viernes, 20 de julio de 2012

Odas – Horacio

 
Breve semblanza de la obra y autor exponente indiscutible de la literatura romana antigua cuyas Odas son una verdadera joya de dimensiones universales y modelo de genialidad creativa.

Quinto Horacio Flacco, nació en el año 75 A.C.; junto a Virgilio, se considera el más importante de los poetas latinos. Hijo de liberto, Horacio recibió una educación excelente y fue amigo de algunos de los personajes más importantes de su época: Bruto, Virgilio y, especialmente, Mecenas, quien lo protegió y lo presentó a Augusto, gracias a cuyo aprecio pudo llegar a la ansiada “aurea mediocritas”. Esta dorada mediocridad invocada por Horacio en su poesía, corresponde al sentido común, la lucidez en el entusiasmo y la mesura en la emoción de que hizo gala su lírica. Por la demostración de estas dotes, él representa más cabalmente que Virgilio la figura del poeta nacional, ya que ejemplificó en sus creaciones el ideal romano de inteligencia y moderación. En toda su obra, que incluye cuatro libros de odas, dos de sátiras y dos de epístolas, se manifiesta una perfecta fusión de la cultura romana con la griega que constituyó el distintivo central de su arte incomparable.
Cuando Horacio publica sus Odas (o Carmina, en latín) a los cuarenta y dos años, ya habla abandonado la intención juvenil de escribir en metros yámbicos (el yambo era un tipo de verso formado por dos sílabas, una larga y otra breve); en plena madurez de su talento decide utilizar brillantemente las más diversas formas líricas. Sus ciento tres odas están compuestas en estrofas sáficas, alcaicas y en otras combinaciones métricas. Aunque la mayoría de estas odas corresponden a la época imperial, muchos de los motivos ocasionales de su inspiración derivan de la juventud del poeta, es decir, de fines de la República.
El primero de los libros de odas incluye treinta y ocho composiciones diferentes en inspiración y sentimiento; el segundo comprende veinte odas dedicadas a los amigos y de tono gnómico, sentencioso; el tercero, treinta, entre las que se cuentan seis odas romanas y varias composiciones de tema cotidiano; el cuarto libro, aparecido siete años después que los restantes, incluye poemas políticos compuestos a solicitud de Augusto.
Estas Odas, que señalan el punto culminante de la producción lírica de Horacio, escritas en la época en que el autor disfrutaba del más apacible bienestar, tienen el valor de haber convertido en tema lírico cualquier materia que entrara en el campo visual del poeta, quien logra transfigurar en arte los detalles más humildes de la existencia cotidiana:

“Este lugar defiende
mis cabras siempre del fogoso estío:
seguramente pacen,
buscando aquí y allá las tiernas gramas...”

Tanto la vida privada como la pública ofrecen a Horacio materia de canto para sus odas, los amores, los convites, el campo, la ciudad. Pero en estas composiciones siempre prevalece la nota personal y, en ocasiones, autobiográfica del autor, la que se manifiesta lo mismo en los motivos artísticos y moralistas que en los patrióticos y políticos.
En el conjunto de las odas, cuya riqueza vital y anecdótica se expresa a través de una forma perfecta, hay poesías de menos lirismo, pero de un estilo quizás más acabado, que gustan más que las más emotivas debido al tono de erudición, refinamiento, sensatez y mundanidad que poseen.
El juego de la poética horaciana reside en obtener de la prosa de la vida los elementos más salientes y espiritualizados por la fantasía, transformarlos en sueños, y a estos sueños dotarlos de plasticidad y formas que acusen la ilusión poética de una auténtica realidad. Por esta razón, la mitología y la retórica no son más que elementos accesorios y sugerentes para su fantasía, la cual, aunque intensa y variada, nunca se desliga de esta tierra.

“...y cuando mueras,
y el árbitro infernal, Minos,
pronuncie sobre ti, solemne fallo,
no te dará la vida
tu elocuencia, ni tu piedad o estirpe”.

Las Odas de Horacio agradan especialmente por la experiencia humana que en ellas se manifiesta de diversas formas. Casi toda su lírica y, sobre todo, esta obra, está ligada al nombre de una persona; ya sean amigos humildes o poderosos (Augusto). Políticos o literatos (Virgilio), nobles de alta alcurnia (Mecenas), esclavos o libertos, lodos tuvieron su parte en el corazón y en la poesía de Horacio. También su carácter observador, irónico, filosófico e idílico, recoge las escenas que le rodean o imagina y las transforma de acuerdo a su sensibilidad.
Una nota curiosa sobre la ordenación de estos poemas en los cuatro libros, es la forma en que Horacio los dispone en su primera publicación. El autor no toma en cuenta el orden cronológico en el que fueron creadas, ya que la evolución y la extinción de ciertos sentimientos les quitaba su antiguo sentido. Además, como artesano esmerado, no quiso que se advirtiera la gradual maduración de su estilo. Siguiendo éste criterio la armonía exterior de la obra en su conjunto se manifiesta en la secuencia de las correspondencias de metros que se repiten cada nueve odas.
Resulta notorio que en la despedida final de los últimos poemas, que se cierra con un himno a Melpómene, musa de la poesía, Horacio, haciendo gala de una olímpica falta de modestia, alaba sus propios méritos líricos e identifica la inmortalidad de su obra con la del Imperio Romano. Sin embargo, esta apreciación no resulta exagerada, pues por la gran cultura que demuestran, por su personal filosofía, por el vuelo fantástico de sus versos, por su elevado lirismo, por la perfección de su forma y su elegancia ilimitadas, las Odas de Horacio han ejercido una influencia considerable en todo el arte poético posterior. Objeto de numerosas traducciones e imitaciones, su huella se advierte especialmente en la mejor lírica renacentista. Gracias a su inimitable frescura, su calor humano y su perfección técnica, las Odas han llegado hasta nosotros conservando la misma belleza y a misma fuerza poética que ostentaban cuando fueron creadas.
OA

Fuente: Icarito. Editorial Andina. Santiago. 1987.

Otros artículos.






(Si este artículo te parece interesante, compártelo con tus amistades haciendo clic en los botones de redes sociales que hay debajo de estas líneas. Gracias)

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Se agradece cualquier comentario sobre este artículo o el blog en general, siempre que no contenga términos inapropiados, en cuyo caso, será eliminado...