primera unificación política y cultural de los Andes Centrales, todo lo que es ahora Bolivia y el Perú, más una parte de Chile y la Argentina y otra del Ecuador.
Esa unificación caracteriza una nueva Época que no puede tener otro nombre que Imperial. Aparecieron poblados ya no organizados solamente, sino planificados; se regularizó el intercambio; los conocimientos metropolitanos fueron generalizados y mejoró la navegación gracias al uso de la totora.
El esfuerzo imperial recanalizó las energías del aymara del arte a la conquista. El uso de la piedra en las construcciones se redujo a los cimientos, reutilizándose, a veces, material antiguo y reemplazando el bajorrelieve por la pintura mural. La estatuaria fue rebajada parte del planteo arquitectural, enanizando los modelos en función de ornamentos. En la cerámica surgieron formas derivadas, de menor gracia y proporción que las originales, algunas puramente ornamentales y la mayoría hechas en molde. Los diseños clásicos resultaron mutilados y perdieron su sentido convirtiéndose en un puro adornado, ejecutado sin atención y pintado en negro sobre café y anaranjado.
Como todos los pueblos que alcanzan la etapa imperial, Tiwanacu se hizo vulnerable. No se sabe bien qué precipitó su derrumbe, probablemente una sequía prolongada. Lo cierto es que se derrumbó con rapidez. Su inmenso territorio resultó parcelado como un rompecabezas que ha perdido su cohesión y, en el altiplano, los aymaras se dividieron en busca de un nuevo equilibrio.
Pero la metrópoli misma no se recuperó jamás.

PARTE I - LOS FACTORES FORMATIVOS.
EL INJERTO FORÁNEO.
I.
Los primeros años del Coloniaje se desenvolvieron bajo el signo de las luchas entre los propios conquistadores. Coludieron, primero, almagristas y pizarristas; luego, los "encomenderos" y la Corona. Todo lo cual, naturalmente, retrasó la iniciación más o menos metódica del proceso colonizador.
La manzana de la discordia entre Pizarro y Almagro fue la posesión del Cuzco, que no había sido cabalmente definida en las concesiones de tierras efectuadas por la Corona dentro de las "Capitulaciones". Almagro fue derrotado en Las Salinas, juzgado y muerto. Sus seguidores despojados, se vengaron, algunos años más tarde, asesinando a Pizarro en Lima. Como resultado, Gonzalo Pizarro, hermano de Francisco quedó dueño y señor de todo el antiguo Imperio Incaico.
Las confrontaciones entre los "encomenderos" y la Corona tuvieron causas más profundas. La Corona, como institución permanente, estaba obligada, primero, a defender la única verdadera riqueza local: el indio, de la codicia de los "encomenderos" que, deseosos de hacer fortuna con rapidez, la agotaban impiadosamente, y, segundo para los fines de esa defensa, a imponer su autoridad absoluta en el Perú.
Ese doble objetivo se concretó, el año 1542, con las Ordenanzas de Barcelona. Fue reafirmada la revertibilidad de las "encomiendas"; la prestación del trabajo campesino resultó substituida por el tributo y se trasladó, al dominio americano, toda la jerarquía institucional española empezando por los Virreinatos y las Audiencias.
Los "encomenderos", en defensa de sus privilegios, se alzaron bajo las banderas de Gonzalo Pizarro. Este, como Almagro, resultó, al cabo, derrotado en Sacsahuamán, juzgado y ejecutado, gracias a la astucia de un clérigo: Pedro de la Gasca. Las Ordenanzas de Barcelona fueron puestas en vigor, excepción hecha de los acápites referentes a la substitución del trabajo obligatorio por el tributo.
Mientras los "encomenderos" y la Corona disputaban el destino del continente, fue descubierto el cerro de Potosí, un milagro de riqueza tan enorme que, por si solo, había de determinar la forma del Coloniaje y su curso, en todo el Alto Perú, por cerca de tres siglos.
La Gasca, para conmemorar su victoria, ordenó la fundación de La Paz. Estaba destinada a servir de pascana en el largo camino de la plata entre Lima y Potosí; pero cobró importancia independiente como nudo del camino del oro hacia Tipuani, y del camino de la coca yungueña, cuya demanda se había multiplicado a causa de la mita.
II.
La incorporación del antiguo feudo de los Pizarro al dominio absoluto de la Corona mediante las Ordenanzas de Barcelona, inició, recién, el proceso de colonización en el Alto Perú.
Ese proceso, que dura hasta a Independencia, se desenvolvió en varios períodos acusadamente singularizados. El primero va, poco más o menos, desde la derrota de los "encomenderos" hasta el segundo decenio del siglo XVII, cuando la minería potosina entra en su época de mayor auge, y puede calificarse como el período de caracterización del orden colonial.
En él, lo que le da su denominativo, el orden colonial, primero, es definido en un ámbito político concreto; segundo, ese ámbito político resulta organizado práctica y legalmente; tercero, empieza a poblarse en sus puntos de mayor importancia a los fines colonizadores, y, cuarto, adquiere la fisonomía social que había de serle propia durante toda su existencia.
La definición del orden colonial altoperuano se produjo con la creación de la Audiencia de Charcas el año 1559. Su núcleo básico era el altiplano, al que, con generosa imprecisión, se le añadieron enormes extensiones por los cuatro costados. La Audiencia de Charcas, legalmente al menos, dependía del Virreinato de Lima; de hecho, a causa de la distancia, funcionaba como un ente autónomo.
La organización más o menos sistemática del orden colonial, fue, en gran medida, obra de virrey Francisco de Toledo que gobernó el Perú entre 1559 y 1581, y lo fue, sobre todo, por la dictación de las "Ordenanzas", el primer intento hecho para adaptar la legislación española a las condiciones peculiares de la colonia.
El poblamiento de los puntos de mayor importancia del ámbito colonial altoperuano, hasta entonces reducido a su corazón altiplánico, se realizó mediante las fundaciones. Fueron motivadas por el descubrimiento de nuevas minas; el empeño de los aventureros en la búsqueda de "El Dorado", el reino fabuloso de la riqueza y de la felicidad; la creciente demanda de alimentos determinada por la rápida expansión potosina y la necesidad de defender el territorio audiencial de las incursiones de las salvajes tribus orientales, chiriguanas sobre todo.
Así, en 1538 y 1606, nacieron Chuquisaca, Santa Cruz, Cochabamba, Tarija, Trinidad y Oruro principalmente.
Entre los caminos surgidos para vincular fundaciones con su núcleo central, figura, en primer término, el de la coca, que unía Potosí con La Paz por un arco tendido a través del valle de Cochabamba, y, en segundo término, el que iba de Tarija a Cotagaita, ramal desprendido del gran camino de la plata.
La diversidad de las causas que motivaron las fundaciones, produjo un conjunto desordenado y desigual. Las gentes y el progreso con ellas, resultaron concentradas en los centros mineros, Potosí sobre todo, lo que disminuyó el impulso de otros poblados, excepto La Paz y Cochabamba, y sumió a las fundaciones tropicales en un largo sopor vegetativo.
La modalidad española, europea en verdad, de usar los poblados como centros de poder: guarniciones, mercados y sedes administrativas, determinó, sobre todo en la Audiencia de Charcas, una división profunda, económica, política y cultural, entre la urbe y el campo. La ciudad y la campiña empezaron a ser dos países diferentes. Su incomunicación había de tener largas y hondas consecuencias en el desarrollo de la sociedad altoperuano primero y boliviana más tarde.
El orden colonial adquirió su fisonomía social peculiar en los hechos, pero son las "Leyes de Indias" las que lo configuran con mayor precisión.
Las "Leyes de Indias" constan de nueve libros. Tienden esencialmente, a organizar el drenaje de la riqueza colonial en beneficio de la Corona y estatuir el aparato político y administrativo necesario para operar ese drenaje. Sus diversas disposiciones rigidifican el monopolio comercial de la Corona tendente a dictar los precios de los productos que las colonias debían consumir y de las materias primas que esas colonias producían; rearreglar el sistema de concesiones de tierras, lo que, mediante el mecanismo de las "composiciones" iba a terminar en la aparición del latifundio de tipo feudal; aclaran el sistema impositivo y el régimen de los "estancos", dos medios adicionales al monopolio para drenar la riqueza colonial; reafirman las prerrogativas financieras de la Iglesia, beneficiada con los "diezmos" y las "primicias" e imponen en las colonias un aparato burocrático de doble curso, similar al que operaba en la metrópoli. Uno, originado en el Rey, que puede denominarse como la burocracia peninsular y otro nacido de la ciudadanía, la burocracia local.

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